Cuatro años después de la batalla de Chicago, que costó miles de pérdidas humanas, el gobierno ha roto todas sus alianzas con la raza robot llamada autobots, quienes junto a sus enemigos, los decepticons, ambas procedentes del planeta Cybertron, han sido sindicados como causantes de semejante tragedia.
Sin distinguir de bando, los servicios de inteligencia han iniciado la caza de los cybetronianos que aun no se han exiliado, entregado voluntariamente o pasado a la clandestinidad, ayudados por un cazarecompensas renegado, proveniente del mismo planeta, llamado Lockdown.
Paralelamente, en Texas, un mecánico peligrosamente adicto a la tecnología, Cade Yeager (Mark Whalberg) repara un oxidado camión que compró como chatarra, activando nada menos que a Optimus Prime, líder de los autobots. Cuando la unidad a cargo detecta la existencia del líder robot, Prime salva a Yeager y a su hija Tessa (Nicola Peltz) de morir a manos de este equipo. Tras una fugaz huida que involucra al novio de la chica, Shane (Jack Reynor), cosa que no le agrada del todo a Cade, Prime se reúne con los pocos autobots que han evitado ser cazados.
Luego de investigar, junto a Cade, que tras esta cacería se encuentra una gigantesca empresa decidida a crear su propio ejército de robots, un Optimus Prime que ha dejado de creer en la especie humana, dirige a los suyos en su búsqueda…
Algo debe haber pasado en estos tres años.
Lo cierto es que el desafío ante una nueva entrega cinematográfica de Transformers era, por un lado fácil: mejorar el horrendo desempeño de la igualmente lamentable tercera película, Dark Of The Moon (2011), pero por otro complicado: como reencantar al público con una franquicia que, en cine al menos, era incapaz de igualar los logros que sus similares animados (las series Transformers Animated -2008- y Transformers Prime -2011- funcionaban harto mejor que dos de las hasta entonces tres películas de la serie).
En medio de este lapso, además, sus realizadores debieron haber visto otras cintas sobre robots gigantes y similares, como Gigantes de Acero -2011- y Titanes del Pacífico -2013- y debieron haber pensado “estaremos haciendo algo mal?”
Lo cierto es que aún encontrándose muy por debajo de los grandes estrenos del 2014, Transformers: La Era De La Extinción se desempeña bastante mejor que sus predecesoras de 2011 y 2013.
No digamos que es una maravilla. Si la ponemos en la misma balanza que otros títulos recientes como X Men, Planeta de los Simios o Guardianes de la Galaxia, claramente la cuarta entrega de la saga de robots que se transforman en autos o aviones para no llamar la atención, queda muy al debe. Sobre todo si consideramos que su director sigue siendo Michael Bay, un tipo muy eficaz a la hora de provocar explosiones en pantalla pero de pocas luces para narrar una historia. Esta no es la excepción: Transformers AOE presenta ripios en su narración y puesta en escena que son habituales en el trabajo de Bay, increíblemente, esta vez estos ripios, estas lagunas no son tan evidentes y permite que la narración transcurra con cierta fluidez, sin vacíos o recovecos magnitud que podrían afectarle.
La historia se deja ver y se disfruta, sin alcanzar niveles de grandeza pero, providencialmente tampoco como para sacarla del dispositivo que la esté exhibiendo, y con eso basta. Y aunque la duración del filme podría hacer temer lo peor (2 horas y tres cuartos, de los cuales esta vez no sobran tantos como en las anteriores películas) ésta no se resiente tanto: la película, tanto en lo que es narración como en las escenas de acción –algunas más logras que otras y unas cuantas que rozan en lo épico- transcurre con la fluidez que sus dos predecesoras no tuvieron.
Si hasta los protagonistas humanos cambiaron. Claramente el combo Mark Whalberg-Nicola Peltz-Jack Reynor formando un trío de padre protector, chica sexy y rebelde y novio de la ídem involucrado circunstancialmente en la aventura, cae bien y no provoca ganas de esperar que los asesinen como pasaba con Shia Le Beouf y su familia a quienes, honestamente, nadie echa de menos. Por otro lado, si bien es uno de los antagonistas, al menos al principio, Stanley Tucci resulta un complemento mucho mejor que un John Turturro que caía cada vez más en la caricatura. Kelsey Grammer, encarnando a Attinger, el jefe de inteligencia a cargo de cazar y exterminar Transformers, convence.
En el lado de los robots, aparte de Optimus Prime y Bumblebee, las nuevas incorporaciones (Hound, Drift y Crosshair, por el lado autobot) resultan buenos complementos y no molestos personajes “graciosos” como solía pasar hasta ahora (tendrá algo que ver el aporte de John Goodman, Ken Watanabe y John Di Maggio en sus voces? Yo creo que si) mientras que Lockdown sorprende, al convertirse en un antagonista algo mejor construido que Megatron en los tres filmes anteriores, personaje este último que aparece demasiado postergado en esta entrega, no obstante ser el enemigo natural de los autobots.
(y aunque parezca raro en una película de Bay, no hay tanta presencia de la U.S. Army, y si la hay, el lamido de botas de su parte a los uniformados no es tan evidente. De hecho, si lo analizamos fríamente, las fuerzas de defensa estadounidenses esta vez son los malos de la historia).
En síntesis Transformers: La Era de la Extinción está lejos de ser una gran película, pero sirve para limpiar la vapuleada imagen de los autobots en la gran pantalla, y devolviendo las esperanzas en que esta saga tendrá un futuro mejor de lo que hemos visto ahora. Al menos fue más entretenida de ver que las anteriores. Esperemos que la inevitable quinta parte de la saga en un par de años más siga este rumbo…y Michael Bay no se acuerde por un buen rato de quién es Michael Bay.
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TRANSFORMERS: AGE OF EXTINCTION
Dir: Michael Bay
Intérpretes: Mark Whalberg; Nicola Peltz; Jack Reynor; Stanley Tucci; Kesley Grammer
Ciencia Ficción
2014
fretamalt@hotmail.com @panchocinepata