la voz que no quiso serlo

Estoy seguro que lo último a lo que aspiraba Kurt Cobain era convertirse en la voz, el rostro y el icono de una generación. El sólo había tomado su guitarra para tocar lo que le salía de adentro, para sacarse toda la rabia, el dolor, la frustración acumulada, desahogarse en el fondo de las vicisitudes de una vida dañada.

Pero lo fue: como guitarra, voz y compositor principal de Nirvana se convirtió en el rostro de una generación que lo necesitaba, al mismo tiempo que se alzaba como en la banda insignia de un estilo de hacer música que, en los apenas cinco años que alcanzó a vivir la banda, discográficamente hablando (empezó con Bleach, en 1989 y terminó con In Utero, en 1993), cambió la escena rockera en 180 grados.

Fueras o no fan de la banda o del propio Cobain, fue un referente fundamental para una generación completa.

Lo fue aunque no quiso serlo, pues…¿cómo puedes ser la voz que tu generación quería, cuando apenas podías sacarla por ti mismo?

Demasiadas veces escuchamos All Apollogies por esos días, llegando a cansar incluso a los que éramos fans de Nirvana, siendo quizás una señal que no supimos entender, pero con el correr de los años sí lo hicimos…aunque ya era tarde.

Fue demasiada presión en muy pocos años de vida, y aún menos tiempo como figura pública e ícono pop. Lo hubiésemos entendido así, quizás lo habríamos perdonado.

O le habríamos pedido perdón. O simplemente, le hubiésemos dicho que nadie tenía que pedirle perdón ni perdonar a nadie.

Por el contrarIo, Kurt Cobain lo pagó, y caro, un día como hoy hace 30 años.

Un día en que muchos llevábamos nuestras vidas como si nada (yo terminaba mis primeras dos semanas de clases de primer año de universidad…manerita de empezar), hasta que lo escuchamos en la radio, o lo vimos por televisión. Y a muchos, cual más cual menos, algo se nos rompió. Y es que Cobain siempre estuvo cerca, demasiado como para quedar indiferente.

Francisco.retamaltorres@gmail.com  @panchocinepata (Ex Twitter, Instagram)