el héroe que dudaba

Llegó finalmente el tráiler de Spiderman: No Way Home. Y si bien nos alegra que por fin haya llegado este avance, confirmando de paso, el estreno de la película durante 2021, el regreso de Alfred Molina en el rol del Dr. Octopuss ha llevado a muchos a revisitar la que mayoritariamente se considera la mejor película live-action del arácnido: Spiderman 2 (Sam Raimi, 2004).

Cierto, deberíamos partir por el principio, pero ese filme cumple 20 años en 2022, así que oportunidades de revisarlo no nos faltarán el próximo año, así que vamos al grano no más.

Han pasado algunos meses desde que Peter Parker (Tobey Maguire) asumió la identidad de Spiderman. Y si bien su vida como héroe le trae popularidad y lo salva de apuros financieros con las fotos que vende a la prensa, su vida civil hace aguas por todos lados.

No puede rendir como corresponde en los estudios ni en el trabajo; se ha vuelto impuntual y no siempre llega a los compromisos que asume; su tía May (Rosemary Harris) está a punto de ser desahuciada de su casa de toda la vida; la actriz Mary Jane Watson (Kirsten Dunst), la chica de la que siempre ha estado enamorado, está por casarse; su mejor amigo, Harry Osborne (James Franco) lo mira con desdén desde que se dedica a publicar las hazañas de Spiderman, a quien culpa de la muerte de su padre, jurando venganza.

Su único alivio está en la amistad que forja con Otto Octavius (Alfred Molina), científico nuclear, para quien realiza una pasantía, mientras éste desarrolla tecnologías para Oscorp, la empresa de Harry. Sin embargo, un accidente casi fatal durante el desarrollo de sus experimentos será otro golpe del que ni Peter ni Spiderman podrán reponerse…

Lo que más se celebra de la versión que Sam Raimi nos presentó del personaje, en una época en que no existían los universos cohesionados y el cine de superhéroes se trataba más de hechos aislados que de tendencias dominantes, fue su fidelidad e inteligencia con que traspasó al celuloide las historias del arácnido.

En este caso, rescatando un arco de la primera gran época del personaje, de la mano de Stan Lee y John Romita Sr, sobre el conflicto que genera en Peter Parker su doble vida y los costos de ser Spiderman. No nos olvidemos que la característica de Spiderman siempre ha sido ser el amigable vecino que siempre va a luchar por otros y por lo que es justo, aunque no tenga cómo llegar a fin de mes, siendo éste el pilar fundamental del que se vale Raimi para contar su cuento.

Raimi siempre lo tuvo así de claro, como también Tobey Maguire. Si en la primera película el mantra era “Todo gran poder trae consigo una gran responsabilidad”, en esta oportunidad el desafío de Peter/Spiderman es encontrar la conciliación entre sus dos vidas.

Y si bien el enfrentamiento con el villano de turno, el Doctor Octopuss (el trabajo de Alfred Molina es impresionante, y por eso es que se esperaba con tantas ansias su retorno) es quizás el más duro que le ha tocado enfrentar (la secuencia del tren debe ser una de las escenas más espectaculares que se haya visto en un filme de superhéroes) y va a involucrar al entorno de Peter Parker más de la cuenta (Mary Jane, Harry, incluso la tía May sufrirán coletazos de este desafío), a la larga es el evento que lo empuja a poner sus propias cosas en orden.

El Spiderman de Raimi/Maguire consigue encontrar su lugar en el universo, poner sus prioridades y objetivos en orden y mantener su autosuficiencia. Eso es lo que puso a esta versión en el firmamento y que ninguna otra versión en vivo ha podido igualar (no contemos Into The Spiderverse acá, por ser animada y porque es un filme que eleva mucho el estándar). Nada contra Tom Holland, y uno entiende que su Hombre Araña es parte de un universo mayor, pero verlo tan dependiente, tan sidekick de otros personajes lo desperfila mucho.

Y sin desmerecer lo que se ha hecho en el marco del MCU, pero cuando mejor se hizo fue cuando el realizador tuvo claro lo que el personaje es, y no lo que el directorio quiere que sea.

SPIDERMAN 2
Director: Sam Raimi
Intérpretes: Tobey Maguire; Kirsten Dunst; Alfred Molina; James Franco; Rosemary Harris; J.K. Simmons
Superhéroes
2004

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¿lo que se vió o lo que se leyó?

¿Es mejor la película? ¿Es  mejor el libro? Es la vieja pregunta que uno se hace cuando ve la adaptación de una novela al cine. O cuando uno lee esas novelizaciones de ciertas películas que se publican a veces como complemento de las mismas. Pero..¿qué pasa cuando esa novela y esa película son Había Una Vez en Hollywood? ¿Qué pasa cuando tienes la sensación de que ambos son, a su manera, igual de buenos?

En primera, hay que decir que esta no es la adaptación de un libro al cine, ni la adaptación de una película al papel. Su descripción más exacta sería la de un director’s cut escrito del filme.

Pues si bien se tratan de lo mismo (lo que le pasa al otrora héroe del western Rick Dalton cuando asume que ya no es la estrella que solía ser), hay algunas diferencias considerables.


La principal: profundizar en el personaje de Cliff Booth, doble de acción, asistente personal y lo más parecido a un amigo que tiene Dalton, cuya vida previa a los hechos que salen en la película, que incluyen una pasada por la segunda guerra mundial, alguno que otro trabajo de guardaespaldas, en fin dan para un spin-off, perfectamente.

Otro aspecto que desarrolla la novela es la historia dentro de la historia que es “Lancer”, la serie que aparece como la última oportunidad de Rick Dalton para seguir brillando. Tarantino destina abundantes páginas para explicar la trama del capítulo piloto de la serie, que también podría dar para una minipelícula.

Incluso su relación con Trudy Fraser, la actriz infantil con quien comparte escena, está más desarrollada en la novela, y permite apreciar mejor los pasos que da la carrera de Dalton luego de aparecer en “Lancer”, según se nos cuenta en el último acto de la película.

El arco de la familia Manson y el de Sharon Tate pasan a muy segundo, incluso tercer plano. Es decir, se les da un desarrollo como historias secundarias, pero proporcionalmente ocupan menos papel que lo que ocupan en tiempo de largometraje.

Cada cual verá cuál formato le gusta más. Yo declaro un perfecto empate.

El libro se puede encontrar en Buscalibre. Desconozco si está en librerías locales.

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superfamilia

Quizás porque en el momento de su estreno aún no llegaba HBO Max a Latinoamérica, o porque justo durante esta misma época la competencia ha estado tirando todo a la parrilla con sus series (Wandavision, Falcon o Loki). Lo cierto es que ando con la sensación de que a Superman & Lois no se le ha dado la importancia y exposición que se merece.

Y es que esta serie, que podría considerarse que esta serie es un consuelo para los fans ante la imposibilidad de tener una adaptación live-action del Hombre de Acero en el mediano plazo, la verdad es que es mucho más que eso. Esta serie de quince episodios, recientemente concluida, esta entre las mejores adaptaciones de Superman que se han hecho. Precisamente porque aborda una lectura del personaje y su mundo que lleva siendo examinada en el cómic hace mucho, pero ignorada a nivel de adaptaciones.

Partamos de la base que se salta la historia de inicio, que ya se ha contado mucho (en las películas de 1978, de 2013 y en las diversas versiones animadas), sino que parte varios años después, dentro de la rama conocida como Arrowverse.

Clark Kent (Tyler Hoechlin) y Lois Lane (Elizabeth Tulloch) se han casado. Viven en Metrópolis, son los reporteros estrella del Daily Planet y tienen dos hijos: Jonathan (Jordan Elssas), un joven vivaz, seguro de sí mismo, y ganador en casi todo lo que se propone, y Jordan (Alexander Garfin), más retraído, inseguro y reservado.

Todo marcha bien hasta que el pujante industrial Morgan Edge (Adam Rayner) compra el Planet, despide a la gran mayoría de reporteros, entre ellos a Clark Kent, por no adaptarse a su nueva línea editorial (de celebrarle todo lo que haga, lo que hace que Lois no tarde en renunciar a su puesto en el periódico).

Cuando muere la madre de Clark, Martha, y al no tener mayor vínculo que conservar en Metrópolis, deciden mudarse a Smallville, ciudad que después de varios años de estancamiento, empieza a resurgir gracias a la explotación minera iniciada por…Morgan Edge. Ello hace que los Kent-Lane sospechen, y se pongan a investigar, mientras que un extraño personaje dice buscar a Superman, reclamando venganza.

Mezclando todo ello con los problemas de toda familia con hijos adolescentes, especialmente cuando Jordan comienza a manifestar poderes similares a los de su padre.

La faceta del Superman padre de familia, jefe de hogar, ciudadano común, antes que el hombre de los increíbles poderes que salva al mundo en cada ejemplar del cómic es el elemento principal de este relato, toda vez que Clark/Superman  debe buscar el equilibrio entre sus labores de protector de su familia y salvador del mundo. En este sentido, la interpretación de Taylor Hoechlin es impresionante y bien puede estar dentro de las mejores caracterizaciones que hemos visto del hombre de acero. Si este será el Superman para la década que estamos recién partiendo, bienvenido sea.

Pero por algo el título de la serie es Superman & Lois , y es Lois Lane quien se echa al hombro a la mitad de la serie, transplantando a la escena en vivo todas esas características que han hecho de la reportera estrella del Planet el personaje fundamental que es dentro del universo del kryptoniano. Ese que ya no es simplemente la chica que se mete en problemas que el héroe debe rescatar, sino esa audaz investigadora capaz de jugarse la vida, si es necesario, no sólo por la noticia, sino más bien por la verdad y la justicia, en un escenario donde ella y Clark son los únicos que desconfían de lo que está pasando en una ciudad que necesita de un milagro para no morir, milagro que no viene vestido de azul, sino de traje y corbata.

Gran acierto, en ese sentido, rescatar, y reinventar, a Morgan Edge, personaje de gran relevancia para el universo supermaniano durante gran parte de los 90, muy postergado la década siguiente. Ahora, si bien es cierto esta versión tiene algunas diferencias con el Edge del papel, es bueno salirse un poco de los villanos de siempre.

Son buenos tiempos para ser fan de DC. Entre el Snyder’s Cut, el fenómeno que ha sido Suicide Squad, la serie animada de Harley Quinn y esta serie que se arriesgó a poner un nuevo enfoque para el Hombre de Acero, y triunfó, y considerando que DC es uno de los platos fuertes de HBO Max (es cosa de ver lo que han apostado en cosas como Titans, Stargirl o Doom Patrol), es para entusiasmarse.

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algo saldrá vivo de aqui

A fin de obtener ciertos beneficios en el cumplimiento de sus condenas, un grupo de criminales con habilidades especiales son reclutados para una misión encomendada por Amanda Waller (Viola Davis), jefa del servicio de inteligencia conocido como ARGUS.

La misión consiste en inflitrarse en la nación sudamericana de Corto Maltese y penetrar en las instalaciones del laboratorio Jotunheim, dedicado al desarrollo de armas biológicas de origen alienígena. Considerando la orientación anti estadounidense de la dictadura que gobierna el país, este ha adquirido el carácter de amenaza para la nación…

Existe la tendencia a pensar que el paso de DC Comics por el cine ha sido de irregular a malo. Yo no lo veo así, y siento que desde 2013 esta marca nos ha dado obras cumbres (Man Of Steel, Wonder Woman, Zack Snyder’s Justice League), películas correctas (Batman vs Superman, Aquaman, Shazam!), cosas que nadie pidió pero tampoco molestan (Birds of Prey) y desastres (Wonder Woman 84, Suicide Squad 2016). Como ven, películas de todos los niveles y calidades (sin contar Joker, desde luego, por no pertenecer a este cánon).

¿Por qué la mala onda entonces? Quizás porque son menos películas que la competencia y en menos tiempo. Cuando llevas más de diez años, lanzando dos o tres películas por temporada que, además, están relacionadas entre sí, las más flojas del lote terminan pasando piola. Siendo la producción de DC mucho menor, lo defectuoso se siente mucho más fuerte, y se ve peor de lo que se quiere hacer creer.

Poniéndonos en el caso que efectivamente sea tan malo lo que está pasando con DC, y considerando el corte de Zack Snyder como la bisagra entre las etapas de la alianza DC/Warner, The Suicide Squad, ahora de la mano de James Gunn, tenía la misión de dar el arranque a esta nueva era. Siendo así, hay motivos para entusiasmarse. Tal vez no sea la mejor película del estudio como han insinuado por ahí, pero ciertamente entra en el top 5, al menos como la más entretenida.

Y no es que uno quiera ensañarse con la película dirigida por David Ayer en 2016, pero esta versión 2021, a medio camino entre el reboot y la secuela, tiene muchas más cosas a su favor que su predecesora.

Partiendo por una historia mejor contada, desarrollada de manera más natural y orgánica. Mientras en el filme de Ayer las cosas pasan porque así estaba escrito en el guión, aunque no tengan sentido (la misión encomendada, el plan del villano, el villano mismo, sus orígenes, motivos, nunca logran de adquirir sentido),en el trabajo de Gunn todo se desarrolla en forma natural y lógica, dando sentido a los eventos que se desarrollan en el filme, evitando los excesos visuales que tenía la primera película, y que resultaban molestos de ver, el fan service forzado y un aire a videoclip que no aportaba nada.

Aquí es donde uno se pregunta si Gunn es mejor narrador que Ayer, o si el estudio, teniendo presente que Gunn no es ningún patipelado, le dio más y mejores condiciones para trabajar. Me inclino más por lo primero.

Con una historia mejor contada y un universo mejor desarrollado, es natural que los personajes funcionen mejor. Considerando que estamos ante un filme grupal, y obviando el caso de un personaje ya consolidado como Harley Quinn (de no ser porque no me cuadran las fechas, diría que los papás de Margot Robbie la concibieron pensando en el personaje), tenemos una gran química entre los integrantes de la primera línea de este equipo. Se nota que hay más cariño por ellos, y hasta el villano nos genera empatía.

Idris Elba nos ofrece un Bloodsport que cumple con el líder llamado a ser, aunque no le guste la idea. Joel Kinnaman se rehabilita en un rol de Rick Flagg más logrado que el soldado cumple órdenes de la primera película, y John Cena no tiene que esforzarse mucho para crear un Peacemaker convincente.

Y si Harley es el rostro, los tres hombres mencionados son el músculo, y Amanda Waller, un personaje al que hasta Lex Luthor le provoca inquietud (que bien cumple Viola Davis con este rol), el corazón de este grupo está en los notables Ratcatcher 2 (Daniella Melchior), Polka Dot Man (David Dastmalchian, el único actor que ha hecho películas de superhéroes para tres universos distintos –Marvel, DC y el Dark Knight de Nolan) y King Shark (voz de Sylvester Stallone) son personajes que no conocíamos, pero nos conquistaron al toque.

Habrá que esperar para saber si los logros de The Suicide Squad se mantendrán en el tiempo y DC va a seguir por el buen camino. Las nuevas películas de Flash y Black Adam (incluso The Batman, aunque no sea del cánon) serán un indicador de que las cosas se están haciendo bien y el trabajo de James Gunn no fue un volador de luces. Sin embargo, que el estudio genere películas como ésta es un alivio y, aún más, un gran empujón.

***1/2

THE SUICIDE SQUAD

Director: James Gunn

Intérpretes: Margot Robbie; Idris Elba; Viola Davis; Joel Kinnaman; John Cena; Alice Braga; Daniella Melchior; David Dastmalchian; Michael Rooker; Nathan Fillion

Acción/Superhéroes

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el niño y el mago

Tanto se habló de Japón estos días gracias a los Juegos Olímpicos, que no he dejado de pensar en The Geisha Boy (Tú, Mi Conejo y Yo en Latinoamérica, Tú, Kimi y Yo, en España), esa comedia de 1958 protagonizada por Jerry Lewis, el cuarto filme que protagonizó en solitario, luego de separarse de Dean Martin unos pocos años antes.

Lewis encarna a Gilbert Wooley, un mago de poco éxito que, para no morir de hambre, viaja con su conejo Harry al Oriente para divertir a las tropas estadounidenses que entonces peleaban la guerra de Corea.

Wooley debe permanecer en Japón unos días antes de partir al frente, y durante esos días traba amistad con Kimi Sikita (Nobu McCarthy), una simpática funcionaria del cuerpo diplomático japonesa, y a su sobrino Mizuo Watanabe (Robert Hirano), un niño que desde la muerte de sus padres no había vuelto a reír, hasta que ve en primera fila los desastres que Wooley causa desde que puso un pie en suelo nipón.

 Para la época de este filme, Lewis ya había dado muestras de sobra del gran comediante y realizador que era, y que era más que el compañero divertido del galán ganador que era Martin. Por el contrario, Lewis tenía todos los méritos para brillar por su cuenta, esta vez con un nuevo socio, Frank Tashlin, director de varias de sus películas y quien entendió mejor que nadie la propuesta humorística del actor. El mismo Lewis siempre tuvo palabras de elogio para Tashlin, llegando a decir que sin éste, él no habría llegado a ser lo que fue.

Lewis demostraba que era un actor con los méritos suficientes para seguir su propio camino, no un mero acompañamiento que reaccionaba ante los estímulos que ofrecía Martin. En esta etapa solista, y con Tashlin detrás suyo, Jerry Lewis se alzaba como el gran comediante de su época, hecho y derecho y sin depender de nadie.

Y aunque a veces cae en lo melodramático (un mal común, en todo caso, en muchos comediantes de su generación) lo cierto es que The Geisha Boy, es un auténtico festín gracias a la sucesión de situaciones absurdas, malentendidos y desastres que Wooley deja a su paso, sea en el aeropuerto, turisteando por los lugares más clásicos del país del sol naciente, o incluso en el campo de batalla.

¿Qué quieren que les diga? Gracias a las constantes reposiciones de sus películas en televisión, Jerry Lewis es uno de los culpables que me guste tanto el cine, precisamente por haberme criado viendo cosas como ésta, así que cualquier motivo para volver a sus películas clásicas, es un buen motivo.

***

THE GEISHA BOY

Director: Frank Tashlin

Intérpretes: Jerry Lewis; Nobu McCarthy; Robert Hirano; Suzanne Pleshette; Sessue Hayakawa; Barton McLane

Comedia

1958

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viejo, pero no obsoleto

Durante el siglo XVI, el explorador español Don Aguirre (Edgar Ramírez) viajó al interior del Amazonas en busca del legendario árbol de Lágrimas de la Luna, cuyas hojas tenían poderosas propiedades curativas. Los peligros que atravesó durante el viaje, que se extendió mucho más de la cuenta, volvieron loco al conquistador, cayendo víctima de una maldición que le impidió salir del lugar.

En 1916, la experta en botánica Lily Houghton (Emily Blunt), en compañía de su hermano MacGregor (Jack Whitehall) viaja rumbo a Brasil, tras encontrar una reliquia clave para encontrar el árbol. Así, se dirige al Amazonas y contrata los servicios de Frank (Dwayne Johnson), un bribón propietario de una lancha, para que la lleve al lugar donde éste, según la leyenda, se encuentra…

Viejo no quiere decir anacrónico ni obsoleto. Lo digo porque una de las películas más entretenidas del último tiempo viene del siempre confiable género de la aventura. Un género que funciona bajo reglas más antiguas que el hilo negro, que ha sabido mantenerse vigente a lo largo del tiempo, despertando de cuando en cuando con nuevos bríos.

Pasó con Indiana Jones en los ’80, se intentó hacer con La Momia a principios de los 200, y es lo que queda demostrado con Jungle Cruise, el más reciente estreno de Disney+ (disponible en algunas salas de cine en proceso de reapertura), al rescatar una fórmula que, sin muchas variaciones, viene funcionando prácticamente desde que se definió al cine como fuente de entretenimiento.

Basado en la atracción del mismo nombre existente en los parques Disney (no se extrañen, de esta fuente también han salido cosas como Tomorrowland o Piratas del Caribe) el trabajo de Jaume Cullet-Serra, un director que sin hacer muchos aspavientos tiene una carrera bastante respetable dentro del género de la acción, no inventa nada nuevo. Aunque no lo necesita, los elementos, los clichés, si se quiere, que han funcionado desde siempre (con sutiles variaciones, puede ser), que si se emplean correctamente en la historia correctamente contada.

El héroe que le pone el pecho a las balas, la chica de armas tomar con las convicciones y botas bien puestas, el recurso cómico que va ganando valor a lo largo de la historia, el villano que sólo observa que otros hagan el trabajo por él, el objetivo y la leyenda tejida a su alrededor, viajes con sobresaltos por lugares exóticos. Como ven, nada nuevo. O casi nada nuevo, pero que funciona, y hace que las dos horas y un poco más que toma este filme, pasen volando, vaya que sí.

A veces se pide tan poco de las películas y es tan poco lo que hay que hacer para que la experiencia valga la pena, siempre que se sepa donde colocar correctamente dada pieza del puzzle. Porque puede que sí, que Jungle Cruise no quede en los ránkings de fin de año, pero dentro de lo que se espera que haga, lo cual es hacer que el espectador se divierta de lo lindo desde los créditos iniciales hasta el cartelito de “The End”, por Dios que no lo quita nadie.

***  

JUNGLE CRUISE

Director: Jaume Collet-Serra

Intérpretes: Dwayne Johnson; Emily Blunt; Jack Whitehall; Jesse Plemons; Edgar Ramirez; Paul Giamatti; Veronica Falcon

Aventuras

2021

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como auto del año

Retirado en las afueras de la ciudad, Dominic Toretto (Vin Diesel) vive junto a su mujer Letty (Michelle Rodriguez) y su hijo Brian, intentando tener una vida tranquila. Sin embargo, su deseo se ve frustrado cuando se le informa que el vuelo que traslada a Mr. Nobody (Kurt Russell), un amigo en los servicios de inteligencia, ha sido saboteado, para ayudar a escapar a Cipher (Charlize Theron), la líder terrorista que Toretto recientemente ayudó a escapar, desapareciendo también un valioso dispositivo bélico.

Toretto accede a participar en la misión, cuando se entera que uno de los operativos involucrados en el sabotaje, resulta ser su hermano menor Jakob (John Cena), a quien hace décadas dejó de ver…

Para mi nula afinidad con el automovilismo y el mundo tuerca, debo decir que lo paso muy bien viendo las películas de Rápidos y Furiosos. Cierto que para muchos cinéfilos más ortodoxos esta saga representa todo lo que está mal en el cine, pero para llevar nueve películas (en rigor diez, si sumamos el spinoff de Hobbs & Shaw), algo bueno debe tener.

Quisieron el destino y la pandemia que Rápidos y Furiosos 9 se terminara por estrenar el mismo año que se cumplen veinte desde el estreno de la primera película de la saga, franquicia que, hay que decirlo, después de la quinta película ha envejecido, se ha desarrollado de manera sorprendente, y resistido estoicamente al paso del tiempo, a los cambios de elenco (los que se han ido, los que han vuelto y los que se han sumado) y los cambios políticos, sociales y de tendencias que hemos vivido en dos décadas.

¿Qué otra saga ha mantenido esta buena salud por tantos años? Star Wars lleva once películas, pero en más de 40 años, y no todas han tenido la misma acogida; de Harry Potter (8 películas, diez años) podríamos decir algo similar; Misión Imposible recién va para la séptima en 25 años (y no, no sé si podemos incluir en la misma ecuación marcas como James Bond o Marvel). RYF, para llevar tanto recorrido, se mueve como auto del año.

Así las cosas, que una franquicia cuyas películas, a primera vista, pareciera que se tratan todas de lo mismo, lleve tanto tiempo y al mismo nivel, es porque las cosas se han hecho en la forma correcta. Y esta novena/décima película no es la excepción. Conforme, tal vez sean historias a las que no hay que pedirles mucho, pero no hay nada por qué avergonzarse con eso. Por el contrario, esta es una película que tiene plena consciencia de lo que se espera de ella.

Sería como haber despreciado en su momento, las películas de Terence Hill y Bud Spencer por no tener un contenido muy profundo. Puede que sea así, pero esas películas cumplían con lo que ofrecían, y por eso calaron tan hondo. Con RyF pasa exactamente lo mismo. Lo importante es que dé lo que está ofreciendo. Y lo hace.

Ya quisiéramos esa honestidad, esa lealtad y ese respeto por su público en el cine de pretensiones más…”serias”.


***1/2

F9: FAST & FURIOUS 9
Director: Justin Lin
Intérpretes: Vin Diesel; Michelle Rodriguez; Tyrese Gibbons; Chris Ludacris Bridge; John Cena; Jordana Brewster; Nathalie Emmanuel; Charlize Theron; Sun Kang; Kurt Russell; Helen Mirren; Don Omar; Thue Ested Rasmussen
Acción
2021

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