Lee Abbott (John Krasinski), su esposa Evelyn (Emily Blunt), atravesando un muy avanzado embarazo, y sus hijos Regan (Millicent Simmons), sorda de nacimiento, y Marcus (Noah Jupe), son una familia de sobrevivientes.
Aislados a una granja, escondidos en el interior de un espeso bosque, lugar en el que se protegen de una extraña raza de criaturas gigantescas y destructivas, que han arrasado con gran parte de la humanidad, y que reaccionan violentamente al menor sonido que éstas perciban, como ya han tenido ocasión de comprobar.
Mientras subsisten de lo que ellos mismos producen, cazan y pescan, Lee intenta contactar a otros sobrevivientes, mientras viven en un ambiente en el que evitan todo sonido, recurriendo al lenguaje de señas y otro tipo de claves visuales, conscientes de que el menor ruido podría provocar su fin…
Si creemos en ese mantra que dice, en resumidas cuentas, que el cine logra su mayor grandeza cuando las imágenes se bastan a sí mismas, entonces Un Lugar en Silencio es una de las más logradas realizaciones de los últimos años.
Tercer trabajo como director del actor y comediante John Krasinski (protagonista de la serie Jack Ryan, basada en el espía creado por Tom Clancy, y antes parte del cast de la versión estadounidense de The Office, para la cual además dirigió varios de sus capítulos), ambientado en un apocalíptico escenario, narrando a la par la historia de sobrevivencia de la familia Abbott y como tratan de sobrellevar su vida familiar pese a las condiciones extremas que atraviesan, donde al menor ruido podrían enfrentar una muerte segura.
El trabajo de Krasinski tras las cámaras (y como parte del staff de guionistas) resulta gratamente sorprendente. Sin perder el tiempo intentando explicar de dónde salen estas bestias (muy parecidas a las arañas), simplemente ya están ahí desde hace mucho y ya han arrasado con gran parte de la especie humana. Tampoco pierde tiempo en explicar cómo se dan cuenta que a estas criaturas les afecta el ruido. No cuenta nada de esto porque, no le hace falta, no es esa la historia que le interesa contar.
Krasinski es preciso para equilibrar la situación de la familia Abbott, tanto desde el punto de vista de su sobrevivencia, y de cómo han debido adaptar sus existencias a su situación actual, reduciendo el sonido al mínimo, tratando de mantener una vida normal, dentro de lo que este régimen de no hacer ruido permite, pero a la vez, enfrentando sus propios miedos y culpas, luego de una tragedia familiar de la cual no han logrado recuperarse, y sin que la situación sea la más idónea para reponerse.
El desempeño del filme es más que estimulante. Manejando muy bien los ritmos, Krasinski, consigue armar un relato cautivante, un thriller que realmente consigue atraer al espectador, más allá de la atención que le pide el hecho de la escasez de diálogos. Esa es precisamente una de las grandes fortalezas de la película, donde las imágenes, miradas de sus protagonistas, sus gestos, sus acciones, incluso sus omisiones, dicen mucho más acerca de la historia que está siendo narrada que un monólogo de diez carillas de texto.
Virtudes que se ven reforzadas con el gran desempeño de sus protagonistas. Siendo sólo dos actores profesionales (Krasinski y Blunt, su cónyuge en la vida real) y los dos jóvenes intérpretes que encarnan a los hijos de la pareja, aportan lo suficiente para que la sensación de incomodidad, de tensión, reinante en el pequeño mundo y las acotadas y perturbadas vidas de los Abbott.
Esta es otra de esas pequeñas grandes cosas que nos entrega el cine estadounidense. Con un presupuesto modesto (apenas 17 millones de dólares, que casi triplicó en su fin de semana de estreno), nos demuestra que las buenas ideas muy de vez en cuando salen de las bóvedas de los grandes estudios, sino que aún provienen de las mentes de muy iluminados seres humanos.
***1/2
A QUIET PLACE
Director: John Krasinski
Intérpretes: John Krasinski; Emily Blunt; Millicent Simmons; Noah Jupe.
Suspenso/Ciencia Ficcion/Terror
2018
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