dos pequeños fugitivos

Estamos en 1965, en New Penzance, una pequeña isla de Nueva Inglaterra, el huérfano Sam Shazusky (Jared Gilman) y la preadolescente Suzy  Bishop (Kaya Hayward) han escapado; él, del Campamento Ivanhoe y de la tutela de su guía Randy Ward(Edward Norton), ella de sus padres Walt(Bill Murray) y Laura(Frances McDormand), iniciándose su búsqueda alrededor de toda la isla, con el capitán de policía Sharp (Bruce Willis) a la cabeza.

Sam y Suzy se conocieron poco tiempo antes durante una presentación en la iglesia local, y pronto se hicieron buenos amigos al darse cuenta de lo solos que ambos estaban en el mundo: Sam no sólo es huérfano, sino que además todos sus conocidos sólo quieren golpearlo; Suzy tiene frecuentes problemas de conducta, de manera tal que su fuga obedece a un pacto para pasar el verano juntos, acampando, lejos de todos, movilizando a todos sus familiares y conocidos en su búsqueda, a pocos días de una inminente y feroz tormenta.

Mis últimas experiencias con Wes Anderson, un realizador que me había dado buenos motivos para tenerle fe (Rushmore, La Vida Acuática de Steve Zissou y sobre todo Los Excéntricos Tenenbauns) no habían sido las mejores. El Viaje a Danjeerling me tenía bastante entusiasmado pero terminó resultándome una decepción y El Fantástico Mr. Fox, pese al entusiasmo inicial con la idea, la verdad todavía me cuesta hacerme el ánimo de darle una oportunidad. Súmese la tremenda devoción que directores como Anderson en círculos alternativos. Ya saben, esa pequeña comunidad a medio camino entre lo “hipster” y lo “shuper”, que anda en bicicleta con canastito, escucha a la Horizonte, va al Biógrafo, reniega de las multisalas, venera el verdadero cine, ve Séptimo Vicio como si fuera símbolo de alta cultura, y cuestiona la tecnología, pero usa Smartphone e Instagram. Eso terminó por alejarme de Anderson por un buen tiempo.

Pero con Anderson me pasa lo mismo que con Dios: no tengo ningún problema con él, sólo con sus fans. Y cuando supe de Moonrise Kingdom, y su aplaudido estreno en el último festival de Cannes, sentí un clic y me di cuenta que no es culpa de Anderson que su séquito de seguidores sea tan pelmazo.

Lo cierto es que si en algún minuto perdí la fe en Wes Anderson (no es que la hubiera perdido, en todo caso, sólo que sus últimos filmes me habían dejado un sabor agridulce) con este trabajo de apenas 85 minutos de duración, ambientado en un ignorado pueblo estadounidense de mediados de los sesentas, retomando sus temas favoritos: las relaciones interpersonales entre pequeños grupos de personas y como los verdaderos sentimientos florecen entre las hipocresías y convencionalismos.

Ya lo había hecho antes, pero esta vez cambia los colegios (Rushmore), las familias disfuncionales (Tenenbauns) o un grupo de exploradores (Zissou) por dos preadolescentes que de tan sólos que están en el mundo, han terminado por complementarse, enamorarse y desafiar a todo el entorno con su idea de estar juntos. Da lo mismo a costo de qué, a costa de quien. Sam y Suzy no se sienten bien en los mundos que habitan, por lo que deciden inventarse su propio universo, lejos de un entorno donde muchos creen que son sólo unos niños que no tienen idea de nada, pero que, por el contrario, la vida se ha encargado de enseñarles de todo.

Anderson trabaja sobre la idea central del guión coescrito junto a Roman Coppola, es decir, este romance adolescente más bien inusual, con sobriedad y originalidad. Gracias  Dios, Anderson no trabaja para esos canales de tv sobresaturados con películas para adolescentes con canto, baile y chicos guapos, estereotipo que claramente no funciona en sus historias. Aquí no hay cancioncitas, no hay escenas sobreazucaradas ni angelitos tirando flechas desde un arcoíris, sino que dos personas en desarrollo que si bien pueden no tener idea de unas cuantas cosas, pero la tienen clara respecto de otras cuantas más. Anderson lleva la historia con mucho ojo, muy buen ritmo, y sin descuidar los elementos secundarios de la misma, como las historias personales del amplio grupo de coprotagonistas.

Para ser su primer protagónico, y en un estilo de hacer cine en que uno no esperaría que la pareja principal fueran dos niños de doce años, la pareja de Jared Gilman y Kaya Hayward, con cero experiencia cinematográfica previa, se echan al hombro el peso narrativo y dramático de la película, como si llevaran una carrera entera en el cuerpo. Simpatizamos con Suzy y Sam prácticamente desde la primera vez que los vemos.

El trabajo de los dos niños es meritorio, y no tiene porqué empequeñecerse ante los gigantes que completan el casting: Frances McDormand, Jason Schwartzmann, Edward Norton, Tilda Swinton (en un registro cómico en que no siempre la hemos visto), Harvey Keitel y Bill Murray, habitual colaborador de Anderson. Y, aunque no vamos a descubrir la pólvora, nos demuestra el gran actor que es Bruce Willis. Digo, aún hay ignorantes que lo asocian sólo al cine de acción, donde no niego que sea uno de los grandes, pero se olvidan del tremendo intérprete que es. Bueno, su capitán Sharp, un policía con más corazón y un poco menos de seso, que de ansiedad por los balazos, nos demuestra que el duro de matar tiene talento, sentimiento y cojones para salirse del estereotipo.

Empieza ya la hora de los balances para este 2012 y la verdad aún no puedo decidirme por la mejor película estrenada en salas este año. Me faltan cosas por ver y lo que he visto aún siento que le falta ese algo. Moonrise Kingdom, de momento, y aunque a los hipster les moleste y me tiren sus frascos de nutella por la cabeza, tampoco lo es, pero méritos para estar entre las cinco primeras, los tiene de sobra.

****

MOONRISE KINGDOM

Director: Wes Anderson

Intérpretes:Jared Gilman; Kara Hayward; Bruce Willis; Bill Murray; Frances McDormand; Tilda Swinton; Jason Schwarzmann; Edward Norton; Harvey Keitel

Comedia/Romance

2012

fretamalt@hotmail.com  @panchocinepata

LARRY HAGMAN 1931-2012

Aunque yo lo recuerdo más como el bonachón del Mayor Anthony Nelson, ese destacado piloto y astronauta que debía soportar los estragos que causaba Jennie (Barbara Eden), la genio que con sus torpezas causaba más desaguisados que los que resolvía, y con la que finalmente terminaría por casarse, el mundo recordará a Larry Hagman por su personaje del petrolero J.R. Ewing, el inescrupuloso petrolero protagonista de la recordada Soap Opera Dallas.

Ambicioso, cruel y sin respeto alguno por la dignidad de las personas, J.R. terminó por convertirse en un ícono, y en uno de los villanos fundamentales de la cultura popular estadounidense, pero a la vez un personaje muy carismático, popular e influyente (no lo sabré yo por experiencia propia), sitial que ocupó incluso muchos años después del término de la serie, a principios de los 90, e incluso en el reinicio de esta serie, a mediados de este año.

Fue, precisamente, rodeado de este cast que Hagman dejó esta vida, víctima de un cáncer que nunca pudo superar del todo, acompañado de su coestrella Linda Gray, quien dio vida a Sue Ellen, mujer de J.R. en la serie y habitual víctima de sus maquinaciones.

QEPD, Mayor Nelson….QEPD J.R.

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la escena post créditos que me hubiese gustado ver

Es inminente el lanzamiento de Batman:El Caballero de la Noche Asciende en dvd/br y ya que a estas alturas muchos ya deben haber visto la película, jugaré un poco con la imaginación, y planteo a ustedes esta, la escena post-créditos que yo hubiese puesto en la película de haber estado vivo Heath Ledger.

SE QUE A ESTA ALTURA DEBE HABER ALGUN PAJARITO QUE AUN NO LA HA VISTO, ASI QUE DESDE YA AVISO QUE VIENEN SPOILERS. DE MEDIA VUELTA Y DESAPAREZCA YA!!

Ahora si.

Termina la secuencia de créditos. La pantalla vuelve a iluminarse, y Talia/Miranda Tate (Marion Cotillard) a quien se ha dado por muerta, regresa a su privado en la torre Wayne, la cual luce totalmente malherida. Al entrar, su socio Bane (Tom Hardy), permanece en el escritorio principal, también muy malherido, pero mirando hacia la ventana.

-Bane!! ¡Rápido! ¡Tenemos que irnos ya!

-¿Nos vamos?

-Si…¡ese maldito murciélago! ¡Lo echó todo a perder!

-Me pregunto que pudo haber pasado…

Miranda tarda en reparar la actitud aparentemente dejada de su compañero.

-Al menos el bastardo murió.

-¿¿BATMAN MURIÓ???

-Mientras volaba, llevándose la bomba. Nadie sobreviviría a esa explosión, y menos en medio del océano.

-Lástima…era divertido hacerlo enojar.

Miranda ya se ha dado cuenta de la actitud aletargada de Bane.

-¡Bane, reacciona! Este contratiempo no nos detendrá. Aún tenemos una ciudad que destruir y podemos perfectamente retomar el plan o trazar uno mejor, sobre todo ahora que no está….

-¿Ese es el plan? ¿Sólo destruir una ciudad?

-¡Ya basta, Bane!- grita Talia. Se dirige rápidamente a donde está su compañero para hacerlo entrar en razón…-¿Quieres dejar de hablar estupideces y concen,….¡¡BAAAAANEEEE!!

Talia observa aterrada la cara de Bane en la silla. Bane está muerto, chorreando sangre y con cortes en gran parte del cuerpo.  No lleva la máscara que lo ayudaba a mantenerse con vida y en su lugar tiene la cara blanca y con una sonrisa hecha a navajazos.

Acto seguido, Talia se sobresalta al escuchar como la máscara de Bane golpea el ventanal. Gira y observa a un hombre, cuyo rostro no vemos, sólo notamos que usa un abrigo y pantalones púrpuras, zapatos negros y alcanzamos a ver una cabellera entre verde y amarillenta.

-Es muy divertido hablar por ahí…pero Bane tenía muy mal aliento.

-¿Quién…que haces tu aquí?

-Tsk tsk tsk…oh, mi querida Miranda. ¿O debo decir Talia?

-Tú…tu eres…eres de los que estaban en Arkham…

-Si, lo sé. Y gracias, me aburría mucho ahí…verás, venía para acá a visitar a un viejo conocido y molestarlo un rato…cuando me encuentro con este espectáculo que habías armado junto a Hanibbal Lecter…

-¿Tú?..¿Tú mataste a Bane?…¿cómo pudiste…?

-El murciélago ya lo había hablandado bastante. Así que solo fue cosa de darle algunos buenos golpes y quitarle esa mascarita. Aburrido, pero menos aburrido que tu estúpido plan.

Talia empieza a retroceder, a medida que el individuo se acerca. Tropieza pero sigue buscando la forma de rehuir de él.

-No tienes idea de nuestro plan! ¡Ver Gotham City arder!¡Pagar por sus crímenes! ¡Y fundar el primer paso hacia una nueva socie…

-¡Basta! ¿Qué pretendías conseguir con eso, por lo demás? ¿Fortuna?¿Sirvientes?¿Un ejército de zombies afectados por la radiación?…vamos ¿quién necesita esas cosas?

Miranda ha llegado hasta el colgador de abrigos y del suyo intenta sacar de su bolsillo un revólver. Sigue hablando, payaso, sigue hablando piensa, mientras prepara el arma.

-En mi humilde opinión, Miranda, quizás no tenemos objetivos tan diferentes…y tu plan era casi perfecto, salvo por dos detalles…

Antes que el hombre pueda continuar, Miranda lo apunta con el revólver, pero al disparar este no funciona. Al revisarlo, le faltan las balas y tiene algunas piezas adulteradas.

-Disculpa, pero sabía que me interrumpirías por pequeñeces como ésta- dice, sacándose las balas del bolsillo- ¿No te enseñó nunca tu papi que no debes interrumpir cuando te hablan?

Miranda ya no sabe como reaccionar.

-Como decía…cometiste dos errores fundamentales. El primero…matar a Batman. ¿Por qué? ¿No te das cuenta lo aburrida que sería la vida sin él? ¿A quien podría molestar? ¿A la policía? Demasiado fácil. ¿Al ejército? Demasiado toscos. ¿A la Iglesia? Algunos de ellos están más locos que yo…

-No te saldrás con la tuya, enfermo…

-Y creo que por ahí va tu segundo error…¡¡no dejarme jugar a mi!!- se altera…pero saca de su bolsillo un cuchillo, y eso lo tranquiliza –Pero no te preocupes…no soy una persona rencorosa…así que…creo que mejor te hago un favor- la cámara se pone frente al personaje blandiendo la navaja y descubrimos su rostro al fin. Es EL JOKER (Heath Ledger). Quien sonríe y pasándose la navaja por el rostro…-Póngamos una sonrisa en su cara

La última imagen nos muestra a Miranda aterrada, mientras la silueta del Joker empieza a cubrirla.

Pantalla a negro, y mientras aparecen los logos de los realizadores se escucha la macabra risa del Joker.”

Que tal? A que no habría sido genial terminar así?

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con olor a hombre

Tras una nueva misión de rescate, el grupo de mercenarios conocido como Los Indestructibles, encabezado por Barney Ross(Sylvester Stallone), y que incluye a su brazo derecho Lee Christmas (Jason Statham) junto a otros especialistas como Gunnar Jensen(Dolph Lundgren), Halle Caesar (Terry Crews),  Toll Road (Randy Couture) y Billy ‘The Kid’ Timmons (Liam Hemsworth), celebra en su bar de siempre.

Pocas horas después, Ross es visitado por un antiguo conocido suyo, Church(Bruce Willis), quien le recuerda una antigua deuda vigente entre ambos, que saldará si consigue recuperar para él una caja extraviada en un avión caído en los bosques de Rusia, obligándole a incorporar a su equipo a una persona de su confianza, Maggie (Yu Nan), la única persona capaz de abrir esa caja.

Sin embargo, y aunque Ross y los suyos consiguen llegar al cofre sin problemas aparentes, la aparición de otra banda de mercenarios encabezada por Vilain(Jean Claude Van Damme) roba el cargamento, en una rápida operación que cuesta la vida a uno de los hombres de Barney, quienes, luego de la partida de Vilain, juran venganza de su compañero…

Una de las grandes virtudes de una de las grandes películas de 2010, Los Indestructibles, fue traer de vuelta ese cine de acción que tanta nata hizo en los últimos estertores de la Guerra Fría. Ese cine en el que daba lo mismo si el argumento era más descerebrado de lo recomendable, sino que lo que importaba era la cantidad de balas disparadas, la cantidad de cadáveres enemigos volando con las explosiones y que el héroe americano de turno saliera lo menos malherido posible. O incluso, saliera bien herido pero caminando erguido con la bandera por delante.

Muchos pensaban que con el término de la guerra fría este cine (así como el de espionaje) se iba a pique. Pero no fue así. La guerra no terminó, sólo cambió de nombre, de locaciones y de enemigos. Así no es de extrañar que si James Bond pudo reinventarse con Pierce Brosnan primero y Daniel Craig después (no he visto Skyfall, pero la tengo apuntada para luego), el cine de acción más brutal del medio haya vuelto de las cenizas.

Aunque en rigor, nunca se fue del todo. El surgimiento de intérpretes como Jason Statham, Vin Diesel o The Rock Dwayne Johnson hacía suponer que este género si bien ya no la rompía como antes, estaba no muerto, pero si dormido. Y fue este retorno, con un Sylvester Stallone más cerca del asilo que del gimnasio a la cabeza, el que abrió una escalada de filmes “como loh hombreh” que han vuelto a ocupar un lugar considerable en la taquilla.

Y esa es la filosofía que inspira a esta secuela titulada simplemente Los Indestructibles 2 que trae de vuelta a la pandilla de Stallone, Lundgren y Statham, reforzada con personajes de la talla de Arnold Schwarzenegger y Bruce Willis (sus eternos competidores en su momento, aunque en algún minuto fueron socios de negocios…existe aún Planet Hollywood?), Jean Claude Van Damme, acaso uno de los que peleó el título de sucesor legítimo de esta banda, y el rey de los virales, el inmortal e invencible Chuck Norris. Y vistos los resultados de taquilla (lograr US$ 300 millones por un puñado de vejetes es una hazaña tremenda) el método vuelve a funcionar.

Y cómo no, si las películas de este tipo por un lado tienen una pretensión bien básica y simple: entretener. Por otro, y como consecuencia de eso mismo, no es un cine que busque trascender por su profundidad intelectual o pretensión artística, lo cual para muchos “cineastas” y “cinéfilos” puede ser una blasfemia, es a la larga su mayor virtud.

Películas como Los Indestructibles 2 están más allá del bien y del mal. Vale, no tendrán méritos para quedar en los grandes recuentos del año, pero tienen demasiadas virtudes como para ser despedazadas y quemadas con un lanzallamas. Porque por simplona que sea su trama, lo cierto es que logran conectar con el espectador con una cercanía que ya se quisieran todos esos pseudorealizadores que pueblan festivales de cine por y para  hipsters.

Y si bien Los Indestructibles es un filme donde las divertidas (y a ratos insólitas) escenas de acción son las que marcan la pauta, el guión se las arregla para introducir diálogos notables, relacionados con la edad, carreras y hasta características personales de sus intérpretes, lo cual le da un plus por sobre otros filmes del género, incluso sobre su predecesor de 2010.

Ver una película como ésta es como hacer un lado el mejor restorán, de esos donde no sabes si fuiste a comer o a mirar una exposición, y prefieres irte a una de esas picadas que uno aún puede encontrar y te pides una tremenda chorrillana o un sándwich de mechada. No tendrá mucho estilo, ni mucho contenido saludable; será todo lo tóxico que quieras, y tal vez después te arrepientas de las consecuencias, pero por Dios que lo disfrutaste. Así es Indestructibles 2, y uno no puede sino dar las gracias por eso.

***1/2

EXPENDABLES 2

Director: Simon West

Intérpretes: Sylvester Stallone; Jason Statham; Dolph Lundgren; Terry Crews; Randy Couture; Jean Claude Van Damme; Jet Li; Liam Hemsworth; Chuck Norris; Arnold Schwarzenegger; Bruce Willis; Yu Nan; Charisma Carpenter.

Acción

2012

fretamalt@hotmail.com @panchocinepata

el fin de los vampiros todo espectador

Bella (Kristen Stewart) ha sobrevivido al difícil alumbramiento de su hija Renesme, y a su transformación en vampiro, y junto a su marido Edward (Robert Pattinson) ha comenzado a adaptarse a su nueva condición de madre e inmortal. Claro, aún tiene que aprender a lidiar con sus nuevos poderes, la sed de sangre humana, el hecho de hacer que su padre, Charlie (Billy Burke), entienda esta nueva situación, el rápido crecimiento de su hija (en semanas alcanza el cuerpo e inteligencia de una niña de preescolar) y el inevitable vínculo entre ella y su amigo Jacob (Taylor Lautner).

Problemas más o menos, todo parece ir sobre ruedas. Hasta que la existencia de la niña es descubierta por una antigua conocida de la familia Cullen, Irina Denali (Maggie Grace) quien, tras distanciarse de éstos y de su propia familia, acude a los líderes de la familia Vulturi, suerte de familia real del entorno vampírico, y revelar la existencia de Renesme, una anomalía que aparentemente constituye un peligro para su especie…

Para tristeza de muchas y felicidad de unos cuantos más, la saga de Crepúsculo llega a su fin, con Amanecer parte II, poniendo punto final a la arremetida fílmica de la serie con la cual la muy buena americana y temerosa de Dios Stephanie Meyer actualizó/hizo pebre al género de los vampiros. La cinta, al igual que su predecesora, viene de la mano del director Bill Condon…y se nota.

Porque, manteniendo la línea de su primera parte, esta secuela nuevamente deja a un lado el tema romántico (que lo hay, así que féminas que llegaron a Crepúsculo por eso, estén tranquilas) aunque cambiando el enfoque. Si bien la primera parte terminaba en tragedia, esta continuación también descarta esa tendencia, dándole más espacio a la comedia (que ya se insinuaba), a las escenas de acción y a la adrenalina (hasta el punto que una novela para adolescentes en busca del príncipe azul..o del vampiro pálido y brillante..lo permite).

Amanecer parte 2 no sólo mejora en varios aspectos a su antecesora y a los demás filmes de la saga. Se disfruta más y las dos horas y algo que dura se pasan volando. La cinta no olvida su leitmotiv esencialmente romántico, pero también tiene el buen gusto de acordarse del resto de espectadores de la sala, y da la dosis suficiente de chistes, situaciones graciosas y emocionantes como para que no se queden dormidos durante la exhibición.

Todo ello terminando con la gran escena de acción que se prometió a lo largo de toda la serie, y que cumple lo que uno podría esperar. Mejora mucho el final original, sobre todo con un tremendo WTF Moment que no le vamos a revelar aquí.

Se cierra así una de las últimas sagas exitosas de la literatura y el cine. Quizás no sea la gran cosa y sólo el tiempo dirá si constituye un aporte al legado cultural de la humanidad o si fue sólo una moda o una pérdida de tiempo. Pero como quiera que fuese, y sin revolucionar la historia del cine (no, twilighters, un éxito de taquilla y miles de adolescentes con chapitas con las caras de Robert Pattinson o Taylor Lautner no garantizan un lugar en la historia del género) Amanecer Parte 1 y 2 tienen el mérito de haber ampliado una historia más allá de su público objetivo. Mérito de su director Bill Condom, quien supo sacar esta historia más allá del círculo de adolescentes chillonas e hiperventiladas. Historias más “adultas” no han podido lograrlo y romper con la estrechez de su público (S&TC), así que supongo que las cosas se han hecho bien.

**1/2

THE TWILIGHT SAGA: BREAKING DAWN PART II

Director: Bill Condom

Intérpretes: Kristen Stewart; Robert Pattinson; Taylor Lautner; Michael Sheen; Peter Facinelli; Elizabeth Raiser; Billy Burke; Ashley Greene; Jackson Rathbone; Kellan Lutz; Niki Reed; Dakota Fanning; Jamie Campbell Bower: Christopher Heyerdall; Maggie Grace; Lee Pace

Romance

2012.

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festín a la romana

Roma es una ciudad donde se ve de todo…y pasa de todo:

Leopoldo (Roberto Benigni) es un individuo común que un buen día comenzó a ser acosado por la prensa. Jerry(Woody Allen) es un retirado productor de música selecta que escucha a su consuegro Giancarlo (Fabio Armiliato) de dedicarse a la ópera tras escucharlo cantar en la ducha. Los recién casados Antonio (Alessandro Tiberi) y Milly(Alessandra Mastronardi) tienen una extraña forma de pasar su luna de miel cuando ella se pierde en la ciudad y él es visitado por Anna (Penélope Cruz) una prostituta enviada a su cuarto de hotel por error. Y Jack(Jesse Eisenberg) estudiante de arquitectura, ve tambalear su noviazgo con Sally (Greta Gerwig) cuando viene a visitarla su amiga Monica (Ellen Page), y un exitoso arquitecto estadounidense, John (Alec Baldwin) pasa a ocupar el lugar de su consciencia.

La etapa europea de Woody Allen no pretende terminar: ya recorrió Inglaterra (Matchpoint, Scoop, El Sueño de Cassandra y Conocerás al Hombre de Tus Sueños), España (Vicky, Cristina, Barcelona) y Francia (Medianoche en París). Y producto de una invitación de una serie de productores y distribuidores italianos llega A Roma con Amor¸filme que recopila una serie de historias que Allen escribiese aisladamente y que tienen como telón de fondo la capital del más grande imperio de la antigüedad.

Y lo cierto es que si bien es un filme muy divertido, ese es precisamente su problema: la disparidad de la calidad entre las historias. Porque con tanto personaje y tanta tela que cortar, la verdad es que a Allen, si bien consigue llegar a puerto, parte del trámite se le va de las manos a ratos.

No es que Allen haya perdido definitivamente la brújula y su senilidad se haya vuelvo evidente como dicen sus detractores. Para nada, sino el público habría abandonado la sala mucho antes y sin embargo, se queda hasta el final. El problema es que tanto personaje y tanto cuento metido en el mismo paquete, además de su urgencia por hacer un filme al año, confunde. O está de más. O simplemente pudo haber tenido mejor trato. ¿Cómo así?

Las historias protagonizadas por Roberto Benigni y por el propio Allen están más que bien armadas. Divertidas y contadas en forma muy amena, se entienden clarito y se disfrutan, llegando en algún momento a las carcajadas (nótese, estoy celebrando una actuación de Benigni, actor al que he tenido en la lista negra después de las mil repeticiones que ha hecho de La Vida es Bella).  La tercera historia, protagonizada por Alec Baldwin, Jesse Eisenberg y Ellen Page tiene sus altibajos, pero al final se levanta. Y la última, con Penélope Cruz como cara visible, simplemente no debió salir a la luz.

Esto no convierte a  A Roma… en un mal filme. Sabemos los altibajos por los que la carrera de Allen ha pasado los últimos años, pero tampoco es tan terrible. Cierto que no alcanza los niveles de la notable Medianoche en París, acaso la mejor película alleniana en años, lo que me lleva a pensar que Allen tal vez debería dejar su manía de hacer un filme al año, guardarse un tiempo y estrenar sólo cuando vale la pena. Aún así, tampoco cae en los vacíos de filmes como Whatever Works (2009) o la mencionada Conocerás al hombre…; A Roma tiene sus vacíos, pero alcanza para quedar dentro del promedio, con una leve tendencia hacia arriba.

Por más de la mitad de su trama; por el correcto desempeño de gran parte de su casting y por la muy buena fotografía, que hace total justicia a Roma como uno de los grandes destinos para visitar en esta vida. A ver como le va con su próximo trabajo, con locaciones en Rio de Janeiro, Brasil, si logra traspasar el lugar común de las playas, las tangas y el futebol. De más que le resulta.

***

TO ROME WITH LOVE

Director: Woody Allen

Intérpretes: Penelope Cruz; Alec Baldwin; Woody Allen; Judy Davis; Allison Pil; Flavio Parenti; Roberto Benigni; Alessando Tiberi; Alessandra Mastronardi; Jesse Eisenberg; Ellen Page; Greta Gerwig; Ornella Mutti; Fabio Armiliato

Comedia

2012

fretamalt@hotmail.com @panchocinepata

larga vida al rocanrol

Es 1987, y la ciudad de Los Angeles es la capital mundial del heavy metal, cuyo epicentro es el popular Bourbon Room, en Sunset Strip.

Sherrie (Julianne Hough) acaba de llegar desde un pequeño pueblo campesino a L.A. con el fin de convertirse en cantante. Drew (Diego Boneta) trabaja en el Bourbon y tras conocer a Sherrie, convence a su jefe, Dennis Dupree(Alec Baldwin) de contratarla como mesera.

Sin embargo, no es una buena etapa para el Bourbon Room: por un lado, las deudas tienen en la cuerda floja la existencia del local, y su salvación depende del show de despedida que dará la legendaria banda Arsenal…siempre que su líder, el excéntrico Stacee Jaxx(Tom Cruise) esté de humor para cantar. Por otro lado, está Patricia Whitemore (Catherine Zeta Jones), esposa del alcalde (Bryan Cranston) y presidenta de un conservador comité de damas de la ciudad, encabeza las protestas para cerrar el local y reprimir el rock’n roll…

El mérito y la culpa fue de Glee. Mérito, por haber traído de vuelta en gloria y majestad el género de los musicales (que en rigor nunca se fue, sólo estaba un poco escondido); la culpa, por haber chacreado hasta lo indecible el mismo género al cual se supone estaba tributando. Por suerte, de vez en cuando se dejan ver títulos que rinden tributo a una especialidad que simbolizó uno de los grandes momentos de la historia del cine, actualizándolo y dándole una dignidad que algunos proyectuchos televisivos le venían quitando últimamente (la citada Glee y todas esas series de adolescentes en escuelas de talento que infestan el cable).

El último gran exponente del género es La Era del Rock, la cual tiene un doble mérito. Por un lado, es el primer gran musical fundado en el heavy metal, o al menos, en la variante más “oreja” de su especialidad. Bandas como Journey, Twisted Sister, Poison, Bon Jovi, Guns N’ Roses, Whitesnake y en general, todas aquellos que hicieron de la escena estadounidense de los ’80 tienen cabida en esta obra.

Por otra parte, y como pasa no muy seguido en los musicales actuales, las canciones son usadas en función de la historia. Suele suceder que una serie o película se le califica como musical porque sus protagonistas cantan, da lo mismo qué, y queda bonito. La Era…evita caer en esos simplismos y arma una selección de canciones que sirvan para la historia que se está contando. Cierto que puede haber mucha gente disconforme con la selección de canciones o que piense que hay bandas mejores que las invocadas, pero hay que ser racional.

Las canciones que se incorporaron cuadran a la perfección con el cuento que se narra. Eso es lo importante, y en la medida que salga bien…y en esta película, las canciones sirven para contar tanto la historia principal (la relación entre Sherrie y Drew) como las secundarias, salió más que bien.

Los que quedan al debe aquí son la pareja protagónica. Nadie niega que Julianne Hogue y Diego Boneta son jóvenes bien parecidos, carismáticos y talentosos, pero convertirlos en la historia principal de la película parece que les fue un desafío demasiado grande para ellos.

Es en el ámbito de los consagrados donde la cosa funciona. Paul Giamatti, encarnando al poco escrupuloso manager de Arsenal, se siente muy cómodo; lo mismo Catherine Zeta Jones, no es primera vez que encarna a una mujer que merezca ser calificada como una “perra” y vaya que le sale bien (y que bien que se mantiene, hay que decirlo). Por una vez no me dieron ganas de apedrear a Russell Brand; Bryan Cranston, aunque aparece muy poco, confirma por qué es uno de los actores más solicitados de la actualidad, y Alec Baldwin, irreconocible, nos convence de algo que no necesita convencernos: que es un actor talentoso.

Aunque quien se roba las palmas aquí es Tom Cruise. Normalmente criticado y habitual víctima de un ego que le juega malas pasadas, se despacha una actuación sobresaliente en el rol de Stacee Jaxx, el ídolo del rock entregado a todos los excesos posibles, deseado por las chicas, envidiado por los hombres y cuestionado por las autoridades, pero que sobre el escenario se transforma en un ser muy cercano a un dios.

Cruise se echa al bolsillo los mares de tinta gastados en cuestionar su tremenda capacidad actoral de la que ni él mismo se ha dado cuenta que ostenta. Los grandes momentos de este filme corren por su cuenta, despachándose Cruise una de las mejores actuaciones del año, que por sí sola, paga el precio de la entrada.

***1/2

ROCK OF AGES

Director: Adam Shankman

Intérpretes: Diego Boneta; Julianne Hougue; Alec Baldwin; Russell Brand; Catherine Zeta Jones; Paul Giamatti; Malin Ackerman; Mary J. Blidge; Bryan Cranston; Tom Cruise

Musical

2012

fretamalt@hotmail.com @panchocinepata

un amigable nuevo vecino

Cuando era muy niño, Peter Parker fue dejado al cuidado de sus tíos Ben (Martin Sheen) y May (Sally Field), luego de que sus padres debieran dejar Nueva York por razones desconocidas.

Años después, Peter Parker (Andrew  Garfield) pasa un día normal, enfrentando al matón del colegio, añorando que alguna vez su compañera Gwen Stacy(Emma Stone) se fije en él y sacando fotos para el diario mural del colegio. Esa tarde, limpiando el sótano, encuentra un antiguo maletín de su padre, en los que encuentra antiguos apuntes de éste y fotos en colaboración con el conocido bioquímico Curt Connors(Rhys Ifans), a quien llega a conocer tras burlar la seguridad del edificio Oscorp, la empresa en que Connors trabaja.

Mientras recorre las instalaciones de Oscorp, Peter irrumpe en un experimento  con arañas genéticamente alteradas, siendo picado por una de ellas. Al poco rato, mientras sube al metro rumbo a su casa descubre una fuerza y agilidad que nunca había tenido antes, y que serán el inicio de una nueva etapa en su vida…

Cierto que la trilogía de Spiderman realizada por Sam Raimi en 2002 partió bien, tuvo un segundo capítulo gigantesco en 2004 y un tercero que dejó un sabor bien agrio en 2007, tanto que implícitamente se le consideró el fin de esta etapa fílmica del personaje creado por Stan Lee y Steve Ditko en 1964. Sin embargo, Sony Pictures, titular de los derechos cinematográficos, no quería perder una fuente segura de taquilla, planteándose como continuar con la historia del arácnido. Y tras muchas vueltas de tuerca, optaron por la única opción viable. El reinicio.

Noticia que fue resistida por fans a nivel mundial, especialmente, cuando se anunció que el director de la nueva versión sería Marc Webb. Claro, un director de una comedia romántica que hasta el día de hoy produce emociones encontradas (500 días con ella)…¿qué tenía que hacer en un filme de superhéroes?

Lo cierto es que, con toda esta publicidad en contra, El Sorprendente Hombre Araña tenía mucho que perder…pero finalmente ganó mucho más.

Constituyendo una rareza dentro del género, toda vez que el personaje que da nombre a la película aparece recién a la hora de película y sus apariciones no alcanzan una tercera parte del metraje, esta nueva entrega de Spiderman resulta bastante sorprendente, pues si bien nos cuenta desde el principio una historia que ya conocemos, lo hace de una manera poco usual, enfatizando en los hechos que rodean a Peter Parker y la decisión de dedicar su vida a luchar contra el crimen.

Cierto, omite algunas cosas esenciales, como los primeros intentos de Peter por lucrar con su nueva condición, la actitud confrontacional que asume con su entorno a causa de lo mismo y una frase sacramental que es el principio rector de su carrera como Spiderman (todo gran poder conlleva una gran responsabilidad), pero no la forma dolorosa por la cual Peter decide dejar de pensar en sí mismo, convirtiéndose en el amigable vecino del barrio.

Y si bien este enfoque más personal de la historia tiene lugar en perjuicio de las menos frecuentes escenas de acción (aunque muy logradas y bien dosificadas) lo cierto es que funciona, pues permite generar un lazo entre Peter/Spiderman y el público, sea solidarizando con él o bien considerándolo un pelmazo. Tampoco compromete el factor entretención de la película: como he dicho, las escenas de acción si bien se dan en forma más dosificada (un exceso de las mismas terminó por hundir la saga de Raimi en el tercer filme) son bastante logradas y se aprecian perfectamente, incluso sin 3D, además de abundantes chistes y bromas.

El reinicio no le vino nada mal al Trepamuros favorito de todos y nos permite conocerlo un poco más de cerca, recordándonos que la esencia de Spiderman es que, por sobre un héroe, es un individuo como cualquier otro, que antes de salvar el mundo, tiene que pensar como llegar a fin de mes. Esa es la esencia del Hombre Araña, lo que lo ha convertido en el personaje querido que es y que la película respeta como nunca lo hizo Sam Raimi. Bueno, Raimi si lo hizo, pero no muy bien enfocado: Peter vive pensando en su mala suerte y en sus mil preocupaciones diarias sin uniforme, pero sin llegar a la autocompasión. Webb lo entendió clarito, y por eso es que genera la empatía que consigue crear en la audiencia.

Claro, difícilmente lo hubiera logrado sin la sorprendente actuación de Andrew Garfield, otro que captó a la perfección el mensaje de ser “superhéroe muy a pesar suyo” como es la tónica de varios de los personajes de la casa Marvel, construyendo un Peter Parker creíble, empático y fuera de la caricatura en la que terminó cayendo su antecesor, Tobey Maguire. No porque interpretes un personaje de cómic tienes que convertirte en un intento de chiste con pies.

Garfield destaca dentro de un buen elenco que en general, pasa la prueba. Emma Stone arma una Gwen Stacy convincente, pero que parece que le faltó algo más de desarrollo, lo mismo a Sally Field como la tía May. Ambos son personajes demasiado importantes para el desarrollo que tuvieron en este filme, aunque creemos firmemente que ambas correrán mejor suerte en las inevitables secuelas de esta historia. Martin Sheen se muestra sólido, como de costumbre, pese a la brevedad de su papel y Rhys Ifans no falla en la construcción de su Curt Connors, otra víctima de la fatalidad (insisto, la tónica en Marvel) quien termina por convertirse en el Lagarto, uno de los enemigos clásicos de la Araña. Otro intérprete que deja una muy grata sensación es Dennis Leary, en el rol del Capitán Stacy, padre de Gwen y oficial de policía, perseguidor de Spiderman primero y aliado-a-la-fuerza después.

Sumando los aciertos y restando los errores e imprecisiones, la sensación que queda es de que el buen nombre de Spiderman ha sido limpiado y  los pecados cometidos por la tercera entrega de la primera serie han sido purgados. Quizás Sorprendente… no sea tan fiel al cómic como les pudo haber resultado a algunos puristas, pero si es muy respetuosa al espíritu del personaje y de su historia, lo cual siempre es un muy buen pie desde donde empezar.

P.D.: No se olviden de ubicar el habitual cameo de Stan Lee!!

***3/4

THE AMAZING SPIDERMAN

Director: Marc Webb

Intérpretes: Andrew Garfield; Emma Stone; Rhys Ifans; Sally Field; Martin Sheen; Dennis Leary

Superheroes

2012

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