Ese conocido escritor local tiene razón: hay mucha mala onda con Indiana Jones y el Reino de la Calavera de Cristal, cuarta parte de la serie creada por Steven Spielberg y George Lucas, estrenada en 2008, peor de la que razonablemente se le puede tener. Sé de fans que darían su vida por el aventurero de látigo y sombrero fedora que reniegan de ella como si fuera un estigma ¿Es para tanto?
Concedo que, de acuerdo a los parámetros de la saga, resulta una cinta imperfecta, que se sale en más de algo de su lógica, pero no justifica el nivel de castigo que ha recibido desde su debut. Así, a nada de que llegue Indiana Jones y el Dial del Destino, quinta parte y final de la serie, creo que es buen momento para reivindicar a su antecesora.
Todo comienza en 1957. Tras escapar de la ambiciosa coronela soviética Irina Spalko (Cate Blanchett) y vivir un pequeño contratiempo en un campo de pruebas nucleares, el profesor Henry “Indiana” Jones Jr (Harrison Ford) siente que ya ha tenido suficientes aventuras y decide dedicarse exclusivamente a la docencia.
Esos eran sus planes hasta que conoce a un joven de nombre Mutt (Shia Le Beouf). El adolescente, aprendiz de un viejo colega de Jones, Harold Oxley (John Hurt) acude al profesor cuando su mentor ha desaparecido durante una expedición al Perú.
Sospechando que la desaparición de Oxley de algún modo se relaciona con la coronela Spalko, Indiana decide postergar su retiro, y partir junto a Mutt a Sudamérica…
Ni por El Color Púrpura ni por La Lista de Schindler, Spielberg había sido tan cuestionado como lo fue por El Reino…, y ni siquiera por la crítica, sino que por su público objetivo.
Es cierto que este filme, el regreso del Steven Spielberg al cine de aventuras en su concepto más clásico (pensemos en qué estuvo durante esa década: ciencia ficción –Inteligencia Artificial, Minority Report, Guerra de los Mundos-, aventuras un tanto sui generis –Atrápame Si Puedes, La Terminal- y suspenso –Munich-, siendo Indy quien lo trajo de vuelta a uno de sus géneros formativos), presenta algunos errores históricos y geográficos, al punto que hubo autoridades de gobierno peruanas que sugerían no ver la película. Con todo, son fallas que pueden darse en cualquier película que, aunque hieran algunas susceptibilidades, no fueron los aspectos más discutidos de la obra.
Los grandes reparos que se hacen a este filme son, a decir verdad, formales: pasar de tener de enemigos nazis a soviéticos, e introducir elementos sci-fi que hasta entonces no eran parte de la saga. Pero eso es negar el contexto histórico en que la historia transcurre: para este filme, el nazismo es cosa del pasado, había comenzado la guerra fría y, en consecuencia, la carrera nuclear y espacial, en la que la investigación alienígena era un capítulo importante de esta última. Así las cosas, este cambio tanto de enemigos como de escenario de combate inevitablemente se harían notar en este relato.
Intentar sacar a Indy de este escenario sólo porque no es el de las películas y otros relatos anteriores carece de sentido. Y por favor, no me vengan con eso de que “el tema ovni es demasiado fantástico”. A ver, en las películas anteriores el Dr. Jones estuvo ante un castigo divino, fue poseído por un culto demoníaco y compartió con un milenario caballero templario. Y en este mismo filme se salva de una explosión atómica dentro de un refrigerador (algo posible con la tecnología de refrigeración de la época, se ha comprobado) ¿Ahora quieren hablar de realismo?
Las cosas como son. Mi única conclusión es que lo que les molestó tanto fue ver a un Dr. Jones asumiendo que ya no está para ciertos trotes. Asumiendo que el tiempo y el mundo ya no son los mismos y que es hora de dar un paso al costado. Pensemos en la edad de Spielberg al estrenar este filme (poco más de sesenta años) y es entendible que tuviera esta clase de pensamientos en la mente, pareciéndole buena idea que fuese a través de Indy que canalizase estas ideas.
Porque les tengo noticias: Indy Jones es mortal, es humano y envejece. Y se hace las mismas preguntas que todos en ciertas etapas de la vida. Si efectivamente es ese el real motivo del desdén por este filme, entonces los fans tienen un problema, que no van a tratar yendo al cine precisamente.
Y eso que en esa época el fandom no era tan tóxico..aún.
(Aunque si, a mi también me molesta ver aquí al pelmazo de Shia Le Beouf…se supone que es hijo de Harrison Ford y nieto de Sean Connery…y no, no me da).
***1/3
INDIANA JONES AND THE KINGDOM OF THE CRYSTAL SKULL
Director: Steven Spielberg
Intérpretes: Harrison Ford; Shia Le Beouf; Cate Blanchett; Ray Winstone; John Hurt; Karen Allen; Jim Broadbent
Aventuras
2008
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