choque generacional

Ha pasado un año desde que la familia Spengler se ha mudado a Nueva York para retomar la actividad de los Cazafantasmas. Sin embargo, pese al servicio que prestan, su inexperiencia hace que la opinión pública los mire con desconfianza, y para evitar que el ayuntamiento los clausure por emplear a una menor de edad, deciden marginar de la actividad a Phoebe (Mckenna Grace), la entusiasta refundadora de la oficina.

Por esos días, llega a las manos de Ray Stanz (Dan Aykroyd), ex Cazafantasmas y ahora dedicado al estudio de las ciencias ocultas, un antiguo orbe de lata, vendido por un desconocido necesitado de dinero, y tras examinar las inscripciones grabadas sobre la pieza, intuye que una serie de terribles eventos está a punto de desatarse…

Hace tres años estábamos celebrando que Ghostbusters: Afterlife hubiese logrado lo que no pudo la última trilogía de Star Wars, ni Jurrasic World, ni mucho menos Matrix Resurrections: iniciar una nueva etapa en su historia fílmica introduciendo personajes nuevos, contando con, por así decirlo, la bendición de sus personajes originales, cosa que hizo posible que nuevos fans descubrieran esta franquicia, manteniendo a la vez contentos a los de siempre.

Eso que fue una de las virtudes en la anterior película, en esta cuarta entrega canónica de este universo, Cazafantasmas: Apocalipsis Fantasma, termina sintiéndose un lastre.

Vamos viendo. Aclarando desde ya que este nuevo filme en líneas generales me gustó, no es menos cierto que la obra presenta algunas fallas estructurales que si bien no van a causar un desastre, si la dejan bastante expuesta a terminar viviendo uno, del cual puede que salga con vida, pero no precisamente indemne.

Y tiene que ver precisamente con la dependencia de este filme para con los Ghostbusters originales. Cierto, su inclusión era necesaria para que Afterlife funcionara bien, dándole el visto bueno a sus sucesores. Y tampoco hubiese sido un problema si había referencias, algunas más sutiles que otras, a los personajes que Bill Murray, Dan Aykroyd, Annie Potts y Ernie Hudson. Referencias, ojo, y con eso todo bien. Al final, uno de los ganchos de filmes como éste es el fan service.

El problema de este cuarto filme es que una parte no menor de éste descansa en los hombros de estos personajes, en secuencias que hubiesen estado muy bien como cortos para acompañar la edición física o para lanzarse on line en paralelo al filme, pero dentro de la película, su aparición se siente forzada, incómoda y restándole protagonismo a sus sucesores, a los que también suceden cosas necesarias de contarse.

A veces hay que dejar que los hijos vuelen sólos, ¿no creen?

De los personajes aún más nuevos que se pretende introducir, mejor ni hablar. Pareciera que hubiese una competencia tácita entre ellos por quien aporta menos.

Eso, más una cuota de sobreexplicación, son factores que se sienten sobrantes y que inciden en bajarle los bonos a una producción que, de haberse tratado con un poco más de cariño, el que le hubiesen dado sus responsables originales (sólo Aykroyd sigue en el equipo, tras las partidas de Harold Ramis y Ivan Reitman, y la salida de Jason Reitman, director de Afterlife, del proyecto),  se bastaba a sí misma.

Repito, que está bien, está muy lejos de ser el desastre que algunos reseñaron en ciertos espacios sólo por unos likes más (la nostalgia y el hate se parecen en algo: en lo bien que venden), pero queda la sensación de que tenía todo para ser más grande.

***

GHOSBUSTERS: FROZEN EMPIRE

Director: Gil Kenan

Intérpretes: Mckenna Grace; Finn Wolfhard; Carrie Coon; Paul Rudd; Logan Kim; Celeste O´Connor; Kumanil Nanjiani; Patton Oswalt; Emily Alyn Lynd; Dan Aykroyd; Annie Potts; Ernie Hudson; Bill Murray

Aventuras

2024

Francisco.retamaltorres@gmail.com  @panchocinepata (Ex Twitter, Instagram)

no, si esto era un mero trámite…

Esa calurosa tarde del verano de 1972, Sonny (Al Pacino) y Sal (John Cazale) simplemente entrarían a esa pequeña sucursal bancaria de Brooklyn, amenazarían a los empleados, se llevarían el efectivo, y escaparían. Así de fácil, así de rápido…¿qué podría salir mal?

Hollywood estuvo tan bueno para producir material del bueno pero muy bueno durante la primera mitad de los 70, que a veces hay obras que bien podrían calificarse de maestras, que pasan más desapercibidas de lo que merecen. Es el caso de Tarde de Perros el filme que un Sidney Lumet, un titán del cine que ya llevaba unas cuantas genialidades en el currículum (12 Hombres en Pugna, Serpico) relataba los hechos descritos en un reportaje de revista Life que daba cuenta de un insólito caso de robo bancario con toma de rehenes en 1972.

Y es que…no voy a repetir lo que expuse al inicio de esta reseña, pero díganme ustedes: ¿cómo un robo a un banco que pudo haber sido rutinario y rápido, se termina yendo al carajo desde el minuto en que el botín que logran no es ni un quinto de lo que esperaban encontrar, y que va escalando en lo absurdo a medida que los perpetradores van tomando una decisión más mala que la anterior, no va a ser cinematografiable?

Sobre todo pensando en los alcances que este hecho tuvo, más allá de lo meramente policial, algo de lo que Lumet sabe dar cuenta en su filme, examinando, por un lado, los motivos de Sonny (Al Pacino, que en su segundo filme como actor principal tras Serpico, dejaba clarísimo que sería uno de los actores imprescindibles de ésta década y de las siguientes) para cometer este robo, y las consecuencias para un individuo cuya vida está totalmente fuera de control, obligado a tomar el control de una situación sin tener idea cómo lo logra (por decirlo de algún modo, ojo), arrastrando de paso a Sal (justicia se hará el día que alguien instituya el premio John Cazale, qué carrera más corta y más redonda la suya), otro pobre diablo que tampoco tiene mucha idea de donde está parado.

Pero no sólo va por ese lado. Con esa simpatía que Sonny y Sal, sin querer, despiertan en un amplio sector de la opinión pública, Lumet da cuenta del estado de las cosas en el momento en que ocurrieron los hechos y en que la película se estrenó. El periodismo, la literatura y el cine fueron reflejo de lo que pasaba por aquel tiempo en EEUU, un país herido, que aún no se recuperaba del desastre que fue Vietnam y del golpe a la confianza en las instituciones que fue el caso Watergate.

Cuando no se tiene fe en las instituciones, es que aparecen líderes…no, no líderes, sino caudillos, muchas veces sin querer serlo, muchas veces personajes que no tienen idea en lo que se están metiendo, en quien las comunidades depositan su fe.

Tarde de Perros da cuenta de ello, y el mismo Lumet insistiría en aquello en Network, su siguiente gran película. Lo mismo Scorsese con Taxi Driver, Norman Jewison con And Justice For All (otra vez Al Pacino) y, aunque desde otra perspectiva, Michael Cimino con El Francotirador (hasta la hija putativa de esta generación, Joker, tocaría la misma tecla cuatro décadas después). Todos son retrato de un país que se golpeó a sí mismo cuando enfrentó a la realidad y fue dándose cuenta de lo que el sueño americano no deja ver del sueño americano.

Dudo que los reales Sonny y Sal lo tuvieran en mente al planificar robar unos cuantos cientos de miles de dólares: que terminarían dando lugar a una gran película y un aún mayor, fiel y cruel retrato de su nación.

****

DOG DAY AFTERNOON

Director: Sidney Lumet

Intérpretes: Al Pacino; John Cazale; Charles Durning; Chris Sarandon; Penelope Allen; Sully Boyar; Carol Kane; Lance Henriksen

Drama/Policial

1975

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los otros Batman

Cierto, todos estamos ansiosos por conocer al sucesor de West, Keaton, Kilmer, Clooney, Bale, Affleck y Pattinson…bueno, al que paralelamente con Pattinson vestirá el traje de murciélago en el universo DC de James Gunn. Especulaciones van o vienen y hasta en este tugurio hemos caído en esta tentación.

Sin embargo, un día me puse a pensar en que éstos siete nombres no han sido los únicos que han dado vida a Batman o que en algún momento de la vida han puesto de su parte para que el Señor de la Noche tenga presencia audiovisual, considerando que éste ha tenido existencia en este formato casi desde su origen.

Con semejante currículum, hablar de aquellos que han dado vida al enmascarado, más allá de la actuación cinematográfica, sería un trabajo de tiro muy largo, por lo que nos enfocaremos en aquellos intérpretes de renombre que han dado su voz a Batman en la animación.

-No podemos partir sin mencionar al gran actor de voz de Batman de los últimos 30 años. fallecido en 2022, Kevin Conroy fue la voz del Dark Knight en toda la etapa de Bruce Timm y Paul Dini: Batman The Animated Series (1992-1998) hasta Justice League Unlimited (2001-2008), para retomarlo en la saga de videojuegos Batman: Arkham y en el filme de 2016, The Killing Joke, que lo reunió con sus compañeros de la serie animada Tara Strong (Dios la bendiga) y el gran Mark Hamill.

Identificado como pocos con el personaje, Conroy también interpretó a un ya maduro Bruce Wayne en la versión de la Crisis On Infinite Earths desarrollada dentro del ya extinto universo televisivo de DC o Arrowverse.

-Will Arnett

Actor de vocación por la comedia, rol en que se desenvolvió en la legendaria Arrested Development, y quien diese voz a Bojack Horseman, ha dado voz a Batman precisamente en adaptaciones humorísticas: The Lego Movie 1 y 2 y en la gran The Lego Batman Movie (2017), a estas alturas un filme de culto que va más allá de las bromas (muchas basadas en clichés permanentemente ligados al enmascarado) resultando ser un filme interesante y muy respetuoso de su canon.

­-Keanu Reeves

Johnny Utah, Ted Logan, John Harker, Jack Traven, Neo, John Wick, Duke Caboom…y en 2022 agregó a la lista de sus personajes bacanes ni más ni menos que a Batman, en Liga de Supermascotas. Como la película no se enfoca en los personajes humanos, su intervención es breve…pero intensa. Obvio, es Keanu.

-Ethan Hawke

Imagina que el universo de Cars se cruza con el de Batman. El resultado es Batwheels (2022-actualidad), una serie animada para preescolares basada en las aventuras del Batmobile y del resto de vehículos de la Batfamily (y de algunos de sus villanos también). Una vez más, Batman y los personajes humanos están en segundo plano, pero en las escasas apariciones del Caballero Oscuro, su voz es la del actor recordado por muchos como el galán no mainstream de los ’90 (gracias a joyas como Reality Bites o la saga Antes de… junto a Julie Delpy).

-Luke Wilson

El más reciente de los “otros” Batman debutó a fines del 2023 en la entrañable Merry Little Batman. Wilson debe ser, después de Arnett, el actor que más tiempo pasó dándole la voz a Batman en producciones de este tipo, porque aunque el gran protagonista de esta película es Damian Wayne, Batman tiene mucho más presencia que en los casos anteriores.

¿Se acuerdan de algún otro?

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el crecimiento de una nación

Corre el año 1901. En la región de Tierra del Fuego, en el extremo sur de Chile, el estanciero José Menéndez (Alfredo Castro) busca ampliar sus ya extensos territorios hacia el Atlántico, por lo que encomienda a Mac Lennan (Mark Staney) un retirado soldado inglés, Bill (Benjamin Westfall), mercenario estadounidense, y Segundo (Camilo Arancibia), un trabajador mestizo, para recorrer en terreno, la posible ruta.

Lo que a este trío de expedicionarios tocará atravesar en este viaje, marcará de manera indeleble sus destinos…

Fue cosa de ver nuestra presencia en los premios Goya y Platino, e incluso las nominaciones y prenominaciones al Oscar para ver el buen momento por el que pasa nuestra industria audiovisual. Y aunque los logros de La Memoria Infinita y El Conde acaparaban los titulares, injusto sería dejar afuera a Los Colonos, sólo porque le faltó un empujoncito para llegar más arriba.

Con empujón o sin él, lo cierto es que el filme de Felipe Gálvez es un trabajo que hay que agradecer, desde varios aspectos. El primero de ellos es haber hecho algo por lo que he abogado por años: el aprovechar el vasto e impresionante paisaje natural chileno como locación. Pocas veces se le ha sacado tanto partido a nuestra “loca geografía” como lo que se hace en este trabajo.

Segundo, agradecer por rescatar un episodio de nuestra historia que no siempre se cuenta…o se cuenta pero sin todos sus pros y contras, como fue la expansión del país hacia el extremo sur, sin importar el costo (especialmente humano) del proceso, que desembocó en la extinción de los pueblos originarios de la Patagonia.

El que no fue asesinado fue vendido como esclavo o expuesto en zoológicos humanos (para terminar muriendo igual por las infrahumanas condiciones de vida en que terminaban viviendo). Bueno, toda esta matanza empieza con los estancieros ganaderos que, con el visto bueno estatal, ampliaban sus dominios para hacer patria.

¿Por qué sabemos poco de esto? Quiero creer que porque la noticia principal estaba en la Pacificación de la Araucanía, otro proceso efectuado unos pocos años, que de pacífico tenía sólo el nombre.

Ahora bien, salvo por un par de secuencias puntuales, Gálvez evita que su filme, caiga en la violencia gráfica gratuita (pudo haberlo hecho, pero hubiera sacrificado ese aspecto de la historia que sí le interesaba), y opta por enfocar el proceso en el trío protagónico de esta…porque hay que llamarla de algún modo…epopeya, para tratar de entender qué es lo que puede llevar a un hombre a quitarle la vida, no a uno, sino que a comunidades enteras, sin sentir remordimiento alguno.

Dos de ellos ya saben lo que es quitarle la vida a otro, uno por deber, el otro casi por el gusto de hacerlo. Y un tercero, forzado a convertirse en cómplice pasivo de la destrucción de su propia gente. Ello, sumado a tener que recorrer un territorio inhóspito, extremo, en condiciones que desesperarían a cualquiera, y ni siquiera por su propio beneficio, sino para alguien que está cómodamente sentado en su salón, mientras ellos caminan por el borde, es para deshumanizarse.

Cinta que bebe mucho del western (estética, conceptual y hasta musicalmente), Los Colonos es un aporte no sólo como ejercicio cinematográfico, sino también por su osadía al tratar un vergonzoso momento histórico que hasta los mismos eruditos prefieren obviar. Por algo será.

***1/2

LOS COLONOS

Director: Felipe Gálvez

Intérpretes: Mark Stanley; Benjamin Westfall; Aldredo Castro; Camilo Arancibia; Sam Spruell; Marcelo Alonso

Western/Aventuras/Drama histórico

2023

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subiendo bien alto la vara

Aunque se resiste a creer que es el Muad’Dib anunciado por una antigua profecía, Paul Atreides (Timothee Chalamet), Duque de Atreides, refugiado junto a su madre Lady Jessica (Rebeca Ferguson) en el planeta Arrakis, se ha convertido en un referente dentro de la comunidad Fremen que los ha acogido, y en un destacado combatiente contra las fuerzas de los Harkonnen, la casa gobernante de Caladan, que persigue el dominio total de este mundo, para sorpresa del Barón Vladimir (Stellan Skarsgard), usurpador del gobierno tras provocar la caída de los Atreides.

Al mismo tiempo, Paul sigue experimentando visiones y sueños que le aclaran su rol en este conflicto, sospechando de una conspiración muy superior a lo que se ha visto a esta hora, que tarde o temprano llevará a una inevitable guerra a gran escala…

Oppenheimer, con sus tres horas de una complejidad mayor a la del estreno promedio, hizo 700 millones de dólares. Pobres Criaturas, con todas sus excentricidades, hizo cien millones convirtiéndose en un inesperado éxito de taquilla. y Duna Parte 2, con sus 190 millones de costo, los recuperó en sus primeros días de exhibición y está cerrando su pasada por salas, bordeando los 700.

La gente no estaba aburrida de ir al cine. Estaba aburrida de ver siempre lo mismo y quería otro tipo de historias. O al menos, otra manera de contarlas.

Sucede que por mucho que la historia del conflicto por el control del planeta Arrakis, escrita por Frank Herbert durante los años ’60 haya sentado las bases de lo que conocemos como space opera y muchas historias posteriores hayan bebido de ella (si, también esa que transcurre en una lejana galaxia), Duna está muy lejos de seguir las fórmulas o estructuras que han definido audiovisualmente este subgénero, y su director Dennis Villeneuve, al igual que en el primer filme estrenado en 2021, opta por aquella forma de contar la historia que más le acomode a la historia, arriesgando perder espectadores en el proceso.

No me digan que no es así. Sé de gente que no le gustó la primera película y no ha querido apostar por ésta precisamente porque “dura como tres horas y en dos y media no pasa nada”. Suerte que es un sector minoritario.

Parte uno o dos o las que sean (sabemos que Villeneuve tiene en mente una trilogía, y es un hecho que habrá tercera parte), pensar que en Duna no pasa nada, es un error. Siempre está pasando algo, aunque sea en una mera conversación, o en una ensoñación que viva alguno de los personajes. Y si digo siempre, es porque todo suma para el desarrollo del relato y su debido entendimiento.

Ahora, si bien estructuralmente Villeneuve opta por salirse del estándar a la hora de contar la historia (recuerdo haber definido la primera parte como un “blockbuster sin serlo”, y aquí sucede lo mismo), Duna no deja de ser una épica en que van de la mano la lucha por el poder con la evolución del personaje llamado a ser el gran protagonista de esta epopeya (y no sólo Paul Atreides, hay un par de coprotagonistas por ahí que también crecen una enormidad en este segundo capítulo).

Villeneuve no desconoce lo anterior, y logra un muy buen balance entre la historia que está contando, en cómo lo está contando, los ritmos y tiempos empleados y en un apartado audiovisual impresionante, ajustado y respetuoso para con el cuento que se nos narra. No se lo devora, como pasa demasiado a nivel de superproducciones, sino que se pone a su servicio, lo que hace que esta secuela esté no sólo al nivel de su predecesora (y mucho más arriba que el promedio de las superproducciones actuales) sino que la supera en unos cuantos escalones.

Christopher Nolan no exageraba cuando decía que esta película era lo mejor que había visto en meses (viniendo del más reciente ganador del Oscar y de todo lo que pudo con Oppenheimer, son palabras que no hay que dejar al voleo), y si bien es muy luego para decir que estamos ante la mejor película del año, lo cierto es que se puso la insignia de candidata de inmediato.

Y si bien esta será de las últimas superproducciones que veremos por un rato (el año 2023 puso mucho más conservadores a los estudios en materia presupuestaria), lo cierto es que da gusto partir el año con una obra como ésta, por sobre la altura de sus expectativas.

Aunque igual es un riesgo que tengamos tan pronto un filme que ponga los estándares para evaluar lo que venga el resto del año tan alto. Para algunas películas de las que vienen, podría ser demasiada presión.

****1/3

DUNE PART TWO

Director: Dennis Villeneuve

Intérpretes: Timothee Chalamet; Zendaya; Rebecca Ferguson; Stellan Skarsgard; Austin Butler; Javier Bardem; Josh Brolin; Florence Pugh; Christopher Walken; Dave Bautista; Lea Seydoux; Charlotte Rampling

Ciencia ficción

2024

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mi aventura con Superman

Reconozco que estas líneas llegan una semana más tarde de lo que debían, ya que el Superman Day, el aniversario del debut de Superman en cómic, y el día en que más se piensa en el Hombre de Acero en el año, fue por entonces.

O eso es lo que nos quieren hacer creer. Si bien no es mi personaje favorito de la cultura pop, yo le tengo harto cariño al boy scout de rojo y azul, y harta gratitud (sin Superman, no hay superhéroes) así que no voy a limitarme a recordarlo sólo un día al año. además, luego de ver el muy buen debate registrado en el gran canal de Youtube de Javi Olivares, La Botella de Kandor (de verdad, visítenlo) tomé nota de los puntos que trataron y me dije “esto hay que hacerlo!”. Así que vamos.

1 Mis tres historias favoritas de Superman

-El Hombre de Acero (John Byrne, 1986):

El reinicio del mundo de Superman tras Crisis On Infinite Earths, y aunque el origen del Hombre de Acero ha sido reescrito más de una vez con posterioridad, esta historia plantea algunos conceptos fundamentales e inamovibles del entorno Supermaniano.

-All Stars (Grant Morrison escribe, Frank Quitely dibuja; 2004-2006)

Evitar que una misión espacial choque contra el sol tiene un alto costo para Superman: la alta radiación a la que se expuso ha reducido su esperanza de vida a un año. Con la muerte siguiéndolo tan de cerca, Superman decide poner en orden los grandes temas de su vida, apelando a su lado más humano. El que no se emociona con esta historia, es de piedra.

-Identidad Secreta (Kurt Busiek escribe, Stuart Immonen dibuja; 2004)

Tus padres se apellidan Kent,vives en Kansas, son fans de un personaje de ficción llamado Superman y no encontraron nada mejor que bautizarte Clark ¿Qué podría pasar? Simplemente vivir una vida extraordinaria, y una de las mejores historias de Superman de toda la vida.

2 Mi escena favorita de Superman

Clark Kent (Christopher Reeve) pasa por el departamento de Lois Lane (Margot Kidder) para llevarla a cenar, momentos después de que Superman haya dejado el lugar. Mientras Lois va por su cartera, Clark se quita los lentes, cambia su postura y su tono de voz y se prepara para revelarle que él es Superman, pero desiste de la idea cuando ella reaparece y retoma su caracterización. Sirva esta escena de Superman The Movie para responder la pregunta de que por qué nadie se ha dado cuenta que Clark y Superman son el mismo tipo.

3 Una Serie de Superman:

Superman and Lois (2021-2024)..o cómo compatibilizar el ser esposo, padre, agricultor y héroe. A poco de iniciar su temporada final, esta debe ser una de las mejores adaptaciones del personaje, y siento que no se le da todo el cariño que merece.

4 Una Película de Superman:

Superman The Movie (1978)..con todo lo que me gusta Man Of Steel (2013) y sintiendo que a Superman Returns (2006) se le castiga más de la cuenta, el primer filme protagonizado por Christopher Reeve fue para el cine de superhéroes lo que el debut del personaje en papel, en 1938, para el género: el que lo inició todo…¡y de qué manera!

5 Un Actor:

Christopher Reeve…me remito al punto anterior. Reconociendo que Henry Cavill lo hizo increíble, y que Tyler Hoechlin es el mejor Superman de la TV, pero…cuando le preguntas a cualquier persona en el mundo por Superman ¿a quien menciona? No más preguntas, su señoría.

6 Un traje:

El de Henry Cavill en Man Of Steel. No sé, me gusta no más.

7 Un villano:

Lex Luthor… cierto que fuera del cómic han usado y abusado de él, y no siempre se le interpreta como corresponde, pero dentro del relato ilustrado, este industrial que daría todo por un poco más, empujado por un ego herido al descubrir que en el mundo hay alguien más querido que él (y que viene desde fuera además) lo lleva a ser el némesis perfecto del hombre de acero.

8 El Mejor Secundario

Martha y Jonathan Kent, Ma’ y Pa’.

Esa agradable pareja de granjeros de Kansas que sin ninguna obligación criaron a este bebé que encontraron en una especie de cuna, al que acogieron como a un hijo propio. Sin ellos, Kal-El nunca habría aprendido a amar la vida ni el valor de la humanidad. Sin Pa’ ni Ma’, no hay Superman y punto.

9 Peor Momento de Superman

Esa etapa del Superman Rojo y Superman Azul que se dio a fines de los 90: a alguien le pareció buena idea dividir a Superman en dos seres eléctricos. La idea no se entendió y murió a los meses.

10 Coleccionable favorito

No colecciono mucho Superman, así que no tengo tanto de donde escoger…pero supongo que me quedo con mi Superman Henry Cavill que sin querer encontré en modo “ahora o nunca” en un local del Persa.

11 Qué espero de Superman para el futuro?

Que el Superman de James Gunn sea un éxito en todos los sentidos posibles, para que así recupere el primer plano que nunca debió dejar.

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felicidad por obligación

Madurar es volver a ver IntensaMente, darte cuenta que Tristeza tenía razón y que Alegría es una megalómana insoportable, una egocéntrica y una dictadora de la #%$&!

No es algo que se me haya ocurrido ahora, sino que lo vengo masticando casi desde la primera vez que vi esta película, hace casi una década, y en lo que he vuelto a pensar ahora que estamos a semanas de que llegue la secuela.

No es que la película me haya dejado de gustar. Sigo pensando que IntensaMente es una película extraordinaria, no sólo por lo entretenida y atractiva que es, sino por la forma didáctica como nos presenta el funcionamiento de la mente humana, especialmente en el campo de las emociones. Sólo que no me olvido que esta es una película de Pixar, estudio que tiene la sana costumbre de plantear ideas a las que darle más de una lectura.

La historia la conocemos (SPOILER ALERT):

Riley, es una niña de doce años cuya vida cambia radicalmente cuando su familia se muda de Minnesota, donde tiene su vida hecha a la perfección, a San Francisco, y las cosas no salen del todo como esperaba. Esto lo vemos en el cuartel central de su mente, donde bajo el mando de Alegría (supongo que por eso de que la antigüedad constituye grado, ya que fue la primera emoción que Riley experimentó al nacer), funcionan las cinco emociones principales que ha desarrollado la niña: Desagrado, Furia, Miedo y Tristeza, emoción que Alegría se ha encargado de relegar a un segundo, tercer o incluso cuarto plano, para asegurarse que Riley siga siendo una niña optimista.

La mudanza y adaptación de Riley a su nueva ciudad no ha sido todo lo fácil que se esperaba y Tristeza siente que tiene que hacer algo al respecto, cosa que Alegría intenta impedir, haciendo que ambas terminen fuera del comando central y causando una serie de desequilibrios en la vida de la niña.

Todo se resuelve cuando Alegría asume que no todo se trata de ella, que la vida se compone de matices y entiende el aporte de Tristeza al desarrollo de la niña. Cuando Alegría deja que Tristeza intervenga en el proceso, haciendo que Riley recupera su equilibrio personal y pueda ver su nueva vida con perspectiva.

Aclaremos algo: todos buscamos ser felices en la vida, es parte de la naturaleza humana, para eso está el hombre en el mundo. Pero eso no debe ser a costa de su propia estabilidad, que es lo que pasa tanto con Alegría como con Riley:  mientras la emoción no puede..o más bien no quiere..asumir  que otros también pueden poner de su parte, la niña está cada vez más cerca de cometer una barbaridad, hasta que, producto de las circunstancias, Alegría cede, deja su egoísmo a un lado y permite a Tristeza ponga de su parte, reestableciendo el buen orden de las cosas y el equilibrio entre las emociones.

Todos queremos la felicidad, pero esta no debe ser forzada. Al obligarnos a nosotros mismos a mostrarnos alegres, aunque por dentro estemos destrozados, sólo nos dañamos más.

¿De qué nos sirve andar con una sonrisa de oreja a oreja, si internamente sólo queremos incendiar todo? Sólo para incendiarnos a nosotros mismos.

Sin desmerecer las buenas intenciones de Alegría, ni lo bien que ha hecho las cosas hasta ahora, sólo cuando deja que Tristeza haga lo suyo, es que Riley se libera de lo que pesa en su consciencia, y puede empezar a ver con claridad.

Tomemos a otros personajes de la cultura pop que se obligan a sí mismos a pasar por felices ante los demás: Mr. Peanutbutter, en Bojack Horseman, o Ned Flanders en Los Simpson. Para todos los demás, andan con una sonrisa permanente, pero llega un momento en que ya no pueden soportarlo más y colapsan. Acuérdense de Huracán Neddy y lo que sucede cuando Flanders deja escapar la rabia que ha reprimido por décadas. (También podemos ver una alusión al tema en La Depresión de Lisa, de la primera temporada).

Si, amigos, el fin último del hombre es la felicidad y ser optimista está bien, pero no olvidemos que ni estamos en un mundo perfecto, ni recorremos un camino fácil, sino uno lleno de obstáculos.

La vida, al fin y al cabo, no se compone de absolutos, sino de matices. Por eso tenemos sólo un blanco, sólo un negro y sí toda una amplia escala de grises. Y por lo mismo, de vez en cuando tenemos esa rabia, esa pena, ese dolor que nos invade, que tenemos que dejar salir si queremos que las cruces que a todos nos toca cargar nos pesen menos.

Ni ser feliz es obligatorio, ni estar enojado es delito, ni estar triste es pecado. Es simplemente ser humano.

Francisco.retamaltorres@gmail.com  @panchocinepata (Ex Twitter, Instagram)

cásese, si puede

La cosa es así: estamos en 1994, y la Academia sólo tiene cinco cupos para la categoría de Mejor Película, por lo que sus criterios para armar esta quina eran mucho más estrictos que ahora. En ese escenario, y para sorpresa de medio mundo, se logra colar un filme no estadounidense, sino británico, y además, una comedia romántica.

¿Cómo se llegó a esta situación? Muy fácilmente, eres una película llamada Cuatro Bodas y Un Funeral, y sin querer, te conviertes en el buque insignia de un subgénero en el que el cine británico se convertiría en escuela con el correr de los años.

No es para extrañarse. Los ingleses tienen una relación con la comedia de larga data. Clásicos como Shakespeare u Oscar Wilde tuvieron algunas incursiones en el tema, y no vamos a preguntarnos a esta altura quienes son Charles Chaplin, Monty Python, Benny Hill, Stephen Fry, Rowan Atkinson o Ricky Gervais. Pero a nivel cinematográfico, recién con el estreno de esta excelente comedia vino a hacer ruido.

Para que tuviésemos cosas como The Full Monty, Notting Hill, Bridget Jones, Love Actually, las adaptaciones de Jane Austen y hasta Harry Potter,  primero hubo que pasar por aquí y entender que los ingleses tienen sentido del humor, y uno muy particular.

Esta es la historia de Charles (Hugh Grant) un simpático joven londinense que junto a un muy surrealista grupo de amigos, acostumbran a ir a las bodas de sus conocidos comunes, en las que al menos uno de ellos sufre algún tipo de chasco…desde llegar tarde, arruinar las fotos, quedar en la misma mesa que gente que te cae mal o a la que le caes peor, u olvidar los anillos de los novios.

En una de aquellas bodas (la primera de las cuatro a que alude el título del filme) Charles conoce a Carrie (Andie McDowell) una atractiva invitada estadounidense que lo conquista de inmediato, al punto de pasar la noche juntos, sin volverse a ver…hasta una siguiente boda.

Ciertamente es la accidentada relación entre Charles y Carrie la columna vertebral de la historia, a la que se acopla el surtido de chistes, anécdotas y situaciones bochornosas que se viven en las distintas bodas, varias de ellas son de las que a todos los que hemos estado en matrimonios, cualquiera sea la ciudad en que el evento suceda o las reglas de trato social, legal o religioso por el que se rijan.

Pero, ojo, no se trata de un festival de anécdotas acompañando a la pareja principal. El trabajo de un Mike Newell que se ha puesto algo irregular los últimos años, pero que por entonces andaba prendidísimo, no descuida a los personajes secundarios (el notable grupo de amigos de Charles) y sus historias personales, y es a partir de estas subtramas que se nos deslizan algunas cuantas reflexiones bastante interesantes acerca de las relaciones y afectos personales, la madurez y las etapas que hay que ir pasando en la vida…y en cómo pasarlas.

Y lo mejor es que no lo hace con esa urgencia por dejar una moraleja que vemos en la gran mayoría de comedias gringas. Nada que ver, en Cuatro Bodas…está ahí, para el que lo quiera tomar o dejar.

Estrenada en abril de 1994, así que por estos días está cumpliendo sus tres décadas (echo de menos ver alguna edición conmemorativa, pero en fin), Cuatro Bodas llegaría por acá durante el tercer trimestre y fue una de las sorpresas en taquilla de ese período, en un medio acostumbrado a mandar al cine no hollywoodense al circuito alternativo (emulando, en cierto modo, lo ocurrido con Antes del Amanecer, otro filme clave de ese año) y aprovechando el vuelo que el auge del brit pop estaba dando a la influencia de la cultura british alrededor del mundo.

Cierto, no tuvo oportunidad con Forrest Gump (y Pulp Fiction, Quiz Show y Sueños de Libertad eran competencia dura), pero dejó claro que no era ni por si acaso un mero título agregado para completar la lista, sino que era apenas la punta de un fenómeno que se venía imparable.

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FOUR WEDDINGS AND A FUNERAL

Director: Mike Newell

Intérpretes: Hugh Grant; Andie McDowell; Kristin Scott Thomas; John Hannah; Simon Callow; Charlotte Coleman; David Bower; James Fleet; Rowan Atkinson

Comedia romántica

1994

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el patrón del bar

Elwood Dalton (Jake Gyllenhaal) otrora una reconocida estrella dentro de las artes marciales mixtas, busca una vida tranquila, lejos de la violencia, por lo que acepta un trabajo como encargado de seguridad en un bar de Los Cayos, Florida.

Un trabajo aparentemente rutinario, consistente en corretear borrachos, pendencieros y clientes a punto de sobrepasarse, pero no tardará en darse cuenta que su trabajo exigirá algo más que darle una buena sacudida a unos cuantos.

No pensaba escribir de Road House, pero hay por ahí unos cuantos detractores a los que se les ha pasado un poco la mano. Entiendo que les pueda gustar más la original, de 1989, con el recordado Patrick Swayze en el rol principal (el factor emotivo es demasiado potente aquí), pero tampoco es para prender las antorchas que he visto portando a algunos.

Lo digo, porque yo al menos me divertí bastante con esta versión de 2024, partiendo de la base que es un filme de aquellos que se puede ver en que no te apetece otra cosa que ver algo de acción, con chistes, combos, un malo bien malo y un bueno no tan bueno, pero dispuesto a hacer lo que hay que hacer cuando se necesita que alguien haga lo correcto.

Esta versión no viene a revolucionar nada, sólo a hacer pasar un rato entretenido, y lo logra, nada más y nada menos. Si quisiera ver historias realmente trascendentes de gente buena para los combos buscando redención, me sentaría a ver Toro Salvaje, o cualquiera de la Rocky, y no esto (aunque tiene algo de ese espíritu), pues eso que me dan aquellos clásicos, no me lo da este filme de Amazon. Tampoco se lo estaba pidiendo.

Y aunque sé que esto me hará impopular, algo que a estas alturas ya me pasa por el lado, pero la de 1989, más allá de la buena que le teníamos a Swayze, que por entonces pasaba un muy buen momento en su carrera (venía de Dirty Dancing, iba para Ghost y poquito más allá estaba Punto de Quiebre), también era lo mismo: película de fin de semana para disfrutar un rato, a costa de las narices y huesos de los chicos malos de turno.

Si quieren enojarse con alguien, tomen a los que hicieron esa infumable secuela (del tipo “hagámosla o perdemos los derechos) que hicieron a mediados de la década del 2000. Como he dicho en otras reseñas, este filme no tiene la culpa y yo sólo estoy llamando a ver las cosas con perspectiva.

Esta película debe gran parte de su funcionamiento a un Jake Gyllenhaal que no tiene complejo alguno en pasar de obras mayores (Zodiac, Prisoners, Enemy, Source Code, Brokeback Mountain, Jarhead) a uno que es un festín para los fanáticos de resolver las cosas a mangazo limpio. Gyllenhaal no sólo tiene un amplio registro actoral como para ejecutar una interpretación como ésta, sin perder la dignidad, sino también la disposición a divertirse haciendo cosas como ésta.

No se tome este texto como una apología a las malas películas. En primera, porque como he dicho antes Road House modelo ’24 está lejos de serlo. En segunda, porque de vez en cuando viene bien no pedirle a algunas cosas más allá de lo que pueden dar, y en el caso de este remake, cumple lo que ofrece.

(Y si alguien en este mundo aún es capaz de ser indiferente a Daniela Melchior, dése con un ladrillo en la cabeza)

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ROAD HOUSE

Director: Doug Liman

Intérpretes: Jake Gyllenhaal; Daniela Melchior; Billy Magnussen; Connor MacGregor; Jessica Williams; Joaquim De Almeida; Post Malone

Comedia/Acción

2024

Francisco.retamaltorres@gmail.com  @panchocinepata (Ex Twitter, Instagram)

lo que esperas de lo que no pediste

Tras sufrir un accidente laboral, la auxiliar paramédico Cassandra ‘Cassie’ Webb (Dakota Johnson) comienza a tener visiones de hechos que sucederán en un futuro cercano, sin que pueda explicar científicamente este fenómeno.

Mientras busca alguna respuesta entre los apuntes de su madre, investigadora fallecida durante una fallida expedición al Amazonas, percibe que la vidas de tres adolescentes, que no se conocen entre sí ni conoce ella, están en peligro…

No creo que sea casualidad que Madame Web¸ primer filme del año perteneciente al SpiderVerso sin Spiderman que Sony lleva tratando de armar desde hace un tiempo, transcurra precisamente en 2003, ese lejano año en que el cine de superhéroes no tenía los parámetros que tiene ahora (ni existían las redes sociales ni el pseudocrítico/fan tóxico surgido al alero de las mismas). En ese año, una película como ésta hasta podría pasar por…pasable.

Era un año en que el espíritu del cine de superhéroes no se basaba en otra cosa que en hacer películas para no perder las licencias. De repente, si el azar hacía de las suyas, salía algo bueno (por cada X Men 2000 o Spiderman de Sam Raimi venía una Catwoman, una Elektra, en fin). En 21 años, lo cierto es que los estándares han cambiado y un filme como éste, no puede sino considerarse flojo, predecible, innecesario (excepto para Sony, estudio empeñado en insistir en ese gallito sin sentido que cree mantener con Marvel Studios por los derechos del universo arácnido).

Se nota el poco cariño puesto al hacer este filme, y demasiado. Tomas un personaje recurrente en los cómics del Trepamuros (personaje interesante, pero no tanto como para darle un filme entero de protagonista) añade un trío de protagonistas que supuestamente serán grandes heroínas en el futuro, pero entre que se nota que su añadido es sólo para captar al espectador libidinoso (las cosas como son: Sidney Sweeney es la sex symbol de la generación tiktok), y que como personajes resultan ser un grupo de mocosas irritantes que más que dejar a la protagonista de mentora resulta ser no más que su niñera. Ello ciérralo con un villano imposiblemente más genérico.

La mezcla nunca termina por cuajar.

Con todo lo que esta película tiene en contra, es una de esas películas que por muy mala que sea de vocación, no es de esas que te dejan con rabia de que sean tan malas. Eso es para aquellas que teniendo todo para ser buenas películas, terminan siendo la porquería que fueron (si, Wonder Woman 84, hablo de ti). Con Madame Web no sucede, simplemente porque es un filme que no pedimos, ni necesitábamos ni, en consecuencia, tampoco esperábamos mucho..

No es culpa de Madame Web que la hayan hecho con tan poca voluntad, así que enfoquemos bien el odio. Por demás, más allá de la hora y cincuenta que nos hizo perder, tampoco es que hayamos sufrido un daño irreparable.

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MADAME WEB

Director: S.J. Clarkson

Intérpretes: Dakota Johnson; Sydney Sweeney; Isabela Merced; Celeste O’Connor; Tahar Rahim; Adam Scott

Superhéroes

2024

Francisco.retamaltorres@gmail.com  @panchocinepata (Ex Twitter/Instagram)

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