Ha pasado un año desde que la familia Spengler se ha mudado a Nueva York para retomar la actividad de los Cazafantasmas. Sin embargo, pese al servicio que prestan, su inexperiencia hace que la opinión pública los mire con desconfianza, y para evitar que el ayuntamiento los clausure por emplear a una menor de edad, deciden marginar de la actividad a Phoebe (Mckenna Grace), la entusiasta refundadora de la oficina.
Por esos días, llega a las manos de Ray Stanz (Dan Aykroyd), ex Cazafantasmas y ahora dedicado al estudio de las ciencias ocultas, un antiguo orbe de lata, vendido por un desconocido necesitado de dinero, y tras examinar las inscripciones grabadas sobre la pieza, intuye que una serie de terribles eventos está a punto de desatarse…
Hace tres años estábamos celebrando que Ghostbusters: Afterlife hubiese logrado lo que no pudo la última trilogía de Star Wars, ni Jurrasic World, ni mucho menos Matrix Resurrections: iniciar una nueva etapa en su historia fílmica introduciendo personajes nuevos, contando con, por así decirlo, la bendición de sus personajes originales, cosa que hizo posible que nuevos fans descubrieran esta franquicia, manteniendo a la vez contentos a los de siempre.
Eso que fue una de las virtudes en la anterior película, en esta cuarta entrega canónica de este universo, Cazafantasmas: Apocalipsis Fantasma, termina sintiéndose un lastre.
Vamos viendo. Aclarando desde ya que este nuevo filme en líneas generales me gustó, no es menos cierto que la obra presenta algunas fallas estructurales que si bien no van a causar un desastre, si la dejan bastante expuesta a terminar viviendo uno, del cual puede que salga con vida, pero no precisamente indemne.
Y tiene que ver precisamente con la dependencia de este filme para con los Ghostbusters originales. Cierto, su inclusión era necesaria para que Afterlife funcionara bien, dándole el visto bueno a sus sucesores. Y tampoco hubiese sido un problema si había referencias, algunas más sutiles que otras, a los personajes que Bill Murray, Dan Aykroyd, Annie Potts y Ernie Hudson. Referencias, ojo, y con eso todo bien. Al final, uno de los ganchos de filmes como éste es el fan service.
El problema de este cuarto filme es que una parte no menor de éste descansa en los hombros de estos personajes, en secuencias que hubiesen estado muy bien como cortos para acompañar la edición física o para lanzarse on line en paralelo al filme, pero dentro de la película, su aparición se siente forzada, incómoda y restándole protagonismo a sus sucesores, a los que también suceden cosas necesarias de contarse.
A veces hay que dejar que los hijos vuelen sólos, ¿no creen?
De los personajes aún más nuevos que se pretende introducir, mejor ni hablar. Pareciera que hubiese una competencia tácita entre ellos por quien aporta menos.
Eso, más una cuota de sobreexplicación, son factores que se sienten sobrantes y que inciden en bajarle los bonos a una producción que, de haberse tratado con un poco más de cariño, el que le hubiesen dado sus responsables originales (sólo Aykroyd sigue en el equipo, tras las partidas de Harold Ramis y Ivan Reitman, y la salida de Jason Reitman, director de Afterlife, del proyecto), se bastaba a sí misma.
Repito, que está bien, está muy lejos de ser el desastre que algunos reseñaron en ciertos espacios sólo por unos likes más (la nostalgia y el hate se parecen en algo: en lo bien que venden), pero queda la sensación de que tenía todo para ser más grande.
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GHOSBUSTERS: FROZEN EMPIRE
Director: Gil Kenan
Intérpretes: Mckenna Grace; Finn Wolfhard; Carrie Coon; Paul Rudd; Logan Kim; Celeste O´Connor; Kumanil Nanjiani; Patton Oswalt; Emily Alyn Lynd; Dan Aykroyd; Annie Potts; Ernie Hudson; Bill Murray
Aventuras
2024
Francisco.retamaltorres@gmail.com @panchocinepata (Ex Twitter, Instagram)