niño chocolate

Salió ayer el póster, y creo que también el tráiler, de Dumbo, la versión live-action del clásico de Disney dirigida por Tim Burton. Y prefiero no entusiasmarme tanto. Si bien en las imágenes se ve espectacular, muy probablemente pase lo mismo que ha pasado con, salvo algunos dignos chispazos, el cine de Burton durante la última década.

Me duele decir esto. Repasaba además Miss Peregrine y Sus Niños Peculiares, la última película de Burton a la fecha (2016) y si bien en su momento la pasé bien, ahora con la cabeza más fría me he dado cuenta que sí, tenía algunos momentos muy buenos, algunos cuantos detalles a su favor, pero en lo global, se queda a duras penas en la categoría de “pasable”. Como casi todo lo que ha hecho Burton los últimos años.

Y es algo que me duele decir de Burton. Echando a andar la memoria en reversa, Tim fue el primer director cuya carrera seguí con atención y disciplina. El primer director (casi junto a Tarantino, aunque cuando QT llevaba dos películas, Burton ya había estrenado, en salas chilenas, unas cinco o seis…con Spielberg, Scorsese y Allen el proceso no fue tan rápido, tardío incluso, lo admito..y Kevin Smith aún no era tan accesible en el país) que no dudé en calificar como mi director favorito, gracias a esas películas que me volaron la cabeza, me movieron el asiento o simplemente me zamarrearon la manera de ver el mundo.

Pasar de “películas que me volaban la cabeza” a “películas pasables” es fuerte, y deja una sensación agridulce en el paladar, y en el alma.

Con la sola excepción de Frankenwennie (que a la larga no es sino una versión alargada y mejorada de un antiguo corto de Burton), y quizás Big Eyes, todo lo que ha hecho Burton desde 2007 a la fecha, es material que funciona a la primera, pero cuya resistencia al análisis va disminuyendo en cada revisada..si es que uno en verdad quiere darle otra revisada.

Por eso, no pude evitar repasar la última de sus experiencias live-action que vale totalmente la pena, Charlie y la Fábrica de Chocolates, de 2005.

Sí, si sé que ya he hablado de ella antes (aunque eso fue hace casi ocho años). Y sí, sé que fue bastante vapuleada en la época de su estreno…básicamente, por el hecho de tratarse de un remake de una suerte de vaca sagrada de la cultura popular (la gran película de 1971, aunque suelen olvidar que esta ya era una adaptación del relato de Roald Dahl), pero que, con el correr de los años, uno ha terminado por apreciar que esta versión como una con abundantes valores propios como para destacar por sí misma.

Yo por lo menos la he disfrutado más, con los años.

Ya saben de qué se trata. Aunque han pasado ya muchos años desde su gran reapertura, nadie sabe cómo ni quien hace que la gigantesca fábrica de chocolates Wonka produzca las enormes cantidades de confites que vende alrededor de todos los rincones del planeta.

Cierto día, su propietario, el excéntrico Willy Wonka (Johnny Depp) decide abrir su fábrica al público, para lo cual lanza un concurso: cinco boletos dorados repartidos al azar en sus barras de chocolate, que garantizan la visita de su ganador a las instalaciones de Wonka, y descubrir su funcionamiento, además de un premio sorpresa que entregará a uno de ellos al término del tour.

Cuatro de los cupones van a parar en manos de unos niños realmente irritantes: August, un obeso y glotón niño alemán; Violet, una competitiva y arrogante niña de Atlanta; Veruca, la consentida y malcriada hija de un millonario inglés; Mike un agresivo y sobrealimentado con televisión y videojuegos niño de Denver.

Y el último es Charlie (Freddie Highmore), un niño que vive en la pobreza junto a sus padres (Helena Bonham-Carter y Noah Taylor) y a sus cuatro abuelos, a poca distancia de la fábrica Wonka. Pese a las miserias, Charlie tiene una visión muy optimista de la vida, y desde siempre, ha alucinado con conocer la fábrica, gracias a las historias que su abuelo Joe (David Kelly), alguna vez operario de la misma, le cuenta cada noche.

Comprendo, repito, que haya habido molestia entre el público a la hora de comparar esta versión con aquella protagonizada por Gene Wilder en 1971 (sobre todo después de la mala experiencia que fue el remake de Burton para El Planeta de los Simios cinco años antes), pero creo injustas las comparaciones, considerando que ambas versiones tienen su propio espíritu, sus propias motivaciones, y sus propias maneras de ver el cuento original, de acuerdo al punto de vista de sus realizadores, al entorno, estética y época en que se desenvuelven.

Y dentro de todo, se conserva el espíritu del cuento original: que las buenas acciones se premian. Cuatro de los cinco niños que ganan el boleto dorado pagan por sus malas actitudes, a cada uno le pasa un chasco por tratar de hacerse los listos. Charlie sigue siendo al final del viaje el mismo niño humilde y de buena fe que era al principio de la gira, y se mantiene fiel a sus principios, aunque deba renunciar al premio más grande de todos los tiempos. Y es feliz con eso.

Lo que le permite enseñarle además a Willy Wonka a ser honesto consigo mismo, a enfrentar sus propios sentimientos –y fantasmas- y a encontrar la felicidad en lo que tiene más cerca.

Al final el gran ganador del concurso es el propio Wonka. Si, su satisfacción, su ambición está en ser el mejor chocolatero de todos los tiempos, pero la verdadera felicidad la termina encontrando mucho más al alcance de la mano.

Curioso resulta como un director relacionado a lo largo de su carrera con lo sombrío, haya dado de vuelta un relato tan colorido (aunque sin llegar a los ridículos a los que llegaría, por ejemplo, Meteoro, de lxs hermanxs Wachowski, un par de años después, o el propio Burton en Alicia en el País de las Maravillas, iniciando la década siguiente) y tan optimista.

Sazonado con la muy buena banda sonora a cargo del habitual Danny Elfman (las canciones de los Ooompas Loompas están dentro de los puntos altos de la película), la gran actuación de los niños protagonistas -Freddie Highmore, mucho antes de despertar su instinto asesino en Bates Motel, realmente hace que Charlie nos caiga bien y que querramos verlo ganar…y con los otros cuatro realmente nos tenemos que morder la mano para no mandarles un buen mangazo-, con un Johnny Depp antes que empezara a repetir a Jack Sparrow en todos los personajes que hace-y antes de caer en desgracia-..ah, y los abuelos de Charlie son simplemente encantadores.

Ahh, Tim, si tan sólo te olvidaras un poco de la estética y volvieras a prestar más atención a las historias, y a lo que a través de ellas se busca transmitir, otro gallo te cantaría.

***1/2

CHARLIE AND THE CHOCOLATE FACTORY

Director: Tim Burton

Intérpretes: Freddie Highmore; Johnny Depp; Helena Bonham-Carter; Noah Taylor; David Kelly; Missy Pyle; James Fox; Deep Roy; Christopher Lee

Fantasía

2005

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