Mary y los demás

Me informan que Cameron Díaz estuvo de cumpleaños, y debe ser la primera vez en mucho rato que su nombre aparecía en redes sociales. Lo cierto es que Cameron lleva lejos del ojo público hace un rato ya, tras retirarse de la actuación para dedicarse a formar una familia. De hecho, sus últimos trabajos datan de 2013, 2014, por ahí.

De Cameron empezamos a saber en 1994, cuando coprotagonizó junto a Jim Carrey, otro actor que podríamos considerar revelación de ese año (y que también está a medio camino del retiro) la inolvidable La Máscara, pero su verdadero salto vino tras algunos años de decisiones no del todo acertadas, hasta que le dio el palo al gato con la gloriosa Loco Por Mary. Y si, es cierto que tiene otras cuantas películas notables (Quieres ser John Malkovich, Pandillas de Nueva York, Con Sólo Mirarte), pero es con la comedia de los hermanos Farrelly que nos concentramos en Cameron y no la olvidamos más.

Y es que con Mary Jensen (Cameron Díaz) es imposible quedar indiferente. Nadie puede. Tomemos, por ejemplo, a Ted Strohemann (Ben Stiller), que conoció a Mary en el colegio, y nunca la pudo olvidar. Y nunca pudo superar que la noche que podrían haber consumado su amor, un pequeño incidente con su pantalón frustró todas sus expectativas.

Más de diez años después, y aun incapaz de superar el recuerdo de Mary, Ted acude a Pat Healy (Matt Dillon en uno de sus mejores roles, digamos las cosas como son), un charlatán de tomo y lomo devenido en investigador privado. El problema es que Healy, quien viaja a Florida para dar con el paradero de la chica, también termina atraído por Mary y diseña un plan para conquistarla, a costa de Ted..

Si algo hemos criticado por aquí es la frecuencia con que la comedia estadounidense cae en la búsqueda de risa fácil a base de golpes en ciertas partes, secreciones y otro tipo de reacciones y necesidades fisiológicas. No es que eso de lo que se ha abusado hasta más allá del cansancio en la actualidad, no fuera una novedad en 1998, en la época en que se estrenó Loco Por Mary, pero sí había una diferencia fundamental: todo lo políticamente incorrecto de esta película se encuentra dentro de un contexto y tiene sentido dentro de la historia.

Todos los chistes, accidentes, desastres y similares que le suceden a Ted, Pat y el resto obedecen a la historia (eso hoy, en momentos en que la historia es una mera excusa para que el protagonista salga echándose gases porque sí…si, Adam, hablo de ti y de tu pandilla de lolosaurios..también a uds, hermanos Wayans, no se hagan), no se comen al relato.

Si, es un humor que podríamos tachar de políticamente incorrecto, pero que no molesta. Y no molesta porque con todo, no es lo principal en este filme. Nunca se nos olvida la historia de Mary y su séquito de admiradores…o si quiere, de acosadores…del efecto que produce la chica en quienes la rodean, y de lo que algunos están dispuestos a hacer para estar con ella.

Nos es imposible olvidar esta historia, no podemos no emocionarnos con ella, y al mismo tiempo no podemos resistir reír de buena gana. Y es que los Farrelly en aquellos días tenían esa capacidad de contar una historia atractiva, sazonada con chistes y situaciones ridículas, en su justa medida, y eso es lo que hace funcionar a Loco Por Mary en tanto comedia romántica como en comedia a secas.

Sin dejar de lado el gran casting: Ben Stiller iniciando su mejor etapa, Matt Dillon demostrando que es un buen actor de amplio registro cuando toma las decisiones correctas. Y claro, Cameron, en el rol principal. Así como nadie podía dejar de interesarse en Mary, ya nunca más pudimos ignorar a Cameron Díaz, y que bien la filmaron los Farrelly.

Una joya que, viendo como ha degenerado la comedia física los últimos años, no hace otra cosa que hacerse más grande con los años.

***1/2

THERE’S SOMETHING ABOUT MARY

Director: Peter y Bobby Farrelly

Intérpretes: Cameron Díaz; Ben Stiller; Matt Dillon; Lee Evans; Chris Eliott; Lyn Shaye

Comedia

1998

fretamalt@hotmail.com  @panchocinepata (Twitter/Instagram)

la historia le dio la razón

Tras largo tiempo de servir a la Marina como piloto de pruebas, y a solicitud de su amigo y antiguo compañero, el almirante Tom “Iceman” Kazansky (Val Kilmer), el capitán Pete “Maverick” Mitchell (Tom Cruise) accede a incorporarse como instructor del grupo de elite conocido como Top Gun, mismo del cual ambos fueran parte hace más de treinta años.

Convocado para entrenar a este grupo especial en forma intensiva con miras a una compleja operación en la planta de procesamiento de uranio ubicada en un recóndito paraje, Maverick debe enfrentar no sólo la desconfianza de su superior inmediato, el vicealmirante Beau “Cyclone” Simpson (Jon Hamm), sino también su propio pasado cuando descubre que uno de sus entrenados es el teniente Bradley “Rooster” Bradshaw (Miles Teller), hijo de su fallecido amigo “Goose”…

Esta debe ser la última gran postergación derivada de la pandemia. Con fecha de estreno programada originalmente para 2020, Top Gun: Maverick sufrió diversas postergaciones, principalmente debidas a la negativa de Tom Cruise, su protagonista y productor de estrenar en otras plataformas que no fueran en sala de cine. Qué no le dijeron.

Pero no en vano Cruise es uno de los hombres más poderosos de la industria, y el tiempo le dio la razón: la película más taquillera del año, escalando rápidamente en el top 10 de las películas más taquilleras de la historia. Y, no menos importante, una de las mejores películas del 2022.

Y es que, repitiendo la fórmula del primer filme, estrenado en 1986 y dirigido por Tony Scott, a cuya memoria se dedica esta secuela, pensar que estamos ante un filme propaganda y destinado a ensalzar el orgullo patrio, es nuevamente un error. Si, la temática armamentista está presente (este filme es un festín para los fans de la tecnología bélica y de la ingeniería aeronáutica), nuevamente es esencialmente un filme de autoaprendizaje.

Como pocas veces en su carrera, en la que normalmente lo hemos visto como un héroe al que no le entran balas, Tom Cruise se pone en la piel de un personaje vulnerable. Su Maverick es en esta ocasión un hombre ya llegado a la madurez, pero con unos cuantos fantasmas a cuestas. La pérdida de su padre, de su mejor amigo, no poder sacarse de encima la fama de imprudente pese a los años transcurridos y los logros alcanzados. De no ser por la confianza que en él ha puesto su antiguo compañero Iceman (fuerte ver a Val Kilmer en este rol, pensando en el estado en que se encuentra el personaje y las que ha pasado Kilmer los últimos años), ya lo habríamos perdido.

Esa confianza que Iceman pone en Maverick es la que al propio Maverick le falta para sí, y es consciente de ello, cuestionándose como inspirar a su grupo de entrenados cuando no puede creer en él mismo. Como fuera, el hacerse cargo de este grupo de pilotos, de prepararlos para la que podría ser la gran hazaña de sus vidas, unido el factor emocional hijo de su mejor amigo, lo más parecido que ha tenido a un hijo propio, a su cuidado, hace que Maverick aprenda a tomar la vida desde otra perspectiva. Una que le permita reencontrarse consigo mismo y hacer las paces.

Es cierto que estamos ante un filme más de esa tendencia que apela a una marca conocida, querida y respetada con los años, el trabajo de Joseph Kosinski va más allá del mero y gratuito ejercicio de nostalgia, sino que se arriesga por construir una historia que se ve fortalecida y aumentada cualitativamente en relación a la obra que le antecede.

Top Gun Maverick es una prueba más de que Hollywood es una fábrica de salchichas que de cuando en cuando produce obras de arte y, como diría Anton Ego, una obra maestra puede provenir de cualquier parte. Y si usted nunca imaginó que una película de aviones de guerra podría ser recibida con una ovación en el Festival de Cannes, bueno…le tengo noticias.

La necesito en físico, ojalá en combo con la primera.

Tom tenía razón. Siempre la tuvo.

****1/4

TOP GUN: MAVERICK

Director: Joseph Kosinski

Intérpretes: Tom Cruise; Miles Teller; Val Kilmer; Jennifer Connelly; Jon Hamm; Glenn Powell: Monica Barbaro; Ed Harris

Acción

2022

fretamalt@hotmail.com  @panchocinepata (Twitter/Instagram)

el tiempo entre combates

Dije que mis deudas cinematográficas las sé pagar. Y por alguna razón que nunca entendí, había postergado Capitán de Mar y Guerra: La Costa Más Lejana del Mundo. Ya que nunca tuve reales razones para no verla, siendo que el género histórico es uno de los que me gusta, y tampoco tenía razones para seguirla postergando. Y lo que vi, la verdad es que me gustó.

Estrenada en 2003, esta historia transcurre en 1805, durante las guerras napoleónicas, y con Bonaparte cubriendo gran parte de Europa bajo su dominio, el campo de batalla se ha trasladado a los océanos, y nos cuenta la travesía de la fragata HMS Surprise, al mando del capitán Jack “Afortunado” Aubrey (Russell Crowe), luego de un accidentado enfrentamiento con el poderoso buque de guerra francés Acheron.

Tras el incidente, Aubrey decide seguir por el Atlántico rumbo al sur, ya que a partir de las investigaciones de su amigo y segundo de a bordo, el médico y naturalista Stephen Maturin (Paul Bettany) diseña un plan para sorprender al buque francés.

Esta era la época en que Russell Crowe estaba en racha. Tres años antes ya era el rostro del revival del cine péplum con Gladiador, y ahora, de la mano de un director siempre eficaz como Peter Weir, se ponía al frente de un filme que traía de vuelta, dentro del género de la aventura, el subgénero de las epopeyas navales.

Tomando al personaje creado por el autor Patrick O’Brian, autor de una serie de novelas épicas protagonizadas por un personaje que reúne características de distintos nombres ilustres de la historia de la navegación mundial (un conocido nuestro, Lord Thomas Cochrane, es uno de sus inspiradores), es que llegamos a esta historia, en la que si bien es cierto el aspecto bélico es fundamental, dado el contexto histórico en que se desarrolla (la guerra de prácticamente toda Europa contra Napoleón), esto sólo se hace evidente en el inicio del primer acto y avanzado el último del filme.

El énfasis del relato está en la vida diaria a bordo, en cómo se sostiene la existencia humana durante la travesía, más allá del ámbito estrictamente combativo. Conocer y entender la dimensión humana de estas epopeyas: la interacción entre los tripulantes de las naves, las relaciones con sus paralelos y sus jerarquías, los conflictos susceptibles de producirse a bordo, o simplemente cómo mataban el tiempo durante el viaje.

El grueso de la literatura alusiva a las epopeyas navales, así como su extensión fílmica, pone el acento en este aspecto. En este caso, eso lo podemos apreciar en la relación entre Aubrey y Maturin: es cierto que son amigos, pero no son poco frecuentes sus roces cuando el segundo no puede evitar sentir el llamado vocacional y aprovechar el viaje para sus estudios sobre la naturaleza, especialmente ante un continente que aún no conocen del todo.

A eso cabe agregar una detallada dirección de arte que reconstruye casi al pie de la letra el contexto histórico y la ambientación de la época y lugar, considerando algunos meses de rodaje en las islas Galápagos, punto donde transcurre parte importante de la trama. Ello, más la impecable fotografía a cargo de Russell Boyd (todo el apartado técnico de esta película tuvo al menos una nominación en distintas premiaciones) hacen de una película que reivindica, en gran medida, un género que llevaba un tiempo sin ver la luz.

***1/2

MASTER AND COMMANDER: THE FAR SIDE OF THE WORLD

Director: Peter Weir

Intérpretes: Russell Crowe; Paul Bettany; James D’Arcy; Chris Larkin; Billy Boyd;

Aventuras/histórico

2003

fretamalt@hotmail.com  @panchocinepata (Twitter/Instagram)

dos formatos y un destino

Hace una semana, el formato compact disc cumplió 40 años desde su salida al mercado. Y es curioso, pero el cd y el dvd, su pariente más cercano dentro de lo audivisual, corrieron un destino similar. Ambos ofrecían una revolución en sus respectivas industrias, y la verdad es que  lo fueron por diversos factores: la calidad de sonido e imagen, la comodidad, capacidad (el disco compacto vs el vinilo y el vhs en cada caso, ambos caracterizados por ser pequeños y livianos) y su portabilidad (no pasó mucho tiempo antes que apareciera el discman y en algún minuto estuvo el reproductor de dvd portátil).

Surgido en 1982, fue desde principios de los 90 que el cd reinó en su industria por cerca de dos décadas, sin contrapesos. Por mucho que el casete fuera el formato más vendido por su universalidad, precio y tamaño, lo cierto es que el disco compacto de a poco fue haciéndose espacio hasta quedar a la cabeza de la industria, sobre todo cuando los reproductores empezaron a bajar de precio. El dvd, a fines de la misma década, viviría una evolución similar desplazando al vhs como formato cinematográfico por excelencia. pero este no llegaría a los 10 años en el trono.

Fue durante los 2010 vino la caída en desgracia de ambos tipos de soporte. Y por razones parecidas: la piratería y la facilidad para copiar los archivos respectivos, los precios inflados (que también marcó el ocaso de la gran mayoría de tiendas físicas), el surgimiento de archivos como el mp3 y las plataformas en línea, el regreso del vinilo y la aparición del bluray y el 4K.

Ahora tanto el cd como el dvd se ven como hermanos pobres de otros dispositivos, pero siguen siendo una alternativa respetable para acceder a ciertas obras. Por eso no hay que mirar en menos a estos discos: yo sigo adquiriéndolos y coleccionándolos. Y es que al haber dejado de ser los formatos principales, sus precios han disminuido y, pese a que su producción ya no es en los volúmenes de antes, eso en caso ha alguno los ha encarecido. Por otra parte, hay muchos títulos que aún no han sido rescatados en formatos superiores y es la manera de llegar a ellos todavía es a través de dos soportes que, aunque muchos renieguen de ellos, aún están muy lejos de desaparecer.

fretamalt@hotmail.com  @panchocinepata (Twitter/Instagram)

De Niro en diez momentos

Ayer 17 de agosto, estuvo de cumpleaños uno de los grandes, don Robert De Niro. Y una pregunta recurrente que se vio durante el día en redes y medios varios fue ¿cuál es tu película favorita de De Niro?

Difícil pregunta, porque actuaciones notables tiene muchas. Quizás los últimos años ande de capa caída (y qué no darían un montón de actoruchos por estar de capa caída como De Niro) y haya tomado algunas decisiones cuestionables (esas películas que incluyen la palabra “abuelo” en el título), pero eso no empaña una trayectoria pródiga en grandes momentos. Así que tratando de responder a la gran pregunta, y dándome cuenta que no lo había hecho antes, un top 10, por orden cronológico, de mis momentos favoritos de Robert De Niro.

CALLES PELIGROSAS (Martin Scorsese, 1973)

Su primera gran colaboración con Scorsese, y uno de los primeros papeles importantes de su carrera, tras varios años de andar a los tumbos. Johnny Boy, un joven pero irritante criminal, cuyas cada vez mayores deudas de juego, y sus frecuentes exabruptos se han convertido en un problema insalvable para su amigo y superior jerárquico, Charlie (Harvey Keitel). Personaje secundario, pero ya daba señales de para donde iba la cosa.

EL PADRINO-PARTE II (Francis Ford Coppola, 1974)

Aunque ganó el Oscar como Mejor Actor Secundario por el rol de Vitto Corleone (siendo la primera de sólo tres veces que dos actores han ganado el Oscar por el mismo personaje), hay que decir que no es un personaje secundario, sino el protagonista de la historia paralela que se cuenta en este filme: el ascenso de Vitto Andolini Corleone, de ser un huérfano siciliano que llega a Nueva York huyendo de la mafia, hasta convertirse en uno de los señores del crimen de dicha ciudad.

TAXI DRIVER (Martin Scorsese, 1976)

Segunda colaboración con Scorsese y acaso una de sus interpretaciones más icónicas: Travis Bickle, un veterano de Vietnam, víctima de stress post traumático, insomne y con muchos demonios internos, consigue trabajo como conductor de taxi en Nueva York. sin embargo, lo que va descubriendo cada noche lo deja peor de lo que está y comienza a pensar en soluciones más drásticas para su depresión.

EL FRANCOTIRADOR (Michael Cimino, 1978)

Tres amigos obreros parten desde su pequeño pueblo en Pennsilvania a servir a su país en Vietnam. Y aunque escapan providencialmente de ser prisioneros en el Vietcong, ninguno será el mismo al volver a casa. Michael (De Niro) es aparentemente el que volvió más sano del grupo, pero sus amigos Steven y Nick no lo cuentan de la misma forma, y eso termina por descomponerlo. Una de las mejores películas de la historia reciente, quizás el primero de los relatos fílmicos que se hizo de la pesadilla que terminó siendo Vietnam para el norteamericano común.

TORO SALVAJE (Martin Scorsese, 1980)

Esta vez el premio Oscar fue como Mejor Actor: De Niro interpreta a Jake La Motta, un boxeador que desde la nada ascendería para convertirse en uno de los referentes del pugilismo a nivel mundial, pero en el proceso, destruirá su integridad psíquica, su vida familiar y sus antecedentes, para terminar convertido en un remedo de lo que pudo llegar a ser. Todo lo que diga de aquí en adelante sería redundar en lo que se sabe en relación a esta joya.

ERASE UNA VEZ EN AMERICA (Sergio Leone, 1984)

Muchos piensan que esta fue la película que hizo Sergio Leone tras darse cuenta de lo que pasó con esa otra película de gángster que rechazó tiempo atrás (El Padrino), pero es mucho más que eso. Es la historia del crimen organizado estadounidense a través de David “Noodles” Aronson (De Niro) un joven judío de Nueva York y su auge, caída y redención dentro del hampa. Y es que, a la larga, no entiendes la historia de un país solamente conociendo a los chicos buenos.

LOS INTOCABLES (Brian De Palma, 1987)

Esta es la historia de Eliott Ness (Kevin Costner), un idealista agente del departamento del tesoro, y el pequeño grupo de oficiales que reúne para hacer frente al crimen organizado, liderado por Al Capone (Robert De Niro). Si ud cree que la actuación de De Niro es exagerada y recargada, bueno, permítame decirle que no entendió nada.

BUENOS MUCHACHOS (Martin Scorsese, 1990)

Desde que Henry Hill (Ray Liotta,QEPD) tuvo memoria, que quiso ser gangster. Por eso, aunque no era de la misma procedencia, es aceptado en la banda de Paul Cicero (Paul Sorvino, QEPD) y no tarda en convertirse en uno de sus agentes más eficaces, de la mano de Jimmy Conway (De Niro) y el irascible Tommy De Vitto (Joe Pesci). Basada en la novela de Nicholas Pileggi, he comentado antes que es mi película favorita de Scorsese, así que no entraré en detalles.

CASINO (Martin Scorsese, 1995)

Otra vez a partir de una novela de Nicholas Pileggi, De Niro encarna a Sam “Ace” Rothstein, apostador profesional, ligado al crimen organizado, para administrar los casinos que éstos ostentan para limpiar sus ganancias. Sin embargo, las cosas empiezan a salirse de control cuando le es asignado como coadministrador al explosivo Nicholas “Nicky” Santoro (Joe Pesci), y la prosperidad del negocio empieza a tambalear.

FUEGO CONTRA FUEGO (Michael Mann, 1995)

La esperada reunión de De Niro con su amigo, contemporáneo de generación y también catalogado como uno de los mejores actores de la historia, Al Pacino, tuvo lugar en este extraordinario e influyente filme en que tanto un ladrón profesional, Neil McCauley (De Niro) y un policía a poco del retiro, Vincent Hanna (Al Pacino) cruzan sus destinos, y lo que pase con uno inevitablemente afectará al otro.

BONUS TRACK: LOS HIJOS DE LA CALLE (Barry Levinson, 1996)

Cuatro jóvenes son acusados de homicidio, cuando trataban de robar a un vendedor ambulante. En prisión, son sometidos a toda clase de abusos por su cuidador, y ya de grandes cobran venganza del hombre que les hizo sufrir. La única esperanza de salvación para ellos, está en la ayuda del padre Bobby Carrillo (De Niro), religioso amigo de los muchachos desde la infancia, quien enfrenta una dura encrucijada entre decir la verdad y dar el testimonio que los jóvenes necesitan para no volver a caer. De esas películas que dejan  hecho pebre al que la ve.

fretamalt@hotmail.com  @panchocinepata (Twitter/Instagram)

lo que no fue y pudo haber sido

Escena entre créditos que nunca estuvo contemplada…en una película que tampoco pasará (pero que siento que hubiera sido tan buena que tenía que publicarla acá).

Batgirl (Leslie Grace) recorre los rascacielos de Gotham City usando su soga. La imagen es contemplada desde la azotea del edificio de la GCPD por un Batman (Michael Keaton) ya entrado en años. Junto a la batiseñal, observa silente y sin ocultar sus aprehensiones. Sin embargo, se gira al sentir una voz familiar.

-Emociona ver a la familia crecer…

Barbara Wilson (Alicia Silverstone) ahora con más de 40 años, pero se ha sabido conservar, convertida en asesor informático de la policía, alguna vez conocida como Batgirl,se acerca al enmascarado.

-No la apruebas, ¿verdad?

-Sabes mejor que nadie por qué no.

-Bruce…- Wilson sonríe, se le acerca, con ternura- Después de tantos años…

-Y sigues sin entender…

-Te entiendo..y te conozco mejor que nadie, más de lo que te gustaría incluso…todos estos años de pelear con payasos, pingüinos o mujeres planta ¿sabes qué fue lo más difícil que tuvimos que enfrentar?

Batman no responde.

-Que nunca confiaras en nadie. Ni en mí, ni en Dick, ni siquiera en Alfred…y sin embargo siempre estuvimos contigo. Quizás no todos lo tomamos de la misma forma…quizás algunos se alejaron…

Batman sólo aprieta un puño.

-….Pero nunca dejamos de pensar en ti, porque sabemos que en el fondo eres un buen hombre. 

Batman sigue sin responder, mirando al vacío, hacia donde la actual Batgirl ya ni se ve.

-Confiábamos en ti, sabíamos en que nos cuidarías. Es lo que siempre has hecho mejor.

-Ya no soy el de antes, Barbara…

-Entonces tendrás que aprender a confiar en ella..-Wilson toma el hombro de Batman con afecto- y tal vez también aprendas a confiar en ti mismo alguna vez- y lo besa en la mejilla, con cariño.

Wilson se aleja, Batman la mira desde el lugar del que no se ha movido. Ella,antes de volver a entrar al edificio, sólo le sonríe. 

Batman vuelve a mirar hacia la ciudad, sin embargo ya no lo hace al vacío, sino al horizonte, tomando el peso de las palabras de su antigua compañera.

Créditos.

Notas:

Si el canon de Batgirl iba a ser el Batman de Keaton (y en consecuencia, el de Kilmer y Clooney), lo lógico es que sí hubiese existido la Batgirl de 1997, o sea, Alicia. Es decir, Barbara Wilson, recordemos que por una locura que nunca se explicó, esta Batgirl era sobrina política de Alfred Pennyworth y no hija de James Gordon, y nunca ha existido en el canon del cómic. Pero bueno, es lo que había.

( qué bueno que a nivel fanart no hayan olvidado a esta Batgirl)

fretamalt@hotmail.com  @panchocinepata (Twitter/Instagram)

el rey y su sombra

Un día de 1955, un promotor de espectáculos de poca monta conocido como “Coronel” Tom Parker (Tom Hanks) se interesa en el cantante que un joven está escuchando en su radio, y tras hacer unas consultas de rigor, descubre que se trata de un joven camionero de Menphis, Elvis Presley (Austin Butler) quien da sus primeros y tímidos pasos, en la escena musical local, basada en el blues y la música afroamericana de la época..

Parker convence a Elvis de administrar su carrera y, efectivamente, a los pocos meses tiene convertido al muchacho en una estrella, ya sea por lo que hace sobre el escenario como por las noticias que da fuera de él. Sin embargo, y pese al éxito alcanzado, las cosas entre ambos no terminarán muy bien con el correr de los años…

Primero fue Freddie Mercury y Bohemian Rhapsody. Luego vino Elton John y Rocketman. Y aunque Stardust, la biografía de David Bowie no pasó de las proyecciones preliminares, el género de las biografías de rockstars no se ha apagado, y para demostrarlo, está Elvis. Si vamos a hablar de rockstars, hablemos del que empezó el fenómeno.

Voy avisando de entrada, eso sí, que no soy precisamente fan del cine de Baz Luhrmann, siempre lo he encontrado exagerado, excesivo, y que su manía de hacer videoclips de más de dos horas me agota. Y sin embargo ésta, su más reciente película, es una que me ha gustado (no la pondré en mi top 10 anual, es un hecho, pero sé que más de alguien lo hará, y está bien. Cosa de gustos). Primero, porque me gusta Elvis Presley, y porque hablamos de uno de los principales íconos de la cultura popular del último siglo.

La película se hace cargo de eso, y no lo hace mal, enfocando en la relación de amor-odio entre Presley y Parker, en cómo la colaboración entre artista y mánager se convierte en una relación tóxica entre ambos. Mucho se ha dicho que Parker fue clave en el ascenso de Elvis al estrellato, pero también el que aceleró su caída. amarrándolo a contratos cinematográficos y a largas temporadas en casinos de Las Vegas que estancaron su carrera (no olvidemos que mientras Elvis hacía el servicio militar en Alemania para quedar como un buen americano, a instancias de Parker, un puñado de bandas encabezadas por cuatro melenudos de Liverpool se tomaban su reino) y Luhrmann hace eco de esa situación.

Los grandes méritos de esta película, aparte de una lograda dirección de arte, están en sus actuaciones principales. Como mucha gente, poco y nada sabía de Austin Butler hasta el día en que lo anunciaron para el rol principal, y ha sido un hallazgo. Butler encarna a la perfección al Rey del Rock en sus distintas etapas, desde el modesto joven que le cantaba a su madre, hasta la triste figura que fue en sus últimos días, pasando por la estrella a la que bastaba con menear las caderas para que nadie en el mundo quedara indiferente. Butler se pone el poncho de un personaje de proporciones estatrosféricas, y sale más que bien parado del entuerto.

Y está el factor Tom Hanks, obviamente. El eterno buen señor del cine, nos da por primera vez un personaje detestable…y funciona. Encarnando a un Tom Parker repulsivo, que manejó la carrera…y hasta la vida personal..de su estrella a su antojo, conforme a sus necesidades y su escala de valores. El propio Hanks declaró que quiso este personaje para ver qué se sentía ser el villano de la película alguna vez, y lo logra, dándonos a uno de los seres más repugnantes que ha dado la industria musical.

Son Butler y Hanks los que llevan a buen puerto una película que a ratos se ahoga en sus pretensiones, que se toma demasiado tiempo para contar lo que pudo haber sido menos (dos horas cuarenta, con el ritmo de este filme, se sienten), pese al vértigo que ha Luhrmann le gusta meter gratuitamente en algunos pasajes. Con todo, estamos ante una de las biografías más interesantes que se han hecho de Elvis.

***

ELVIS
Director: Baz Luhrmann
Intérpretes: Austin Butler; Tom Hanks; Olivia DeJonge; Helen Thompson; Richard Roxbrough
Biográfica
2022

fretamalt@hotmail.com @pamchocinepata (Twitter/Instagram)

operación cacería

Para ser una de las grandes franquicias de las últimas décadas, expandida a través de cómics, videjuegos, modelismo, cosplay, fan art y fan fiction, lo cierto es que en lo que es su formato matriz, el cine, la saga Predator había tenido un pasar poco feliz tras las dos primeras películas de 1987 y 1990. Entre los olvidables crossovers con Aliens y los inolvidables (por más que quisiéramos lo contrario) filmes aparecidos durante los 2010, el pasar cinematográfico de estas bestias estaba en muy mal pie.

Por eso es que sentimos que la más reciente entrega de la saga, Predator: Prey , estrenada recientemente en Hulu/Star+, con toda la artificial polémica armada a partir del género de su protagonista, sin ser una obra extraordinaria, arregla mucho el panorama para esta franquicia.

Ambientada en unos Estados Unidos aún en colonización, durante el año 1719. Naru (Amber Midthunder) es una joven curandera dentro de una tribu comanche, con ansias de convertirse en guerrera, y luego de que la tribu observa una extraña ave surcando el cielo, Taabe (Dakota Beavers) su hermano, líder de los cazadores, decide incorporarla en la búsqueda de un puma que está atacando a otros miembros de la tribu.

Sin embargo, no es un puma el que está acechando y asesinando a todos los seres vivientes que encuentra a su paso, sean humanos o animales. Una horrorosa criatura, de gran tamaño, violenta, salvaje y sanguinaria, que ataca cuando menos lo esperas, está arrasando con todo a su paso, y su objetivo final está en la pequeña tribu de nativos…

Sin entrar en discusiones en torno a la identidad y procedencia de la heroína de esta historia (porque ya deben andar por ahí los ociosos de siempre reclamando por la “inclusión forzada), sí me molestaré en explicar a qué me refiero con que Prey no sea una película perfecta, porque este es un punto en el que sí coincido: la idea es establecer que Naru es la heroína, de eso no hay duda, pero para eso no es necesario darle un poco más de un tercio del filme. No era necesario darle tantos minutos, se entendía fácil con menos.

Fuera de eso, la cosa anda realmente bien, y el hecho de trasladar la existencia del Predator a un escenario mucho más rudimentario, sin tecnología, sin armas de última generación, sin comunicaciones y que su protagonista sea una total inexperta frente a una situación como ésta, la aparición del europeo como personajes a los que les importa un cuerno a quien pasar a llevar para salvar el pellejo de este ser hacen que la segunda parte del filme sea un verdadero festín, sazonado por la aparición del Predator, una criatura ciertamente de culto a estas alturas.

Y esta, que es la parte que nos interesa de una película como ésta, es la parte en que la película funciona: con una aspirante a cazadora convertida en presa de un depredador que no tiene problemas en mutilar unos cuantos cuerpos sólo para agregar sus cráneos a su galería de trofeos, aspirante que deberá apelar más a su ingenio que a su experiencia o fuerza física, para salir airosa del reto, aunque sea por un rato.

Protagonista a la que terminamos queriendo, por cierto.
Sumando y restando el saldo es favorable, y Prey se vuelve una bocanada de aire fresco para una franquicia que, aunque se mantenía saludable en otros formatos, en el que juega de local venía dando bote hace un rato. Bocanada que le permite recuperar el vuelo perdido. Yo, en lugar de muchos, lo estaría agradeciendo.

***1/2
PREDATOR: PREY
Director:Dan Trachtenberg
Intérpretes: Amber Midthunder; Dakota Beavers; Dane DiLiegro;Stormee Kip
Ciencia ficción/Terror
2022

fretamalt@hotmail.com @panchocinepata (Twitter/Instagram)

OLIVIA NEWTON-JOHN 1948-2022

Hay partidas que trascienden generaciones. Hace poco menos de dos horas, mi generación, la anterior, la que vino después de mí, y seguro varias más (digo, ¿en cuántos colegios se hizo la coreografía de Grease para la semana del colegio?), se están sintiendo como la real mierda.

A los 73 años, tras una larga batalla contra el cáncer de mamas, ha partido la cantante y actriz australiana OLIVIA NEWTON-JOHN.

Dueña de una exitosa carrera musical iniciada a principios de los ’70, y que conoció el primer plano durante al menos dos décadas, especialmente dedicada al country y a la música disco, Olivia dio el salto a la gran pantalla más o menos por la misma época, adjudicándose el rol protagónico en uno de los hitos musicales de todos los tiempos, en Grease: Brillantina, de 1978, en el que compartió escena con John Travolta, pareja que se repitió en al menos dos películas más, y convirtiéndose en una de las amistades más fuertes dentro de la industria del cine.

Durante los ’90, Olivia se retiraría parcialmente de la escena para tratarse un cáncer de mama detectado por aquellos años. Desde entonces se abocó al tratamiento de esta enfermedad, y a la activismo por el tratamiento, prevención e investigación de este mal.

Y aunque se recuperó inicialmente, en 2012 y 2017 le fue nuevamente diagnosticado, aunque esta vez procuró mantener su actividad social con la musical. De hecho, en 2018 estuvo en el Festival de Viña del Mar, su única presentación en Chile.

Hasta que hace unas horas, ya no pudo más.

Hasta siempre, Olivia. Gracias por todo, especialmente por luchar hasta el final.

QEPD

fretamalt@hotmail.com @panchocinepata (Twitter/Instagram)

lo que nos gusta ver de vez en cuando

Tengo que reconocer que vi Black Phone sin mucha convicción…y sin embargo me gustó más de lo que pensaba. Ese tipo de sorpresas con las que uno se complace de descubrir de vez en cuando.

Estrenada en el Fantastic Fest del año pasado, pero con debut comercial hace pocas semanas, el filme dirigido por Scott Derrickson (que declinó dirigir una película Marvel para sentarse a dirigir ésta otra) a partir de un cuento de Joe Hill, estamos ante una auténtica revelación, que una vez más una buena idea bien ejecutada, pesa más que un presupuesto exorbitante.

La historia transcurre en 1978, en un suburbio de Denver, barrio en el que se ha registrado una serie de desapariciones de niños, atribuidas a un secuestrador que aún no ha podido ser encontrado. Así, cierta tarde, Finney (Mason Thames), un estudiante de la preparatoria local, es secuestrado por este criminal, terminando encerrado en un oscuro sótano, sin más compañía que un teléfono descompuesto.

Con los días pasando, y la policía enfrascada en una búsqueda que no va para ningún lado, pese a los intentos de Gwen (Madeleine McGraw), la hermana menor de Finney, por exponer lo que ha visto en los sueños premonitorios que tiene y que podrían ayudar a su hermano, el muchacho ha podido hacer funcionar el teléfono, ya que a través de éste, las anteriores víctimas del secuestrador podrían ayudarlo a escapar..

Esa vieja consigna de menos es más vuelve a cobrar validez en esta película. En parte por la historia que está contando: el enemigo no viene del más allá o de otra dimensión, sino que puede estar en cualquier barrio, incluso en el tuyo. Lo otro está en la habilidad de Derrickson, quien salvo por la primera película de Dr. Strange, en 2016 ha tenido una carrera más ligada al terror y al bajo perfil, y en en ese plano donde ha tenido sus mayores logros, para contar una historia atractiva y angustiante sin abusar de los efectos.

Salvo un par de momentos puntuales y necesarios en el contexto de la historia, lo que nos mantiene angustiados es lo que estamos sintiendo más allá de lo que nos están mostrando. No necesitamos que nos muestren un cadáver o litros de sangre en pantalla para sentir lo que Finney (gran trabajo del joven Mason Thames) está viviendo a merced de su secuestrador. Se nota que a Derrickson trabajar con los enormes presupuestos de un blockbuster no le han pasado la cuenta, y sigue capaz de armar relatos interesantes y atrapantes, con poco (el presupuesto se les debe haber ido más en la lograda ambientación, la muy buena banda sonora, y el sueldo de Ethan Hawke, quizás el único intérprete de esta película cuyo nombre sale en el póster).

Por cierto, que gran reconstrucción ha estado teniendo Ethan Hawke los últimos años. de ser el chico lindo y alternativo de los 90 (gracias a la saga Antes de.., de Richard Linklater, o cintas como Reality Bites), andando cada vez más por la orilla oscura. Lo anunció en la notable First Reformed, de 2017, en ese camino anduvo en Moonkight (Marvel Studios), y aquí, en las pocas secuencias que lo vemos, le alcanza para ponernos la carne de gallina.

Confirmo, una buena idea no necesita un presupuesto millonario si se sabe ejecutar bien. Por eso uno agradece que aparezcan cosas como ésta, que nos permiten volver a creer en las buenas cosas que suceden de cuando en cuando.

***

BLACK PHONE
Director: Scott Derrickson
Intérpretes: Ethan Hawke; Mason Thames; Madeleine McGraw; Jeremy Davies
Terror
2022

fretamalt@hotmail.com @panchocinepata (Twitter/Instagram)