volando bajo

No partió bien la temporada 1919 para el circo Medici: tras un invierno duro, que dejó varios caídos en el camino, y en un país que aún sufre las consecuencias de la Primera Guerra Mundial, ha costado mucho iniciar esta gira.

Buscando una salvación, el dueño del circo (Danny De Vitto) ha comprado a Jumbo, una elefanta preñada, pensando en que la cría recién nacida podría ser un incentivo para los espectadores, sueños que se van al suelo cuando la criatura tiene unas orejas enormes que lo hacen torpe y grotesco para el público. Sin embargo, estas orejas enormes serán la clave del éxito futuro del circo…

Dije que me iba a poner al día con los títulos de 2019, y decidí partir con Dumbo, el más reciente de los remakes live-action de los clásicos Disney, de la mano de Tim Burton. Y eso hace mucho más difícil lo que tengo que escribir ahora.

Todos los problemas que tiene esta película se pueden resumir en dos palabras: mucha gente. A ver si me explico: el filme animado de 1941, centrado en el pequeño elefante de grandes orejas capaz de volar, se desarrollaba lo más bien en una hora y algunos minutos, y casi sólo entre animales. En esta versión 2019, la capacidad de volar del paquidermo demora menos de media hora en quedar zanjada. Y siendo ese el leit-motiv de la película, toda la hora y veinte siguiente se siente innecesaria.

¿Con qué rellenamos ese pedazo, entonces? Con un charquicán de lugares comunes que han cruzado todas las películas e historias de circo desde que existe el cine: los problemas de financiamiento, relaciones entre artistas, personajes inescrupulosos. En fin. Si en la película original, Dumbo era el protagonista, aquí queda relegado al nivel de excusa.

Ni siquiera lo que podríamos llamar fan service (la aparición de ratones con traje de circo no hace sino echar de menos a ese gran personaje que era Timoteo, y garabatear por su omisión en esta película; la secuencia de los elefantes rosados, una de las mejores secuencias jamás filmadas en una cinta Disney, una que estaba hecha para que un director como Burton la filmara, aquí es apenas aludida) permite mejorar la experiencia.

Estas son las películas que a los fans de Burton nos duele. Más que una película regular a menos de Burton, pareciera una de esas películas corneta que durante los ’90 y ’00 filmaron montones de directores corneta haciéndose pasar por él. Y duele ver a un director que uno tenía entre sus favoritos, reducido al nivel de sus imitadores más mulas.

Mientras veía Dumbo pensaba en El Libro de la Selva, otro remake “live-action” de un clásico Disney que nadie pidió, pero que, a diferencia de éste, respetaba lo que el filme original era. Sin ser la gran cosa, el trabajo de Jon Favreau de hace tres años resultaba mucho más disfrutable, olvidable al otro día quizás, pero entretenido, respetuoso, menos pretencioso, y digno. Y que una película sea olvidable al otro día, es mucho más positivo que querer olvidarla mientras la estás viendo.

Mal por ti, Tim. Te aprecio, agradezco gran parte de tu obra clásica. Un par de tus películas antiguas las tengo en mi lista de grandes películas de la vida. Pero no por eso voy a andar dándote palmadas en la espalda y encontrando bueno lo que no es.

Más que en la espalda, el palmetazo lo necesitas en la cabeza. A ver si al fin espabilas y dejas de malgastar tiempo, recursos técnicos y humanos que podrías emplear en grandes cosas, en burradas como ésta.

**

DUMBO

Director: Tim Burton

Intérpretes: Colin Farrell; Danny De Vitto; Eva Green; Michael Keaton: Alan Arkin

Fantasía

2019

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del desastre a la hazaña

Corre el año 1970.

Un año antes, el hombre ha llegado a la luna, y el equipo integrado por el comandante Jim Lovell (Tom Hanks), el piloto Fred Haise (Bill Paxton), y el asistente Jack Swigiert (Kevin Bacon), incorporado a último minuto luego de que el cuerpo médico negara el pase para viajar al titular Ken Mattingly (Gary Sinise), se preparan para un nuevo lanzamiento rumbo al satélite natural.

Sin embargo, una inesperada explosión del sistema de ventilación, poco antes de llegar a destino, altera totalmente los planes, y pone a la tripulación de la nave, y al personal de la NASA en Tierra, en una desesperada carrera contra el tiempo para regresar a los astronautas a casa, sanos y salvos…

Si, debo confesarlo, nunca había visto Apollo 13 (pese a que se estrenó hace casi 25 años), nunca con la atención que le puse ahora…y sólo tengo una pregunta:
¿Es normal terminar el visionado de esta película del director Ron Howard, con los ojos húmedos, de pie y con ganas de aplaudir?

Basado en hechos reales, ocurridos en abril de 1970, (cuando la séptima misión tripulada la Luna, la tercera con el fin de alunizar, tuvo por una semana en vilo al planeta entero con una falla en la ventilación que bien pudo costar la vida a sus tripulantes) y registrados por el mismo Comandante Jim Lovell en su novela Lost Moon, el filme de Ron Howard registra una de las grandes hazañas de la historia reciente.

Hablamos de un hecho ocurrido en el marco de una carrera espacial, uno de los frentes más importantes de la Guerra Fría, en la que EEUU había sacado gran ventaja con la llegada del Apolo 11 a la Luna unos meses antes, ventaja que quería mantener, por lo que este incidente, resultaba un verdadero balde de agua fría para sus pretensiones.

Pero, como dijo Lisa Simpson, crisis también significa oportunidad, y la NASA, aunque quizás no lo haya pensado así al principio, convirtió este fracaso inminente en uno de los grandes hitos de la historia aeroespacial. Y es en eso que se concentra este relato: en los esfuerzos tanto del trío de astronautas en órbita, como del personal en tierra, para que la tripulación sobreviviera a las precarias condiciones que quedaron tras el incidente, sin ventilación, sin calefacción y reduciendo el uso de la energía del artefacto a lo básico.

Howard hace de esta historia, que pudo haberse quedado en el documental, en la mera reconstrucción de hechos, un relato épico, desde varios puntos de vista: el de Lovell y su equipo; desde el equipo de la NASA a cargo de la travesía y cómo ésta se convirtió en rescate; incluso desde el prisma de Ken Mattigly, que a última hora no fue parte del viaje, pero cuya experiencia fue clave para el rescate. Y, claro, las familias de los viajeros.

El trabajo de Howard nos relata este proceso como lo que fue: más que un accidente, más que lo que pudo haber sido un tropiezo insalvable para una nación, sino que una hazaña. Y no de un solo hombre, sino de la humanidad. De ahí que uno, como mero espectador, se sienta parte de estos hechos, y se emocione tanto con la resolución de esta historia.

Emotivo, pero sobrio a la vez, digamos. Porque la historia se podía haber ido por uno de estos dos canales: uno innecesariamente lacrimógeno, y otro exagerada –e inoficiosa- mente gráfico. Para lágrimas fáciles hay telenovelas, para lo otro, ciertos programillas de farándula. Apollo 13 es un relato que está muy por encima de eso.

La película sigue ese mismo criterio, y todas las líneas argumentales en que se bifurca la película se orientan a dejar en claro que este hito es atribuible a la comunidad en su conjunto. Bueno, con Apollo 13, en cuanto película, pasa lo mismo: el trabajo de guión, de dirección, efectos (reconocido con sendos premios Oscar, Bafta, entre otros por sus aspectos técnicos (para esta película, la NASA compartió sus simuladores antigravedad para una mayor verosimilitud de las secuencias en órbita); la impecable partitura de Howard Shore –usada hasta el cansancio en reportajes, documentales y demás trabajos de temática épica- más uno de los grandes castings de las últimas décadas…si existiera un premio a Mejor Elenco, Apollo 13 estaba fija en esta categoría.

Aunque, por mucho que se trate de un gran desempeño a nivel colectivo, no podemos no destacar trabajos individuales como el de Tom Hanks (que después de ganar el Oscar a Mejor Actor por Filadelfia y Forrest Gump, decían que lograba el récord con esta actuación, de tres premios seguidos, pero ni siquiera fue nominado), y sobre todo Ed Harris, sólido en el rol de Gene Kranz, el jefe de la operación en Tierra, para quien “el fracaso no es opción!” Debe haberle resultado ese mantra: como actor secundario logró abundantes nominaciones y su cotización se fue a las nubes.

Puede que no haya conseguido más nominaciones más allá de lo técnico (notable, por cierto, para una época en que muchos efectos seguían siendo manuales), pero bueno, a estas alturas ya deberíamos estas acostumbrados a las negligencias de ciertas instituciones. Apollo 13 no necesita condecoraciones expresas para que sepamos de entrada lo que es: una gran película.

***3/4

APOLLO 13

Director: Ron Howard

Intérpretes: Tom Hanks; Bill Paxton; Gary Sinise; Kevin Bacon: Ed Harris; Katheleen Quinlan

Drama

1995

(La próxima semana, espero, volvemos con la cartelera de este año)

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amigos hasta el fin de los días

Durante el siglo XVII, y antes de ser quemada en la hoguera, Agnes la Chalada guardó su libro de profecías, para ser custodiado por sus herederos a lo largo de los años. Con los siglos, aunque el libro inicialmente fue un fracaso editorial, sus predicciones han sido tan acertadas, al punto que ha señalado la fecha en que el Anticristo llegaría al mundo, y la guerra final entre el cielo y el infierno se desencadenaría, provocando el fin de la creación.

Ello ha puesto en alerta a ambas facciones, quienes han iniciado los preparativos para sus respectivas campañas.

En medio, encontramos a dos personajes: Azirafel (Michael Sheen) y Crawley (David Tennant). Uno, un ángel presente en la tierra desde su creación, mientras que el otro, es un demonio que lleva el mismo tiempo en el mundo terrenal (fue quien tentó a Adán y Eva, provocando su expulsión del Paraíso). A lo largo de la historia, ambos han coincidido tantas veces que han llegado a ser amigos y, dadas sus naturalezas, están al tanto de lo que ocurrirá.

Pero como a ninguno de los dos les convence mucho la idea (lo han pasado muy bien en este mundo, haciendo el bien y el mal, respectivamente) que inician, por su propia cuenta, una pequeña cruzada destinada a evitar la inminente destrucción…

Para el año 1990, el inglés Neil Gaiman ya era uno de los más prestigiosos autores de literatura fantástica, mitológica y de terror, y su nombre estaba en boca de todo el mundo gracias a la ya mítica The Sandman. Lo mismo puede decirse de Terry Pratchett, inglés también, que con la saga Mundodisco, también se había hecho un nombre fundamental en la narrativa fantástica.

Amigos personales, y cultores de temáticas afines en su obra, no era de extrañar que en algún minuto trabajaran juntos. Fanáticos ambos de relatos y películas como La Profecía, concibieron su propia versión del relato, abundante en humor negro e ironía, que llamaron Good Omens, y que, tras la gran popularidad alcanzada, su adaptación cinematográfica estuvo latente por años. Por ahí Terry Gilliam fue mencionado como director del proyecto, sin que se concretara. Hasta 2017, cuando Amazon anunció que la historia llegaría a su plataforma Prime Video, en formato miniserie, viendo la luz a fines de mayo de este año, con el propio Gaiman en el guión.

Dirigida por Douglas Mackinnon, y en seis capítulos de 50 a 60 minutos de duración, la adaptación sigue la idea central de la novela: la aparición del Anticristo, la inminente batalla entre el bien y el mal, poniendo énfasis en la relación entre Azirafel y Crowley, su amistad a lo largo de milenios y su postura frente al inevitable destino que se le espera a la creación.

Partiendo de la gran química existente entre Sheen y Tennant, en la relación que sus personajes han construido a través de la historia, y de cómo la interacción con los simples mortales los ha llevado a replantear su misión en la Tierra, que ciertamente influye bastante cuando deciden intentar evitar el enfrentamiento definitivo, Good Omens es fiel al espíritu fundamentalmente irónico de su obra matriz. La serie absorbe a la perfección el espíritu lúdico, cómico y hasta sarcástico de la novela, y es enfocada de esa forma en que mejor funciona.

Cielo e Infierno vistos como una gran corporación uno, y como una suerte de zona de desastre, aunque con su jerarquía claramente definida, el otro, ambos bandos se sostienen por la misión de cumplir el plan divino, sin discutirlo, sin salirse una coma de eso, demostrando una total desconexión con lo que está al medio –nosotros-, lo que lleva a pensar, una vez más, en que no todo es blanco y negro, sino que cabe considerar los matices entre ambos.

Es precisamente la conexión con lo mundano y la capacidad de entender los matices, lo que marca no sólo a nuestra pareja principal y su bromance, sino también a quienes le rodean: Shadwell el anciano último descendiente de una orden de cazadores de brujas, y su aprendiz, el torpe Newton Pulsifer; Anatema Device (la sorprendente Adria Arjona…si, leyó bien, Arjona), una joven ocultista, última heredera de Agnes la Chiflada; y sobre todo, Adam Young, un aparentemente inofensivo muchacho de once años, llamado a convertirse en el Anticristo y desatar el caos.

Hay que reconocer mérito en Gaiman, Pratchett y Mackinnon a la hora de convertir personajes y relatos aterradores..digo ¿quién lo leyó, al pasar, el Apocalipsis y tuvo pesadillas? Ni hablar de las docenas de interpretaciones de este pasaje que hablan de destrucción total.

Bueno, todo esto aparece en Good Omens como un evento trágico, cierto, pero abordado con buen y criterioso humor (muy parecido, se ha dicho, al que cultivaba el legendario grupo inglés Monty Python, que tenía entre sus integrantes precisamente al antes citado Terry Gilliam, más el muy buen manejo de personajes, íconos y conceptos involucrados en el relato, que la convierte en una de las series más divertidas que el mundo haya dado.

Para divertirse de lo lindo, sus seis capítulos de casi una hora se hacen cortos y, salvo algunos guateos narrativos en los primeros episodios, la historia se deja ver y disfrutar. Disponible en Amazon Prime Video.

Director: Douglas Mackinnon

Intérpretes: Michael Sheen; David Tennant; Jon Hamm; Adria Arjona; Jack Whitehall; Michael McKean; Miranda Richardson; Sam Taylor Buck

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*Las cosas hay que decirlas..entre Good Omens, Chernobyl, Afterlife y alguna otra que se me escape, las cosas que más me ha dado gusto ver este año han salido más de la pantalla chica que de la grande. Bueno, sé que no es ninguna novedad, pero hace rato que las buenas ideas se acomodaron más en la tele y similares que en las salas.

Los 25 años de un rey

Ayer se cumplieron 25 años desde el estreno de  El Rey León…y al respecto, cabe preguntarse ¿Fue éste el momento más glorioso de Disney? Por lo menos de las últimas décadas, por supuesto.

Pongámonos en perspectiva: aunque seguía siendo el principal estudio de animación del mundo, Disney había tenido un par de décadas un tanto opacas, muy lejos de lo que hasta fines de los ’60 había sido. Entre los ’70 y ’80, tuvo chispazos de éxitos, pero que no lograron trascender tanto, en comparación con lo que había sido las eras anteriores.

En los 90, entonces, la idea era recuperar el éxito, cualitativo y cuantitativo, perdido los años anteriores, y lo venía logrando, con cintas como La Sirenita, Aladdin, La Bella y la Bestia (que logró una inédita nominación al Oscar a Mejor Película), y que llegó  asu punto más alto en este filme.

Y cómo no iba a serlo: la historia de Simba, futuro rey de la sabana, y su camino marcado por la intriga, la tragedia, la culpa y la redención (si, estos temas en una película básicamente infantil), su viaje del héroe, cargando con una muerte que no provocó, su aprendizaje, para volver convertido en el líder que enfrentará al monarca usurpador y restaurará la justicia y el orden en su reino, es un relato de proporciones épicas que deja en vergüenza muchas otras películas con humanos que han caído víctimas de sus propias pretensiones.

Si, una película con animales que hablan y cantan. Es por cintas como ésta que aquellos que desprecian a destajo el cine animado tuvieron que empezar a cuidar sus palabras (pensemos que entonces el animé japonés aún era visto como un gusto de minoría silenciosa).

25 años, han pasado y se hace cada vez mayor. Después de El Rey León, y sin contar la obra de estudios asociados a Disney como Pixar o Marvel, el estudio de don Walt nunca más tuvo una obra que alcanzara este nivel de grandeza. Tuvieron que pasar más de 20 años para que viéramos cosas como Frozen, Zootopia o Moana se le acercaran apenas.

Y su legado (a través de sus diferentes reediciones, reposiciones, un musical, y un remake que podríamos decir en live-action en camino) la engrandece aún más, haciendo que el ciclo de la vida siga moviéndose.

Larga vida al rey.

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Batman 30 Bonus Track: Batman y Chile

Es curiosa la historia del Batman de Tim Burton con Chile…se estrenó en diciembre de 1989, varios meses después del hype, y la reacción del público fue bastante tibia. Nunca un fracaso, pero en comparación con la taquilla lograda a nivel mundial, la chilena fue una de las más pobres.

Si bien hubo entusiasmo entre los afortunados que podían acceder a comics de la época (las ediciones argentinas, españolas o mexicanas sólo llegarían masivamente un par de años después) el público, acostumbrado al Batman sonriente y colorido de la televisión, miró esta nueva versión con distancia, lo que llevó a que la película tuviera pocas semanas en cartelera.

La crítica tampoco puso mucho de su parte. Salvo algunas reseñas favorables (Héctor Soto valoró el talento de Burton y su apuesta por una versión distinta de lo acostumbrado) y el entusiasmo de algunos medios alternativos, la prensa de espectáculos chilena, compuesta (incluso en estos días, aunque menos que antes) por redactores que no saben en qué otra sección poner, la destrozó, como suele hacer con lo que no sabe cómo procesar (pregúntenle a Mike Patton, cuando FNM fue a Viña el 91, o a Jorge González en el mismo evento).

En tiempos en que las películas podían tardar un año en salir en vhs, Batman llegó al formato casero en mayo de 1990, donde tuvo un segundo aire, al llegar con más facilidad al espectador realmente interesado.

Para el estreno de Batman Vuelve, en 1992, público, prensa e industria estaban mejor preparados, con las lecciones aprendidas, y la que a la postre sería la mejor película de Batman (hasta TDK) tuvo un pasar harto más interesante en salas. En fin, había que aprender de alguna manera.

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Batman: 30 años

En un año que ha estado repleto de hitos de la cultura popular, y en paralelo con los 80 años de su protagonista, se cumplen 30 años de Batman, un hito que no podemos dejar pasar. Por eso, celebrando las tres décadas desde la premiere de este filme en EEUU, aquí va un puñado de razones por las que la treintena que esta película debe ser conmemorada.

1.-Porque es el tercer largometraje de Tim Burton, tras dos películas y un puñado de cortometrajes, dominados por una estética propia, que fusionaba lo fantástico, el gótico, el  terror, el kitsch, y que a la postre se convertiría en su marca de fábrica. El éxito de taquilla de esta película, que sobrepasó los cálculos más optimistas, abrió de par en par las puertas de la industria para éste realizador, que se convertiría en uno de los principales cineastas de la década que se iniciaría algunos meses después.

2.-Porque fue la ratificación de un exitoso proceso de reinvención del personaje. Aunque Batman llevaba años de rediseño tras un largo período de desvirtuarse (no sólo por la serie televisiva de los ’60), que agarró más fuerza a mediados de los ’80, gracias a la publicación de obras como Crisis En Las Infinitas Tierras, y el lanzamiento de series como Año Uno y The Dark Knight Returns, proceso que coincidió con la producción de esta película (que también tuvo un prolongado desarrollo), y que vino a ser la guinda de la torta con este proceso.

3.-Porque para el público que no conocía a Batman fuera del cómic, fue un shock. Acostumbrado al Batman colorinche y exageradamente positivo de Adam West y el personaje que sonreía a medio mundo en series como SuperFriends, la aparición de un Batman oscuro, parco, sin Robin, no precisamente preocupado de la legalidad de sus actos, y con villanos que no tenían problema alguno en asesinar, fue un golpe del que al gran público costó recuperarse.

4.-Porque podríamos decir lo mismo de las motivaciones que llevaron a Bruce Wayne a convertirse en Batman, cosa que fuera del cómic pocas veces se había citado antes. Si, damas y caballeros, este tipo no se viste así de buena onda, sino que para vengar el homicidio de sus padres, asesinados frente a sus ojos, y tratar así de reparar sus muchas culpas y carencias.

5.-Porque si bien no es mi Joker favorito, ni la que más me gusta de sus actuaciones, Jack Nicholson justificó con creces cada uno de los diez millones de dólares, más un porcentaje de la recaudación, que recibió por este personaje.

6.-Porque nadie daba un peso por Michael Keaton como Batman: proveniente de la comedia, cercano a los cuarenta años, a medio camino de la calvicie, muy lejos del look playboy que ostenta el alter-ego del vigilante, Bruce Wayne, no inspiraba mucha confianza. Sin embargo, su interpretación fue sobresaliente, encarnando a la perfección la duplicidad entre el temible justiciero de Gotham City –con todos sus quiebres personales incluidos- y su “disfraz” de superficial y medio tontorrón multimillonario (¿se imaginan hubiera existido Twitter y los fandoms tóxicos empoderados de ahora?).

7.-Porque, con un gran sentido de la oportunidad, tuvo a Kim Basinger en el casting, en su momento de mayor popularidad. Y aunque su actuación no fue la gran cosa, hay que ser sincero, Kim pudo demostrar que era mucho más que un símbolo sexual.

8.-Porque, en otro aspecto que sería habitual en su filmografía futura, Burton se dio el gusto de contar con actores de aquellas películas que lo motivaron a amar y dedicarse al cine: Jack Palance (encarnando al jefe criminal Carl Grissom), y Michael Gough, en el rol del leal Alfred Pennyworth (que repetiría en tres películas más).

9.-Porque aunque para muchos no pega ni junta ni con el personaje ni con la película, el disco de Prince, inspirado en el filme, fue uno de los grandes discos de ese año. y Batdance, una de las grandes canciones y videoclips de la temporada.

El score de la cinta corrió por cuenta de Danny Elfman, que ya venía de trabajar con Burton en sus filmes anteriores, y representa a cabalidad lo que Batman y su mundo es, al menos en la versión de este director.

10.-Por el impresionante trabajo visual de Anton Furst. Donde Tim Burton quería un relato a medio camino de lo fantástico y lo real, la Gotham City diseñada por Furst fue perfecta: una ciudad con personalidad y espíritu –no digamos alma- propios, diseñada a la medida de lo que Gotham City es: una ciudad sobrepasada por el crimen y la corrupción, un lugar donde ya no cabe la inocencia, cuyo salvador está lejos de ser un ángel y más cerca de ser un monstruo, lo único que esta ciudad puede producir.

El diseño de Furst fue tan impresionante, que a los pocos años fue adaptado como parte del cánon batmaniano en papel.

Y dentro de lo mismo, mencionar el Batmobile diseñado por Keith Short, qué maravilla de vehículo, Dios mío…

En tiempos muy previos al MCU, mucho antes de que los superhéroes se convirtieran en norma, grito y plata, en tiempos en que el cómic, sobre todo este género, recién estaba volviendo a agarrar vuelo, era riesgoso apostar por un filme de este tipo. Pero la Warner Bros se la jugó, se arriesgó (qué diferencia con lo que está pasándole ahora) al incurrir en un personaje y un género en desarrollo, y un director que daba sus primeros, aunque fuertes pasos.

La taquilla y el gran recibimiento logrado por Batman, demuestran claramente que la apuesta se ganó.

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BATMAN

Director: Tim Burton

Intérpretes: Michael Keaton; Jack Nicholson; Kim Basinger; Jack Palance; Michael Gough; Pat Hingle; Billy Dee Williams; Robert Wuhl

Superhéroes

1989

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1999: recuerdos de un gran año

Uno de los grandes temas dentro de la conversación cinematográfica actual es 1999, año que no sólo marco el cambio de década, de siglo, de milenio, sino además, el último gran año del cine industrial.

Era otra época, tan cercana pero tan lejana a la vez. Pese a que se año se estrenaba el Episodio I de Star Wars y una nueva película de James Bond, lo cierto es que aún estábamos lejos de la dictadura de la franquicia y de la macrosaga en que vivimos hoy (aunque ésta se venía venir..entonces ya sabíamos que se venían las adaptaciones de El Señor de los Anillos o X Men, indicios de lo que arrancaría el 2008 con Ironman), por lo que en las pantallas existentes en la época, lo más bien que convivía el cine netamente industrial, con aquel más de autor, más movido por el contar historias atractivas e interesantes que contar billetes.

Hoy estamos en un momento en que esperamos con ansias cada producción de A24, Blumhouse o Annapurna para que nos ofrezca una alternativa a las grandes franquicias, y cruzamos los dedos porque tengan al menos una sala, una semana, para poder verlas como la gente.

Pero en esos años, en que HBO tímidamente ofrecía cosas como Los Soprano o The Wire y aún no agarraba vuelo como generador de contendios categoría Premium, mientras que Netflix era apenas un videoclub on line que, como gran gancho, funcionaba como delivery de películas, podíamos esperar de Warner, 20Th Century Fox o Universal, en fin, lo mismo que nos ofrecía Miramax o Focus Features, y una película sin efectos especiales podía compartir el espacio lo más bien con el megavento de la temporada. A veces, incluso le iba mejor.

Permítame demostrárselo, con esta selección de grandes películas estrenadas ese magnífico año, partiendo por la que para muchos fue el gran evento de esa temporada (y no, no fue la tuya, George):

-THE MATRIX (Hermanas Wachowski)

-EL CLUB DE LA PELEA (The Fight Club, David Fincher)

-SEXTO SENTIDO (The Sixth Sense, Manoj Night Shyamalan)

-MAGNOLIA (Paul Thomas Anderson)

-EL INFORMANTE (The Insider, Michael Mann)

-UN LUGAR LLAMADO NOTTING HILL (Notting Hill, Roger Michell)

-MILAGROS INESPERADOS (The Green Mile, Frank Darabont)

-DOGMA (Kevin Smith’s Dogma, no estrenada en Chile)

-OJOS BIEN CERRADOS (Eyes Wide Shut, Stanley Kubrick)

-BELLEZA AMERICANA (American Beauty, Sam Mendes. Ganadora de 5 Oscar, entre otros Mejor Película, Director, Actor, así como 3 Golden Globes y 6 Bafta)

-LAS VIRGENES SUICIDAS (The Virgin Suicides, Soffia Coppola. Pasó por salas, pero duró poquito).

-MUERTOS DE RISA (Alex De La Iglesia. Se estrenó, pero con dos años de atraso).

-THE BLAIR WITCH PROJECT (Daniel Myrick & Eduardo Sánchez).

-TODO SOBRE MI MADRE (Pedro Almodóvar)

-EL TALENTOSO SR. RIPLEY (Talented Mr. Ripley, Anthony Minghella)

-EL MUNDO DE ANDY (Man on the Moon, Milos Forman)

-STUART LITTLE (Rob Minkoff)

-TOY STORY 2 (John Lassetter, Ash Brannon & Lee Unkrich)

-200 CIGARRILLOS (200 Cigarrettes, Risa Bramon Garcia)

-TRES REYES (Three Kings, David O’Russell)

-MISTERY MEN (Kinka Usher, no estrenada en Chile)

-AUDITION (Takashi Mikee, no estrenada en Chile)

-ELECTION (Alexander Payne, no estrenada en Chile)

-10 COSAS QUE ODIO DE TI (10 Things I Hate About You, Gil Junger)

-EL GIGANTE DE HIERRO (Iron Giant, Brad Bird, lanzada directamente en vhs)

-INOCENCIA INTERRUMPIDA (Girl, Interrupted, James Mangold)

-EL COLECCIONISTA DE HUESOS (The Bone Collector, Philip Noyce)

-UN DOMINGO CUALQUIERA (Any Given Sunday, Oliver Stone)

-QUIERES SER JOHN MALKOVICH? (Being John Malkovich, Spike Jonze).

Y seguro que se me queda alguna otra en el tintero. Se indican en paréntesis las que no se estrenaron porque, en esos años, lo raro es que una película no llegara a los cines.

Más de veinte títulos. Cierto, subjetivamente no todas las películas que salen en esta lista me gustan de la misma forma, o puede que a usted que está leyendo no les gusten las mismas que a mi, pero nadie puede negar, que de todas estas cintas, ninguna merece menos de cuatro estrellas de calificación.

Con todos estos estrenos, que han envejecido muy bien la gran mayoría, incluso los que en su momento fueron mirados en menos pero que las revisiones en el cable, en formatos caseros o en alguna que otra reposición ¿vamos a negar ahora que 1999 fue el último gran año del cine? El que lo haga, amárrese una piedra grande al cuello y tírese un piquero.

(Crucemos los dedos para que se publique en español un libro que, según los especialistas, es fundamental para entender este fenómeno: Best.Movie.Year.Ever: How 1999 Blew Up The Big Screen, del crítico estadounidense Brian Rafferty. Sino, habrá que refinar el inglés no más, y aplicar Amazon. Parece que este es de aquellos textos que hay que revisar sí o sí).

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Policilandia

Lo peor de cometer un error es perseverar en él. De ahí la importancia de repararlo. Por eso, cuando tiempo atrás andaba de compras cinéfilas, di con Cop Land: Tierra de Policías (James Mangold, 1997), me encontré con la oportunidad de salvar una omisión de casi dos décadas. Me acuso de haber dejado pasar una película notable, y de un género que me gusta, por pura negligencia mía.

Nuestra historia transcurre en Garrison, un pequeño pueblo a medio camino de Nueva York y Nueva Jersey, conocido como CopLand, pues la gran mayoría de policías de las grandes ciudades cercanas tienen su domicilio en este pueblo, cuya autoridad máxima es el alguacil Freddy Heflin (Sylvester Stallone), un policía solitario, pero muy amable, abocado cien por ciento a su trabajo, en la tranquila comunidad.

Las cosas empiezan a complicarse cuando, Murray “Superboy” Babitch (Michael Rappaport) un joven y promisorio policía de Nueva York, luego de un confuso incidente asesina a dos individuos, creyendo que lo amenazaban. En el lugar pronto se apersona Ray Donlan (Harvey Keitel), tío de “Superboy” y su superior en la fuerza, quien junto a sus subalternos lleva a cabo un plan para resolver el entuerto de manera que su sobrino y su equipo salgan lo menos mal parados posibles de la situación.

Como no es primera vez que Donlan y sus muchachos están involucrados en hechos confusos, el departamento de asuntos internos, encabezado por el teniente Moe Tilden (Robert De Niro), toma cartas en el asunto, e involucrando a Heflin en el proceso, quien por las malas aprende que no todo en su institución era como creía.

Ciertamente James Mangold no es Martin Scorsese, aunque se nota su influencia, no sólo por tener algunos rostros de uno de los filmes clásicos del cineasta de ascendencia italiana en su casting (De Niro, Keitel y Ray Liotta), sino también en lo argumental: no es descabellado encontrar parentescos entre Cop Land y filmes como Calles Peligrosas, Buenos Muchachos, Casino, y cualquier espectador menos observador podría pensar que, efectivamente, estamos ante una película del buen Martin.

No lo es, pero bebe mucho de él (y si desmenuzamos, también encontramos cosas de Michael Mann y del antiguo Brian De Palma, y las sabe enlazar bastante bien) Y si bien hay que tener claro que Mangold es un director de rendimiento, por lo general,correcto, hay que decir que es de aquellos que cuando quiere hacer las cosas bien, le salen mucho mejor de lo que podría esperarse.

Cop Land sigue ese camino. Si bien adolece de un par de secuencias que se alargan más de la cuenta, sin aportar mucho, o se apartan de lo que nos está realmente contando, consigue mantener las manos sobre el timón, haciendo no sólo que la cosa llegue bien a puerto, sino además dejándonos una grata sensación en el paladar.

Todo ello apoyado en el poderoso elenco que sirve de base a la historia. No vamos a ahondar en los aportes de actores como De Niro, Keitel, Liotta, y del más que respetable elenco de personajes secundarios. Donde sí vamos a enfocarnos es en el desempeño de Sylvester Stallone. Porque siento que esta película debería llevar, antes de que comiencen los créditos finales, la mención “Dedicado a todos esos gaznápiros que insisten que Stallone es un pésimo actor”.

Porque si bien Stallone enfocó su carrera principalmente a la acción –fue uno de los rostros fundacionales del cine de acción estadounidense de los ’80 y ’90, ese cine abundante en testosterona que en esos años hizo nata, elevándole el orgullo patrio a los estadounidenses, con esos personajes que, con todo en contra, siempre encontraban como vencer.

Bueno, con su interpretación en Cop Land, Stallone manda todo eso a buena parte. Si, su alguacil Heflin comparte con el resto de sus personajes el ser un buen tipo que quiere hacer lo correcto aún cuando está todo en contra. Sin embargo, en este caso tenemos un personaje consciente de que no va a ser fácil, la victoria no va a salirle barata, habrá heridos en el camino, él mismo incluso, sobre todo cuando de a poco vaya descubriendo que todo en lo que creía, todos en los que creía, no eran tal, y que lo que está a punto de destapar huele irreversiblemente a podrido.

Muy lejos del orgullo de la nación al que nos tenía acostumbrados durante gran parte de su época de oro. Ello nos da a la mejor versión de Stallone desde las primeras Rocky.

Notable película por donde se le mire. Haberla encontrado después de tantos años fue un hito, una señal que no se pueden dejar pasar. Quizás qué catástrofe a nivel universal iba a suceder si lo volvía a ignorar.

***1/2

COP LAND

Director: James Mangold

Intérpretes: Sylvester Stallones: Robert De Niro; Harvey Keitel; Ray Liotta; Michael Rappaport; Noah Emmerich; Janeane Garofalo; Anabella Sciorra; Cathy Moriarty; Peter Berg; Robert Patrick

Policial

1997

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el spin-off que nos quedaron debiendo

Será pues. El pobre rendimiento de Solo: A Star Wars Story en boletería sepultó para siempre la posibilidad de ver nuevos spin-off de Star Wars, en salas de cine al menos.

Cierto, se han anunciado nuevas series y películas (The Mandalorian, para el próximo año, y una cuarta trilogía para la siguiente década), pero la posibilidad de ver en la gran pantalla nuevas obras de personajes ya conocidos, que nos permitieran ahondar en su historia, hasta aquí no más llegó.

Lo que duele, pues uno de los proyectos que más interés despertaba, incluso formaba parte del proyecto original de Lucasfilm y Disney, tenía como protagonista a Obi-Wan Kenobi.

Antes interpretado por Sir Alec Guiness y por Ewan McGregor (uno de los nombres más entusiasmado con la idea), Kenobi es un personaje con un tremendo atractivo cinematográfico, por donde se le mire: uno de los grandes caballeros Jedi de todos los tiempos, general de la República reconocido como uno de los grandes y más victoriosos líderes durante las Guerras Clónicas, su potencial como héroe de aventuras es innegable.

Pero su atractivo va más allá del mero género de la aventura: Obi-Wan Kenobi puede ser objeto de diversas lecturas, desde más de un punto de vista.

Obi-Wan está marcado por el heroísmo, es cierto, representando la encarnación del arquetipo clásico del héroe de aventuras, noble, valiente, dispuesto a arriesgar todo por un bien mayor antes que la gloria personal. Eso en una primera lectura, porque si nos ponemos a leer entre líneas, cruza varios otros conceptos.

La ira, por ejemplo, al presenciar la muerte de su maestro Qui-Gon, a metros de distancia y sin poder hacer nada por remediarlo, más que vengarlo.

La culpa: el evento que más dañado lo dejó, fue presenciar la caída de su discípulo, Anakin Skywalker, la sensación de que pudo haberlo evitado, y su posterior conversión al lado oscuro, que terminó por condenar a una galaxia completa.

Entendamos la culpa también desde la perspectiva de haber sido parte de la Orden Jedi, un grupo de caballeros que, no obstante los grandes poderes que ostentaban, fueron incapaces de descubrir el complot y el desastre que se gestaba en sus propias narices.

Y finalmente la redención y la esperanza, al asumir como protector de Luke Skywalker, y en su maestro, quien le ayudará a dar sus primeros pasos por el camino de la Fuerza, guiándolo en la ruta que finalmente hará del muchacho el héroe que restablecerá la unidad en la galaxia (sí, después nos enteramos que no fue así, pero Kenobi no tiene por qué saberlo :p ).

¿Se dan cuenta de todo lo que puede dar este personaje? Ojalá Disney y Lucasfilm recapaciten y, si pueden rescatar del papelero uno de los proyectos que tenían en mente, sea este. Porque entre los 20 y tantos años que transcurren entre los episodios III y IV más de alguna aventura debe haber pasado el bueno del viejo Ben. Sería una farra tremenda.

Créditos de esta columna compartidos con @aljourgensen…una conversación casual en redes dio pie a esta redacción…después de todo ¿cuántas grandes cosas no salieron de conversaciones casuales?

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PD: Iba a reseñar también Cold Pursuit, la última de Liam Neeson, pero la encontré tan floja (sácale las partes de Neeson haciendo lo que mejor hace, matar hue…, y la cinta se desinfla) que, cuando estaba en la segunda línea, me di cuenta que no valía la pena.

desde la tragedia misma

Sé que a mucha gente, cada vez que se dice, le puede parecer exagerado, pero la verdad es que no lo es: si el año terminara hoy, Chernobyl es la mejor serie del año.

Y si no terminara hoy, bueno, es una serie que le sube una enormidad la vara a cualquier otra cosa que venga hasta el 31 de diciembre y, por qué no, de lo que vino antes. Cualquier otra producción que venga después la tiene muy difícil, estamos hablando de una serie que, en medios especializados, ha logrado puntuaciones que rondan entre 9,5 y 10. Ninguna otra producción televisiva ha logrado tal nivel de aprobación antes.

Y es que los aciertos de la coproducción entre HBO y la cadena inglesa Sky son tantos, en lo técnico, en lo narrativo, en cuanto a diseño de producción, que realmente cuesta definir por dónde partir el análisis. Las siguientes líneas son un intento por examinar esta serie de la manera que le haga más justicia posible.

Creada por el guionista Craig Mazin (cuyo currículum incluía producciones asesinables como varias de las Scary Movie y sus refritos…para que vean que a nadie le falta Dios) y filmada con locación en Lituania y Ucrania, países que a la época de los hechos formaban parte de la entonces Unión Soviética, Chernobyl cuenta los sucesos acaecidos con ocasión del desastre nuclear ocurrido en la central nuclear Vladimir Ilich Lenin, al norte de Ucrania, el 26 de abril de 1986, luego de una explosión producida en uno de sus reactores tras una fallida prueba de los sistemas energéticos de la planta.

Como consecuencia del incendio, se liberó una gigantesca cantidad de material altamente radioactivo y tóxico, que se extendió rápidamente por las comunidades aledañas, matando a una treintena de personas en pocos días, forzando la evacuación de miles de personas y la movilización de cientos de miles de efectivos para efectuar labores de contención, antes de que la radiación se extendiera a otros países europeos.

La serie aborda desde el incidente mismo, pasando por sus trágicas consecuencias humanas (las vidas perdidas, el desastre para la salud de otros muchos), sociales (todo lo que significó movilizar a los habitantes de más de una ciudad, ahora convertidas en pueblos fantasmas) y hasta políticas (desde el momento en que se intenta ocultar los hechos, hasta las responsabilidades que las autoridades pertinentes deben enfrentar).

Mazin enfrenta los hechos desde diversos puntos de vista, con el suficiente cuidado de que no se opaquen unos a otros,y que al final confluyan en un canal común. Y aunque podríamos destacar varias líneas argumentales, las principales son las que involucran al científico Váleri Legasov (un sobresaliente Jared Harris), doctor en química designado por el gobierno soviético para encabezar el equipo a cargo de la emergencia e investigar sus posibles causas; por otro, la doctora Ulana Kohmyuk (Emily Watson), miembro de la comunidad científica que colabora con la investigación, enfocando en el factor humano que pudo incidir en la catástrofe, y enfatizando  en sus consecuencias en las personas.

Como tercera gran línea argumental tenemos a Lyudmilla Ignatenko (Jessie Buckley), esposa de un bombero convocado a la contingencia, embarazada de éste, y a través de ésta, se nos presenta cómo afectó el hecho al ciudadano común, aunque no haya sido testigo presencial del hecho.

Los logros técnicos de esta serie llegan a niveles tan altos como los dramáticos y narrativos. La exposición que Chernobyl hace de la tragedia está mostrada de manera tal que cualquier inteligencia promedio entienda el proceso de la energía nuclear y cómo se produjo el desastre. En cuanto a su construcción, lograda y muy realista en la construcción del contexto histórico y geográfico en que transcurrieron los hechos,Chernobyl marca otra gran pauta.

Por décadas, el cine y la televisión nos han mostrado el género de las catástrofes como verdaderas y épicas batallas del hombre por sobreponerse a la adversidad. Un poco de eso hay aquí, pero obviando artificios que no vienen al caso. Al contrario, Chernobyl es una producción brutalmente honesta, capaz de poner al espectador en el lugar de la tragedia, sentirla como propia, y concluirla como fue: un incidente que no dio espacio para heroísmos –aunque los hubo- sino una circunstancia que, cuál más o menos grave, dejó miles de malheridos.

Sentimos todo lo que estamos viendo, y lo que nos están contando, como real. El golpe de K.O. que sentimos ante todo esto, cuando caemos en cuenta que esto no fue ficción, sino que efectivamente ocurrió, también. Y cuando descubres que sus consecuencias se prolongan hasta el día de hoy, necesitas un gran esfuerzo para rearmarte.

Cinco capítulos de una hora a una hora y cuarto cada uno, los suficientes para abarcar la tragedia en todos sus aspectos. No necesita más, pensando en quienes están preguntando por una segunda temporada, no me parece, encuentro que la historia se cuenta a la perfección en estos cinco capítulos, y extenderla podría ser contraproducente.

Chernobyl es una serie que nos deja una doble sensación: por un lado, angustia, dolor, frustración, incluso rabia, ante el evento ocurrido en 1986 y sus consecuencias. Pero por otra parte, nos deja una sensación agradable, de que aún hay gente dispuesta a crear obras superiores, por mucho, a lo que se ve todos los días, y que haya medios dispuestos a difundirlas.

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